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Los tiburones de la política en Washington están de regreso: la segunda temporada de "House of Cards", producida por Netflix y protagonizada por un Kevin Spacey más cínico que nunca, se estrena este viernes.
El servicio estadounidense de videos online por suscripción publicará de una sola vez, como ya lo hizo para la primera temporada, los 13 nuevos episodios de una hora de duración cada uno.
Así, los 31 millones de abonados de Netflix en Estados Unidos, Canadá, América del Sur, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos podrán ver la temporada de un tirón, como lo permite este nuevo modo de distribución de contenido audiovisual.
En esta segunda parte, el ganador del Óscar Kevin Spacey retoma su papel del temible congresista Frank Underwood, que no titubea a la hora de saciar su sed de poder e influencia, junto a su esposa y cómplice Claire, interpretada por Robin Wright, y la joven y ambiciosa periodista Zoe Barnes, encarnada por Kate Mara.
"Obviamente, no hay que decir mucho sobre lo que va a pasar, a la gente no le gusta saber de antemano y eso está bien", dijo Spacey en declaraciones al diario The Sun de Baltimore, en Maryland (este), donde se filma la serie.
Netflix ya ha ordenado una tercera temporada e incluso dejó entrever que habría una cuarta de esta serie nominada nueve veces al Emmy, el Óscar de la TV en Estados Unidos, que ya le valió un Globo de Oro como mejor actriz a Robin Wright.
"Creemos que hay material para grandes guiones" para continuar la serie, dijo Joris Evers, portavoz de Netflix.
La capital estadounidense es la estrella de otra serie en la cadena ABC, "Scandal", con Kerry Washington, cuya tercera temporada se iniciará el 27 de febrero, y de "Homeland", de la cadena de cable Showtime, en su cuarta temporada.
"Seductores y repulsivos"
Pero "House of Cards", tomada de una serie británica de la BBC del mismo nombre, refleja, según analistas, el despiadado mundo de la política.
"Seguro, los egos y las ansias de poder son muy visibles en Washington", dijo al sitio web politico.com el legislador republicano Jeff Duncan, también de Carolina del Sur (este) como el protagonista de la serie.
El presidente Barack Obama, declarado fan de "House of Cards" confesó que le gustaría que el funcionamiento de las instituciones en Washington fuera tan "despiadadamente eficaz" como en la serie.
"Este tipo está consiguiendo que se hagan muchas cosas", señaló Obama en referencia a Underwood, durante una reunión en diciembre con los jefes de las grandes empresas de informática e Internet, entre ellos el cofundador de Netflix, Reed Hastings.
En esta segunda temporada, Underwood asume la vicepresidencia, después de haber eliminado a sus rivales en venganza porque impidieron que llegara al cargo de secretario de Estado como le habían prometido.
"Muy cerca de la presidencia y ni un solo voto echado en una urna con mi nombre. La democracia es algo muy sobrevalorado", bromea Underwood en uno de sus guiños al espectador, característicos de la serie.
Netflix no da cifras del número de personas que ven "House of Cards", pero dice que es "una de las series más populares".
"Algunos abonados ven dos o tres episodios seguidos. Es raro que los vean todos de un tirón", dice Evers.
Brian Carso, profesor de historia constitucional en la Misericordia University de Pensilvania, dijo que "House of Cards" muestra la complicada relación de la política estadounidense entre los ideales de virtud y el poder real.
Los héroes de la serie "son seductores y al mismo tiempo repulsivos y corruptos", dijo.
Para Jeffrey Bosworth, profesor de ciencias políticas de la Mansfield University, también en Pensilvania, la serie "parece ser una visión honesta de nuestra clase política, porque los estadounidenses son cínicos respecto a los políticos".
De su lado Jessica Siegel, una estudiante de ciencias políticas que espera trabajar un día en el mundillo del poder, recibirá a unas 30 a 40 personas para una fiesta de "House of Cards" en la universidad Swarthmore College. "Es desalentador ver esta corrupción, pero eso me anima a querer cambiar a Washington", dijo.