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“El origen de las especies” y el aterrizaje de un cine transfuturista

La película de ciencia ficción experimental se estrenó el pasado 18 de junio en salas de cine. Las directoras de la cinta Tiagx Vélez, Juliana Zuluaga Montoya y Analú Laferal hablaron para El Espectador.

29 de junio de 2024 - 11:29 p. m.
La película es una propuesta compuesta de imágenes de archivo y un montaje poco convencional.
La película es una propuesta compuesta de imágenes de archivo y un montaje poco convencional.
Foto: Cortesía

“Después de atravesar el cosmos, viajando al interior de gélidas rocas de hielo, una nueva especie cambia el rumbo del planeta azul, cuando millones de estas, impactan en la vastedad de la tierra”, se lee en la sinopsis de la película “El origen de las especies”, un trabajo que viene del colectivo Crisálida Cine. La cinta es un acercamiento distinto al audiovisual y nace de la idea de creación con visión transfuturista.

Para entender la película hay que primero entender el origen del colectivo del cual hacen parte Tiagx Vélez, Juliana Zuluaga Montoya y Analú Laferal, las directoras de la cinta, y que hablaron para este medio. “El proceso de Crisálida ha hecho parte de algunas búsquedas en donde nos hemos encontrado con una apuesta por cómo pensar el lenguaje, lo queer y lo trans. No solamente desde los ejes temáticos, sino también desde lo formal. Lo queer puede ser una apuesta por la forma en que concebimos el cine y por supuesto también en cuanto a los modelos de producción que ejecutamos o que esperamos para llevar a cabo con nuestras películas y distintos procesos. En esa medida hemos intentado explorar un cine que sea más horizontal, más colectivo”, cuenta Vélez.

La película nació de un proceso no convencional en donde se exploraba el audiovisual desde perspectivas como el posthumanismo. “Nosotras llevamos más o menos cinco años filmando materiales y obras con una pregunta sobre qué pasa si se acaba la humanidad, qué viene, cómo nos relacionamos con este mundo, con las otras especies y entre nosotras”, explica Zuluaga.

Las tres creadoras hicieron un prólogo, capitularon y plantearon un orden y una experiencia a partir de los materiales que ya tenían. “También se relaciona con una pregunta que hemos tenido por la producción de imágenes y sonidos, donde también hacemos el reciclaje de este material”, agrega una de las directoras de la cinta.

“Intentábamos pensar las posibilidades de crear una ciencia ficción transfuturista y mutante, donde el experimento fuera vital para conseguir la película desde nuestro propio lugar de enunciación. Eso nos posibilitó pensar en cómo crear imágenes y construir sonidos que pudieran evocar esas posibilidades estéticas. El resultado, no solamente de nosotras, sino también del resto de compañeras, fue una forma que refleja ese espíritu inicial del colectivo, con el cual la película también nació”, explicó Vélez.

Por su lado, Analú Laferal contó que la película fue experimento colectivo desde el inicio. “Nos sentamos hace cinco años a decir vamos a hacer algo juntas, que dirijamos las tres. Que fuera un largometraje fue sucediendo en el camino con los distintos momentos que van proponiendo la financiación y las exploraciones individuales. Más adelante fue mirar en retrospectiva y comprender que ahí había un largometraje”, concluye.

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