“El reino de Kensuke”, cuando la animación cruza las barreras del idioma
La película animada, basada en la novela de Michael Morpurgo y que cuenta con Cillian Murphy, Sally Hawkins y Ken Watanabe en su elenco de voces original, se estrenó el jueves pasado en salas de cine. La cinta hizo parte de la Competencia Oficial del Festival de Annecy en 2023. Los directores Neil Boyle y Kirk Hendry hablaron para El Espectador.
Mateo Medina Escobar
Los creadores de la película “El reino de Kensuke” llevaron a cabo gran parte de su etapa de producción durante la pandemia. Sally Hawkins (La forma del agua), Raffey Cassidy (El sacrificio de un ciervo sagrado) y Aaron MacGregor grabaron las voces de sus personajes en un estudio en Londres (Inglaterra), pero el actor Cillian Murphy, ganador del premio Óscar por su protagónico en “Oppenheimer”, tuvo que trabajar desde Dublín (Irlanda) y el japonés Ken Watanabe dio su voz desde Tokio.
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Los creadores de la película “El reino de Kensuke” llevaron a cabo gran parte de su etapa de producción durante la pandemia. Sally Hawkins (La forma del agua), Raffey Cassidy (El sacrificio de un ciervo sagrado) y Aaron MacGregor grabaron las voces de sus personajes en un estudio en Londres (Inglaterra), pero el actor Cillian Murphy, ganador del premio Óscar por su protagónico en “Oppenheimer”, tuvo que trabajar desde Dublín (Irlanda) y el japonés Ken Watanabe dio su voz desde Tokio.
Mientras viajaba en un barco con su familia, una tormenta empuja de la embarcación a Michael (MacGregor), un niño de 11 años. Su padre (Murphy), su madre (Hawkins) y su hermana (Cassidy) logran continuar a bordo del barco. El joven es arrastrado a una isla en el Pacífico acompañado por su perra Stella. En esa misma isla vive Kensuke (Watanabe), un anciano japonés que hizo parte del ejército de su país durante la Segunda Guerra Mundial. La historia de “El reino de Kensuke” está basada en la novela del escritor británico Michael Morpurgo.
“Sarah Radclyffe, la productora de la película, eligió el libro hace unos 20 años. Siempre fue su pasión convertir este libro en una película. Originalmente, iba a hacerlo con actores reales, porque esa era su experiencia en el cine, pero se dio cuenta de que intentar hacer esta historia sería muy complicado así. Se le ocurrió la idea de que podíamos hacerlo con nuestra animación”, explica Kirk Hendry, codirector de la cinta. El cineasta se unió con Neil Boyle para hacer un tratamiento de dirección y ofrecer su visión del proyecto.
“Leímos el guion que hizo Frank Cottrell Boyce. Había hecho algo fantástico. Nos habíamos deshecho de casi todo el diálogo. En el libro, Michael y Kensuke pueden hablar entre sí. Pero Frank se dio cuenta de que, si quieres contar una historia sobre cómo las personas que conoces cruzan esas barreras del lenguaje, la cultura, la edad y, en última instancia, cruzan la barrera de las especies, era mucho mejor hacer algo sin diálogos”, agrega Hendry.
“Parte de la razón por la que Kirk y yo trabajamos mucho juntos es porque ambos crecimos con un amor compartido por muchas de las mismas películas y programas de televisión. También compartimos el amor por la música en el cine”, contó Boyle. La música de la cinta, a cargo de Stuart Hancock, tuvo un rol importante. Los dos directores llegaban a acuerdos en lo que quería cada uno, construyendo una tercera visión conjunta que no existiría si alguno faltara. “Es simplemente fabuloso este proceso de colaboración y de debatir ideas juntos”.
