De “Zoociedad” a “El Paseo”: ¿cómo es el humor colombiano?
En Colombia nos reímos mucho, ¿pero cuáles son las características de nuestro humor? En este artículo abordamos las características principales del humor colombiano. A partir de distintas fuentes, enumeramos las opiniones de expertos sobre la importancia del humor en el país: principalmente, que hace más llevadera la densa realidad y sirve como desfogue. Tras ese marco teórico, citamos tres ejemplos de humor a través de material del Archivo Señal Memoria: Dago García explica el humor de clase media que es la base de sus películas, Pepe Sánchez presenta el piloto de Romeo y Buseta y, finalmente, con Zoociedad vemos a los políticos en plastilina.
Santiago Cembrano - Señal Memoria
En 1996, el escritor colombiano Mario Jursich, que entonces trabajaba en la editorial Tercer Mundo, le propuso a su jefe hacer una antología de chistes sobre el expresidente Julio César Turbay. Así lo recuerda en su ensayo “El poder de la gramática”, que hace parte del libro Crecer a golpes, editado por Diego Fonseca. Jursich luego sobre el paso de presidentes letrados e intelectuales como Rafael Núñez a gobernantes como Turbay, que provocaba chistes por su supuesta falta de inteligencia. El libro no llegó a ser publicado, pero es elocuente que en la época del Estatuto de Seguridad y múltiples violaciones a los derechos humanos, una gran respuesta generalizada de la población fuera burlarse de su máximo mandatario. Jursich cita muchos chistes, leamos uno: “Va Turbay en la limusina de la presidencia y de pronto el chofer le dice que tienen un pequeño problema. ‘Presidente, ¿por favor se puede bajar a ver si las luces estacionarias están bien?’ Y él se baja y responde: ‘Sí. No. Sí. No. Sí. No’”.
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En 1996, el escritor colombiano Mario Jursich, que entonces trabajaba en la editorial Tercer Mundo, le propuso a su jefe hacer una antología de chistes sobre el expresidente Julio César Turbay. Así lo recuerda en su ensayo “El poder de la gramática”, que hace parte del libro Crecer a golpes, editado por Diego Fonseca. Jursich luego sobre el paso de presidentes letrados e intelectuales como Rafael Núñez a gobernantes como Turbay, que provocaba chistes por su supuesta falta de inteligencia. El libro no llegó a ser publicado, pero es elocuente que en la época del Estatuto de Seguridad y múltiples violaciones a los derechos humanos, una gran respuesta generalizada de la población fuera burlarse de su máximo mandatario. Jursich cita muchos chistes, leamos uno: “Va Turbay en la limusina de la presidencia y de pronto el chofer le dice que tienen un pequeño problema. ‘Presidente, ¿por favor se puede bajar a ver si las luces estacionarias están bien?’ Y él se baja y responde: ‘Sí. No. Sí. No. Sí. No’”.
Daniel Samper Ospina dice que para los colombianos el humor es una manera de resistir: la realidad política es tan espesa que el humor la hace soportable. Carlos Mario Aguirre, fundador del grupo de teatro El Águila Descalza, explica que en el oficio del humor no se deben crear personajes para que sean cómicos, pues eso deviene fácilmente en estereotipos, sino concentrarse en situaciones que generen la comedia. Mauricio Navas sostiene que el humor es importante para los colombianos porque abre una salida a las tensiones: lo que hace reír es la angustia; Antonio Sanint está de acuerdo y habla de cómo los comediantes dan alivio: a la audiencia le quita un peso de encima saber que sus penas no son únicas.
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Sigamos. Suso ‘el Paspi’ añade que el humor que le interesa es el que explora la condición humana. Por otro lado, el cineasta Dago García plantea que en el humor colombiano —ese que se alimenta de la exageración barroca, de lo caraicaturesco— le gusta trabajar con personajes extremos, cuya extremismo es la causa de su carácter de comedia; se puede entender, incluso, el humor como la fórmula de tragedia + tiempo, por eso uno ríe de lo que antes lloró. Y García propone un elemento adicional: el humor convive con el olvido como herramienta con la que los colombianos alcanzamos la felicidad.
