“FICCI Interruptus”: porque el cine llegó primero a la Luna que el hombre
El evento estará vigente este año durante ocho lunas llenas. Lina Rodríguez y Felipe Aljure, cabezas del certamen; y Terry Gilliam, el homenajeado, cuentan cómo vivieron las primeras jornadas del Festival.
Pedro Mendoza
En la Plaza de la Proclamación, centro histórico de Cartagena, se apagaron las luces y en una pantalla estratégicamente ubicada se presentó la primera película del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) en 2021.
Esta edición es diferente. No tiene número, estará hasta el 20 de octubre y se presentarán 25 largometrajes y 34 cortometrajes. Se llama “FICCI Interruptus”, comenzó el pasado 27 de marzo y la luna llena es la protagonista.
Los asistentes hicieron la fila e ingresaron al sitio donde al fondo se veía la pantalla. Era una noche de brisa y la Luna se podía ver, solo 100 personas estuvieron sentadas en estricto cumplimiento de las normas de sanidad. Vieron la proyección de Honeyland, documental macedonio, dirigido por Ljubomir Stefanov y Tamara Kotevska, nominado al Óscar. Al terminar, la ciudad ya no era la misma y Cartagena volvió a ser parte del cine.
Además del inicio de la proyección en la noche, esa mañana del pasado sábado, el Festival le entregó la India Catalina al reconocido director Terry Gilliam, como tributo y a su filmografía. Dijo desde Londres. “No tengo pensamientos de lo que quiero hacer, soy muy reactivo a la sociedad, cuando llegó la pandemia mis ideas murieron, es como si hubiera muerto”.
Luna de cuarto menguante
Lina Rodríguez, directora general del Festival Internacional de Cine, recuerda con nostalgia cómo se canceló todo lo programado para la edición 60.
La Alcaldía de Cartagena, teniendo como base las medidas frente al COVID-19 cerraba la ciudad y en un momento todo fue soledad, calles vacías y salas de cine cerradas. “Fue muy duro tener que levantar el Festival sin la comprensión de lo que estaba pasando, hoy lo entendemos”, le dijo Lina Rodríguez a El Espectador con melancolía. “Fuimos la primera víctima cultural del país”.
Despedir a sus invitados fue doloroso, comenta mientras recuerda con emoción a Werner Herzog, ese director, guionista, productor y representante del nuevo cine alemán. Él tenía unas pocas horas en Cartagena y todos se perderían sus charlas en las que seguramente estaría su película Fitzcarraldo.
“Él no quería irse, continuaba en mayo, regresaba a Colombia para realizar unos talleres de cortometraje en la Amazonia”, comenta la directora y me habla de ese encuentro fraternal de amigos del cine que tuvo Herzog con Salvo Basile, después de años de haber trabajado juntos en el país.
Finalizando el segundo día de Festival, en ese marzo de 2020, se dejaban de lado más de 50 proyecciones de películas diarias, 17 salas de proyecciones, cine en los barrios, rueda de negocios, eventos académicos... “Era algo muy robusto que no pudo tener la velocidad de adelantarse, nos tocó entender que había que suspender, devolver a la gente a la velocidad del rayo y levantar toda la infraestructura de la ciudad para encerrarnos”.
La luna menguante representa el final de un ciclo, se termina una etapa y se inicia otra…
Luna de cuarto creciente
Debía continuar con la historia del evento entendiendo, eso sí, las olas del virus, los encierros y todo lo que significaba el nuevo tiempo.
Reuniones, estados de crisis y desavenencias se unieron con la decisión firme de que se haría un nuevo Festival. “Después de muchas opciones se fue encontrando el camino, pero no solo era proponerlo, gestionarlo, buscar los aliados, que no nos vieran como obstinados, tercos frente al tema cultural, ver muchas miradas, sumar y construir, para llegar a esta edición única y especial que no lleva número. Se llama “Interruptus”, porque viene de una interrupción”, sostiene Lina Rodríguez.
La luna de cuarto creciente está indicada para sembrar todo aquello que requiere una larga germinación.
