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“El secreto de sus ojos”, dirigida por el cineasta argentino Juan José Campanella, está lejos de ser solo una película. Es una obra que atrapa y seduce gracias a la construcción de sus personajes principales (Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella), los diálogos y las escenas fluidas. Todos esos componentes llevaron a la cinta a ser galardonada con un premio Ariel, nueve premios Clarín, dos premios Goya y un Óscar. ¿Por qué fue tan exitosa?
El argumento
La historia trata de Benjamín Espósito, un empleado en un juzgado penal que acaba de jubilarse después de trabajar toda una vida. Para ocupar su tiempo libre decide escribir una novela, basada en una historia real de la que ha sido testigo y protagonista.
La novela que escribe es, en apariencia, la de un asesinato ocurrido en Buenos Aires en 1974, y de la investigación para hallar al culpable. Pero una vez abierta la puerta de ese pasado al propio Espósito se le volverá imposible cerrarla.
Primero, porque la Argentina de entonces se cuela en la vida de los personajes, con su carga de violencia y de muerte; y segundo porque aunque Espósito suponga que la historia que teje habla únicamente del pasado, su búsqueda ilumina de un modo descarnado su propia vida y su presente, y lo pone de frente con un dilema de amor que lo obsesiona desde hace demasiado tiempo.
Reconstruir el pasado lo conducirá a bucear en sus propios sentimientos, sus propias conductas y decisiones con el fin de encontrar la verdad que terminará por convertirse no en un objetivo literario, sino en la llave que le permita abrir la puerta para vivir el resto de su vida.
‘El secreto de sus ojos’ está protagonizada por Ricardo Darín (Benjamín Espósito), Soledad Villamil (Irene Hastings) y Pablo Rago (Ricardo Morales). En Argentina se estrenó en agosto de 2009 y en menos de un mes superó el millón de espectadores. Un mes después ya la habían visto 2.320.000 espectadores, pcifra que la convirtió en la película argentina más taquillera de los últimos 34 años, y en la segunda más taquillera de la historia del cine argentino, después de ‘Nazareno Cruz y el lobo’ de Leonardo Favio.
Los premios Goya del 2010, un orgullo argentino
De los tres premiados latinoamericanos en la XXIV edición de los premios Goya en el 2010 sólo Ammánn estuvo presente en la gala, celebrada en Madrid, y en la que los protagonistas fueron Penélope Cruz y Javier Bardem, en su primera aparición pública en España, y Pedro Almodóvar, que recibió el mayor aplauso de la noche al entregar el Goya a la mejor película.
A pesar del éxito conseguido por “El secreto de sus ojos” en España -casi un millón de espectadores, según los datos dados en ese entonces por los productores en la gala- no consiguió derrotar a las dos grandes favoritas de esta edición -”Celda 211″ y “Ágora”-.
Sí consiguió vencer a sus rivales en la categoría de mejor película hispanoamericana, en la que el filme de Campanella se impuso a “Dawson Isla 10″, de Miguel Littin (Chile); “Gigante”, Adrián Biniez (Uruguay) y “La teta asustada”, Claudia Llosa (Perú).
La historia de amor latente entre Ricardo Darín y Soledad Villamil, con el trasfondo de una investigación de asesinato, consiguió el decimotercer Goya a la mejor película de habla hispana desde que comenzaron a otorgarse estos premios, en 1987.
Y también se fueron a Argentina dos de los premios de interpretación que concede la Academia del Cine español, a los intérpretes revelación.
Soledad Villamil lo consiguió por su papel de Irene, una secretaria de un juzgado que mantiene una bella relación con uno de sus compañeros de trabajo, interpretado por Darín.
La actriz, que no estuvo en la gala, envió un mensaje en el que aseguró que el Goya le “honra muchísimo” y le causa “una gran emoción” por el hecho de que su trabajo haya sido reconocido “tan lejos”.
Por su parte, Alberto Ammánn, obtuvo el galardón por su primer papel en el cine, en “Celda 211″, el de Juan, un funcionario de prisiones que se queda encerrado en una cárcel en el momento en el que se produce un motín entre los internos.