La historia de la película se desarrolla en una isla que aparentemente no tiene más humanos. Michael y Kensuke aprenden a convivir y a pesar de las barreras del idioma, forjan una amistad. Hendry explica que “todas las adaptaciones de libros a películas son siempre muy diferentes. No puedes filmar un libro porque generalmente es un monólogo en la cabeza de alguien. Eso no se puede filmar, así que tienes que reinventarlo. Una historia de un libro para una película es muy larga, tienes que perder mucho del libro. Hay que trabajar para reconstruir el arco de la historia, pero lo que estás haciendo es tomar el núcleo, la historia central, el corazón, y reinventarlo”.
Los cineastas explicaron que el autor del libro, Michael Morpurgo, fue muy abierto con la adaptación. “No es pretencioso con su escritura y lo único que le preocupaba era que nos aferráramos al corazón de la historia”, dice Boyle. Los directores usaron tecnologías para permitir atajos en la animación. “Cuando estás haciendo cualquier película, el cronograma nunca es lo suficientemente largo”, dice Hendry, enfatizando la situación en la producción de una cinta animada independiente que no tiene el músculo económico de un estudio como Disney o DreamWorks.
“Queríamos un aspecto tan detallado como para que la isla se convierta en otro personaje y que el público se sintiera inmerso en ese mundo. Una referencia inicial fueron las pinturas de mapas que solían estar pintadas a mano. Las extensiones del set se remontan al siglo XX, sobre todo a los años 40 y 60. Siempre nos encantaron porque tenían suficientes detalles e intentaban ser fotorrealistas. Así que buscábamos ese aspecto, pero obviamente no podíamos tener gente pintando 1200 de esos. Con el cronograma que teníamos nunca hubiéramos terminado”. Los directores usaron Photobashing, una técnica en la que mezclan fotografías o recursos 3D mientras los pintan y componen en una pieza. “Engañamos a tu cerebro para que piense que estás viendo una pintura”, agregó Hendry.
Para la grabación de las voces, la producción reunió parte del elenco en Londres, pero con la contingencia ocasionada por la pandemia tuvieron que grabar a los actores Cillian Murphy y Ken Watanabe desde sus casas en Dublín y Tokio, respectivamente. “Lo mejor de trabajar con actores, para ser sincero, es que es lo mismo que trabajar con animadores, que son actores con lápiz. Cada uno necesita un tipo de indicación diferente para florecer y eso es lo que nos resulta interesante a nosotros como directores”, dice Boyle.
A diferencia de otras producciones, en la película “El reino de Kensuke” se grabaron primero las voces de los actores y después si se hizo la animación y la sincronización de los personajes con los diálogos. “Los actores tuvieron libertad de improvisar, probar cosas, ir en diferentes direcciones y jugar con sus personajes. Pudieron ver un guion gráfico para entender lo que estaba sucediendo visualmente. Fue una aventura realmente fabulosa ver a estos actores dar vida a los personajes”, contó Hendry.
Para Boyle, “el descubrimiento más emocionante, además de esos actores que están bastante bien establecidos, fue Raffey, que interpreta a la hermana, y Aaron, que interpreta a Michael. Este fue su primer papel importante. Había hecho un poco de teatro y un poco de televisión. Analizamos a unos 40 o 50 niños de 11 años con nuestra directora de casting, Lucy Bevan, y Aaron simplemente se destacó de manera asombrosa. Es muy instintivo, tiene un tipo de vulnerabilidad que necesitábamos para el papel, es completamente natural, puede estar en el momento, también era increíblemente brillante y podía seguir instrucciones y comprender la técnica”.
Los directores aseguraron que la actriz Sally Hawkins era muy instintiva. “Se emociona mucho y se pone nerviosa frente al micrófono. Casi se pone a llorar al final de una toma. Luego tienes a alguien como Ken Watanabe que es muy preciso y también está muy interesado en el aspecto emocional de lo que está haciendo, pero es un poco más técnico en cierto modo. Es fascinante ver cómo trabajan todas estas personas diferentes y cómo se acercan su habilidad. Cillian le dio mucha calidez al papá. Él hizo que pareciera increíblemente fácil. Neil y yo tuvimos el gran privilegio de tener asientos en primera fila para ver a estas personas hacer lo suyo”, concluyó Hendry.