Luna llena
La luna llena empezó formalmente cuando el Festival en diciembre llevó cine a los albergues de la tragedia del huracán Iota en Providencia. Era la cultura que viajaba por el mar para llevar imágenes en movimiento.
Y llegó marzo y todo estaba organizado, planeado para que sucediera la magia del séptimo arte. Felipe Aljure, director artístico del “FICCI Interruptus”, manifestó que no fue un reto fácil, pero había que continuar ayudando a la creación de ese gran colectivo que se llama opinión pública.
En la inauguración del festival, en la Plaza de la Proclamación dijo: “La base de la democracia la construyen individuos. Los festivales de cine se hacen para hacer mejores hombres, nosotros actuamos sobre el individuo, le ofrecemos diversidad, inclusión, unas programaciones diversas en donde pueden encontrarse miradas distintas que vienen de los cinco continentes, de toda Iberoamérica, de Colombia”.
Ocho lunas llenas que empezaron este 28 de marzo y que terminarán el 20 de octubre. Pantallas en diferentes sitios de la ciudad donde se proyectarán las películas seleccionadas. Al término de la función, telescopios para ver la Luna y conversar sobre su conexión con el arte y el cine.
Y es que la Luna siempre ha estado en el cine, la afirmación que llego primero a la Luna que el mismo hombre está sustentada en películas que marcaron la historia. Viaje a la Luna, de Georges Méliès, Francia, 1902; La mujer en la Luna, película alemana de 1929, de Fritz Lang, o Las aventuras del barón Munchausen, hecha en 1943, todas antes de la llegada del Apolo 11 en 1969.
“La astronomía es parte del desarrollo del mismo cine a través de sus herramientas que se derivan de los telescopios de Galileo, vínculos que llegan al “FICCI Interruptus”, una conexión con la Luna”, le dijo a El Espectador Édgar Puentes, quien con un grupo de amigos, algunos astrónomos, se dieron a la tarea de planear con el Festival el paso de la luna llena para las funciones, con las fechas y su relación, incluso con épocas de lluvia.
Hablando de películas, música, estrellas, planetas afirma que el arte se vincula a la ciencia recordando una frase. “Los artistas somos los destinados a imaginar el mundo que luego los científicos deben demostrar”, sostiene que el arte siempre ha sido innovador, “imaginar el universo a través de la ficción. Ya fuimos en el cine a Marte, una ficción premonitoria de lo que será el futuro”.
Luna de estudio y tributos
La parte académica del Festival tampoco se ha descuidado, hay algunos eventos presenciales que permitirán dialogar con un público joven “nuevas narrativas, la animación como protagonista, apuestas colaborativas en la generación de contenidos y las bondades del mundo digital” sostiene la directora general del Festival. “La agenda será de forma híbrida durante estos meses y presencial en algunos casos en el centro de la Cooperación Española, ubicado en Cartagena. Un poco de los dos mundos de aprendizaje.”
Esta edición del “FICCI Interruptus” también continuará con los tributos, un reconocimiento a las personas que además de su trayectoria en el cine se destacan por sus aportes a la cultura. El primero en recibirlo fue Terry Gilliam, en Londres, quien de manera virtual tuvo un conversatorio con la experta Loreta Gandolfi.
El director de reconocidas películas como Brasil, The Zero Theorem, 12 Monkeys afirmó: “No tengo ni idea de cómo escojo a los actores, como los dirijo, por eso he podido trabajar con gente maravillosa, darles el rol que deben ejecutar. No soy un cineasta, soy un estudiante”.
Se refirió a su trabajo con humor. “No cuento chistes, los chistes se cuentan solos, la vida está llena de cosas absurdas, siempre abordo mi cine como una historia que tengan una moraleja, y esto nuevamente se relaciona a mi manera, sorprender a las personas, hacer algo serio, pero divertido”.
Agradeció al Festival y recibió la estatuilla. Una India Catalina de Plata elaborada en filigrana artesanalmente, labrada por las hermanas Herrera, herederas de la tradición familiar orfebre de Mompox.
El domingo en el Castillo de San Felipe se presentó Los sonámbulos, de Paula Hernández, que representa a Argentina y Uruguay. Ya está programada para el próximo 27 de abril Adoration, del director Fabrice du Welz, Francia/Bélgica, así como la representación del cine colombiano con El segundo entierro de Alejandrino, dirigida por Raúl Soto.