Estos análisis —que hacen parte del primer capítulo de la serie documental de RTVC República de Comedia, presentada por Andrés López— nos empiezan a acercar a la pregunta de qué define al humor colombiano. La pregunta tiene un gran peso: en ese episodio, Eduardo Arias plantea que el humor funciona como un documento importante incluso para los historiadores; esos chistes sobre Turbay de los que hablaba Jursich nos cuentan lo que queda en los márgenes de los relatos oficiales o más serios, pero son vitales para sentir el pulso de la sociedad colombiana de hace cincuenta años, por ejemplo. O sea que hay pocos temas más serios que el humor, que el crítico y profesor Ómar Rincón describe como un acto de inteligencia, un encuentro con el otro; por eso Rincón critica el chiste fácil y tonto, muchas veces discriminador, y aboga por el humor que nos permite pensarnos: el que hacen los que ya mencionamos, y también Eduardo Arias y Karl Troller, Martín de Francisco y Santiago Moure, o Jaime Garzón.
Continuemos con nuestra exploración del humor colombiano y sus características a través de tres ejemplos del Archivo Señal Memoria.
Dago García
Empecemos con Dago García, que ha provisto de risas a los colombianos por décadas a través de las películas que ha dirigido, escrito y producido: La pena máxima (2001), Te busco (2002), El carro (2003), La esquina (2004), Muertos de susto (2007), Ni te cases ni te embarques (2008) y la saga de El paseo. En 2016, García habló con Deysa Rayo de El Atardecer sobre el humor en el cine colombiano, ese género que más atrae a los espectadores del país a las salas y teatros. “La risa nos reconforta con la vida”, explica García como respuesta. Luego profundiza en cómo la clase media, esa en la que se concentran sus obras, vive la nacionalidad con intensidad, por eso las comedias que la retratan permiten analizar al país. Escúchenlo ustedes mismos.
Romeo y Buseta
Uno de los hitos más importantes del humor en la televisión colombiana es la telenovela Romeo y Buseta, emitida entre 1987 y 1992. Creada por Pepe Sánchez, cuenta la historia de William Guillermo (Luis Eduardo Arango), un busetero: su vehículo es el escenario en el que las costumbres bogotanas se reflejan, con la calles del barrio San Marcos y su ritmo como trasfondo. Según Señal Colombia, por la mano experta de Sánchez, que supo imprimirle ese toque cómico característico; por el crisol cultural que es Bogotá, narrada con agudeza en esta novela; por su elenco de lujo (Jorge Velosa, Vicky Hernández y Cristina Penagos, entre otros); por su sabiduría popular; y por ser una máquina del tiempo, siempre es bueno volver a Romeo y Buseta, que en principio se iba a llamar Romeo motorizado. Para entender la idea original de la novela, escuchemos cómo Sánchez presentó el argumentó del piloto.
Zoociedad
Finalmente, llegamos a Zoociedad, el programa dirigido por Jaime Garzón que entre 1990 y 1993 se rió de la política nacional.Con Karl Troller y Eduardo Arias en la sala de escritura, Zoociedad tenía ese toque fino para hacer reír con elegancia y gracia. Además, con la animación de stop motion en plastilina, personajes como Gabriel García Márquez, Piedad Córdoba, Álvaro Gómez, Horacio Serpa y el entonces presidente César Gaviria interactuaban y abrían ángulos para pensar lo que pasaba en la Casa de Nariño, el Congreso y alrededores. A ver a quién logran identificar en este fragmento de 1991.
*Texto Cortesía de Señal Memoria, la estrategia de salvaguarda de RTVC Sistema de Medios Públicos.