“El festival Eureka gira en torno a las oportunidades”: Sebastián Ramírez
La octava edición del Festival de Cine Universitario Eureka irá hasta el 26 de octubre. Hablamos con su director para conocer más acerca de este evento que les da la entrada a los jóvenes que empiezan a hacer películas a la ruta de estos festivales en el país.
Mateo Medina Escobar
¿Qué aspectos le parecieron más importantes al postularse para dirigir el festival?
Primero, decir que el festival es completamente organizado por estudiantes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Por un lado, era entender que los festivales no podían ser solamente una semana, no podíamos activar a la gente durante solo una semana y estar un año completamente muertos. La propuesta fue hacer un plan anual de lo que íbamos a hacer. Además, también los estudiantes van rotando, así que contamos todo el tiempo que hay que estar anunciando el festival. Si bien el evento empieza a tener un público fiel, siempre está llegando gente nueva. También entender el público que teníamos, los estudiantes, que es muy complicado hacer un festival de cine, que además es independiente y experimental, y que logre cautivar a los estudiantes cuando de pronto están pensando en cosas completamente distintas.
¿Cómo está organizada la edición de este año?
Son ocho días de festival, 19 al 26 de octubre. La programación del festival está dividida entre académica y audiovisual. Este año traemos 70 largometrajes y cortometrajes divididos en 10 programas curatoriales. Hay dos competencias: la nacional y la internacional. Tenemos también tres panoramas curados partiendo de la línea curatorial. Hay un foco en festivales, este año es el Festival de Cine de la UNAM de México (Ficunam). Asimismo, tenemos una retrospectiva de la artista colombiana Simon(e) Jaikiriuma Paetau. Tenemos dos programas especiales de internado que son producto de una residencia que hicimos para programadores de cine. Ellos estuvieron durante cinco meses en proceso de formación para programar en salas de cine en festivales. El resultado de esto son dos programas curatoriales que van a estar en la plataforma Retina Latina durante un mes. Estará también el preestreno de una película, que fue una tesis de la Universidad Javeriana, se llama “Lo peor hasta el momento” y estuvo seleccionada en el FICCI.
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¿Además de Bogotá, han llevado el festival a otras ciudades?
En salas vamos a estar en la Cinemateca de Bogotá, la Alianza Francesa, la Biblioteca Nacional, el Centro Ático en la Javeriana, la Universidad Nacional y el Centro Nacional de las Artes. También vamos a estar en Cali, en el Museo La Tertulia, y en Medellín, en el Museo de Arte Moderno (MAM), con proyecciones especiales. En la pandemia crecimos un montón, porque todo fue virtual. Volvimos el año pasado y una de las cosas que sentíamos era que el público también estaba en ciudades como Medellín y Cali. No podían asistir, así que por un lado sacamos programación virtual y más adelante podríamos hacer actividades en estas ciudades durante el año.
¿Por qué es importante un festival de cine universitario?
Yo creo que por varias cosas. En primer lugar, creo que es importante que el cine estudiantil tenga una distribución y comience una ruta de distribución. Muchas veces los cortometrajes universitarios se quedan en los salones y en los discos duros, no salen de un espacio académico. El festival se hace para crear espacios en donde pueda comenzar una ruta de festival, después de que estén en Eureka pueden pasar a estar en muchos otros lugares y ha sucedido con cortos que pasan a agencias de distribución y se empiezan a abrir las puertas. El festival gira en torno a las oportunidades, más que todo los proyectos que están en la selección nacional. Yo creo que el carácter del festival, de que sea universitario, ayuda a pensar en cuál es la mirada que queremos dejarles a los estudiantes. Si bien creo que todos los estudiantes deberían ir a todos los festivales y estar enterados de todo lo que está pasando, es muy chévere hacer una programación que esté pensando en guiar la mirada de los estudiantes y qué podemos desde la academia. Elegimos explorar los ejes temáticos y las maneras de producir, para que haga cuestionar a los estudiantes sobre lo que están haciendo.
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¿Cómo realizan el proceso curatorial?