En la Plaza de la Proclamación, centro histórico de Cartagena, se apagaron las luces y en una pantalla estratégicamente ubicada se presentó la primera película del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias (FICCI) en 2021.
Esta edición es diferente. No tiene número, estará hasta el 20 de octubre y se presentarán 25 largometrajes y 34 cortometrajes. Se llama “FICCI Interruptus”, comenzó el pasado 27 de marzo y la luna llena es la protagonista.
Los asistentes hicieron la fila e ingresaron al sitio donde al fondo se veía la pantalla. Era una noche de brisa y la Luna se podía ver, solo 100 personas estuvieron sentadas en estricto cumplimiento de las normas de sanidad. Vieron la proyección de Honeyland, documental macedonio, dirigido por Ljubomir Stefanov y Tamara Kotevska, nominado al Óscar. Al terminar, la ciudad ya no era la misma y Cartagena volvió a ser parte del cine.
Además del inicio de la proyección en la noche, esa mañana del pasado sábado, el Festival le entregó la India Catalina al reconocido director Terry Gilliam, como tributo y a su filmografía. Dijo desde Londres. “No tengo pensamientos de lo que quiero hacer, soy muy reactivo a la sociedad, cuando llegó la pandemia mis ideas murieron, es como si hubiera muerto”.
Luna de cuarto menguante
Lina Rodríguez, directora general del Festival Internacional de Cine, recuerda con nostalgia cómo se canceló todo lo programado para la edición 60.
La Alcaldía de Cartagena, teniendo como base las medidas frente al COVID-19 cerraba la ciudad y en un momento todo fue soledad, calles vacías y salas de cine cerradas. “Fue muy duro tener que levantar el Festival sin la comprensión de lo que estaba pasando, hoy lo entendemos”, le dijo Lina Rodríguez a El Espectador con melancolía. “Fuimos la primera víctima cultural del país”.
Despedir a sus invitados fue doloroso, comenta mientras recuerda con emoción a Werner Herzog, ese director, guionista, productor y representante del nuevo cine alemán. Él tenía unas pocas horas en Cartagena y todos se perderían sus charlas en las que seguramente estaría su película Fitzcarraldo.
“Él no quería irse, continuaba en mayo, regresaba a Colombia para realizar unos talleres de cortometraje en la Amazonia”, comenta la directora y me habla de ese encuentro fraternal de amigos del cine que tuvo Herzog con Salvo Basile, después de años de haber trabajado juntos en el país.
Finalizando el segundo día de Festival, en ese marzo de 2020, se dejaban de lado más de 50 proyecciones de películas diarias, 17 salas de proyecciones, cine en los barrios, rueda de negocios, eventos académicos... “Era algo muy robusto que no pudo tener la velocidad de adelantarse, nos tocó entender que había que suspender, devolver a la gente a la velocidad del rayo y levantar toda la infraestructura de la ciudad para encerrarnos”.
La luna menguante representa el final de un ciclo, se termina una etapa y se inicia otra…
Luna de cuarto creciente
Debía continuar con la historia del evento entendiendo, eso sí, las olas del virus, los encierros y todo lo que significaba el nuevo tiempo.
Reuniones, estados de crisis y desavenencias se unieron con la decisión firme de que se haría un nuevo Festival. “Después de muchas opciones se fue encontrando el camino, pero no solo era proponerlo, gestionarlo, buscar los aliados, que no nos vieran como obstinados, tercos frente al tema cultural, ver muchas miradas, sumar y construir, para llegar a esta edición única y especial que no lleva número. Se llama “Interruptus”, porque viene de una interrupción”, sostiene Lina Rodríguez.
La luna de cuarto creciente está indicada para sembrar todo aquello que requiere una larga germinación.
Luna llena
La luna llena empezó formalmente cuando el Festival en diciembre llevó cine a los albergues de la tragedia del huracán Iota en Providencia. Era la cultura que viajaba por el mar para llevar imágenes en movimiento.
Y llegó marzo y todo estaba organizado, planeado para que sucediera la magia del séptimo arte. Felipe Aljure, director artístico del “FICCI Interruptus”, manifestó que no fue un reto fácil, pero había que continuar ayudando a la creación de ese gran colectivo que se llama opinión pública.
En la inauguración del festival, en la Plaza de la Proclamación dijo: “La base de la democracia la construyen individuos. Los festivales de cine se hacen para hacer mejores hombres, nosotros actuamos sobre el individuo, le ofrecemos diversidad, inclusión, unas programaciones diversas en donde pueden encontrarse miradas distintas que vienen de los cinco continentes, de toda Iberoamérica, de Colombia”.
Ocho lunas llenas que empezaron este 28 de marzo y que terminarán el 20 de octubre. Pantallas en diferentes sitios de la ciudad donde se proyectarán las películas seleccionadas. Al término de la función, telescopios para ver la Luna y conversar sobre su conexión con el arte y el cine.
Y es que la Luna siempre ha estado en el cine, la afirmación que llego primero a la Luna que el mismo hombre está sustentada en películas que marcaron la historia. Viaje a la Luna, de Georges Méliès, Francia, 1902; La mujer en la Luna, película alemana de 1929, de Fritz Lang, o Las aventuras del barón Munchausen, hecha en 1943, todas antes de la llegada del Apolo 11 en 1969.
“La astronomía es parte del desarrollo del mismo cine a través de sus herramientas que se derivan de los telescopios de Galileo, vínculos que llegan al “FICCI Interruptus”, una conexión con la Luna”, le dijo a El Espectador Édgar Puentes, quien con un grupo de amigos, algunos astrónomos, se dieron a la tarea de planear con el Festival el paso de la luna llena para las funciones, con las fechas y su relación, incluso con épocas de lluvia.
Hablando de películas, música, estrellas, planetas afirma que el arte se vincula a la ciencia recordando una frase. “Los artistas somos los destinados a imaginar el mundo que luego los científicos deben demostrar”, sostiene que el arte siempre ha sido innovador, “imaginar el universo a través de la ficción. Ya fuimos en el cine a Marte, una ficción premonitoria de lo que será el futuro”.
Luna de estudio y tributos
La parte académica del Festival tampoco se ha descuidado, hay algunos eventos presenciales que permitirán dialogar con un público joven “nuevas narrativas, la animación como protagonista, apuestas colaborativas en la generación de contenidos y las bondades del mundo digital” sostiene la directora general del Festival. “La agenda será de forma híbrida durante estos meses y presencial en algunos casos en el centro de la Cooperación Española, ubicado en Cartagena. Un poco de los dos mundos de aprendizaje.”
Esta edición del “FICCI Interruptus” también continuará con los tributos, un reconocimiento a las personas que además de su trayectoria en el cine se destacan por sus aportes a la cultura. El primero en recibirlo fue Terry Gilliam, en Londres, quien de manera virtual tuvo un conversatorio con la experta Loreta Gandolfi.
El director de reconocidas películas como Brasil, The Zero Theorem, 12 Monkeys afirmó: “No tengo ni idea de cómo escojo a los actores, como los dirijo, por eso he podido trabajar con gente maravillosa, darles el rol que deben ejecutar. No soy un cineasta, soy un estudiante”.
Se refirió a su trabajo con humor. “No cuento chistes, los chistes se cuentan solos, la vida está llena de cosas absurdas, siempre abordo mi cine como una historia que tengan una moraleja, y esto nuevamente se relaciona a mi manera, sorprender a las personas, hacer algo serio, pero divertido”.
Agradeció al Festival y recibió la estatuilla. Una India Catalina de Plata elaborada en filigrana artesanalmente, labrada por las hermanas Herrera, herederas de la tradición familiar orfebre de Mompox.
El domingo en el Castillo de San Felipe se presentó Los sonámbulos, de Paula Hernández, que representa a Argentina y Uruguay. Ya está programada para el próximo 27 de abril Adoration, del director Fabrice du Welz, Francia/Bélgica, así como la representación del cine colombiano con El segundo entierro de Alejandrino, dirigida por Raúl Soto.