Cada año hay una premisa curatorial; en esta edición la palabra era “gritar” y desde ahí con el equipo de programación empezamos a hablar de qué era gritar y a pensar en el grito desde lo estudiantil y desde la realización de cine. El año pasado yo les pasé un texto, que era mirar hacia adentro, y desde ahí todo lo que pudiese salir de la introspección. Acabábamos de salir de una pandemia en donde había un montón de películas que hablaban de lo íntimo, de la gente encerrada y de cuestionarnos a nosotros mismos. En esta versión creo que era importante empezar a gritar todo lo que de pronto habíamos callado en el tiempo encerrados. El equipo empieza a aterrizar esas ideas en películas, imágenes y sonidos, y al final ellos son los que terminan redactando los textos curatoriales para la selección.
¿Qué aspectos le parecieron más importantes al postularse para dirigir el festival?
Primero, decir que el festival es completamente organizado por estudiantes de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Por un lado, era entender que los festivales no podían ser solamente una semana, no podíamos activar a la gente durante solo una semana y estar un año completamente muertos. La propuesta fue hacer un plan anual de lo que íbamos a hacer. Además, también los estudiantes van rotando, así que contamos todo el tiempo que hay que estar anunciando el festival. Si bien el evento empieza a tener un público fiel, siempre está llegando gente nueva. También entender el público que teníamos, los estudiantes, que es muy complicado hacer un festival de cine, que además es independiente y experimental, y que logre cautivar a los estudiantes cuando de pronto están pensando en cosas completamente distintas.
¿Cómo está organizada la edición de este año?
Son ocho días de festival, 19 al 26 de octubre. La programación del festival está dividida entre académica y audiovisual. Este año traemos 70 largometrajes y cortometrajes divididos en 10 programas curatoriales. Hay dos competencias: la nacional y la internacional. Tenemos también tres panoramas curados partiendo de la línea curatorial. Hay un foco en festivales, este año es el Festival de Cine de la UNAM de México (Ficunam). Asimismo, tenemos una retrospectiva de la artista colombiana Simon(e) Jaikiriuma Paetau. Tenemos dos programas especiales de internado que son producto de una residencia que hicimos para programadores de cine. Ellos estuvieron durante cinco meses en proceso de formación para programar en salas de cine en festivales. El resultado de esto son dos programas curatoriales que van a estar en la plataforma Retina Latina durante un mes. Estará también el preestreno de una película, que fue una tesis de la Universidad Javeriana, se llama “Lo peor hasta el momento” y estuvo seleccionada en el FICCI.
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¿Además de Bogotá, han llevado el festival a otras ciudades?
En salas vamos a estar en la Cinemateca de Bogotá, la Alianza Francesa, la Biblioteca Nacional, el Centro Ático en la Javeriana, la Universidad Nacional y el Centro Nacional de las Artes. También vamos a estar en Cali, en el Museo La Tertulia, y en Medellín, en el Museo de Arte Moderno (MAM), con proyecciones especiales. En la pandemia crecimos un montón, porque todo fue virtual. Volvimos el año pasado y una de las cosas que sentíamos era que el público también estaba en ciudades como Medellín y Cali. No podían asistir, así que por un lado sacamos programación virtual y más adelante podríamos hacer actividades en estas ciudades durante el año.
¿Por qué es importante un festival de cine universitario?
Yo creo que por varias cosas. En primer lugar, creo que es importante que el cine estudiantil tenga una distribución y comience una ruta de distribución. Muchas veces los cortometrajes universitarios se quedan en los salones y en los discos duros, no salen de un espacio académico. El festival se hace para crear espacios en donde pueda comenzar una ruta de festival, después de que estén en Eureka pueden pasar a estar en muchos otros lugares y ha sucedido con cortos que pasan a agencias de distribución y se empiezan a abrir las puertas. El festival gira en torno a las oportunidades, más que todo los proyectos que están en la selección nacional. Yo creo que el carácter del festival, de que sea universitario, ayuda a pensar en cuál es la mirada que queremos dejarles a los estudiantes. Si bien creo que todos los estudiantes deberían ir a todos los festivales y estar enterados de todo lo que está pasando, es muy chévere hacer una programación que esté pensando en guiar la mirada de los estudiantes y qué podemos desde la academia. Elegimos explorar los ejes temáticos y las maneras de producir, para que haga cuestionar a los estudiantes sobre lo que están haciendo.
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