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¿Qué siente al volver a ver al aire “Vecinos”?
Para mí es una bendición, porque cuando salió por primera vez fue un éxito y ahora lo será mucho más. Es una novela que está muy bien escrita y tiene un muy buen elenco. Para nadie es un secreto que estamos en un momento crítico de la humanidad y por eso es necesario buscar esos espacios que nos fortalecen. Vecinos es divertida, te hace reír, soñar y olvidar las situaciones presentes del día a día. Es muy buen momento para darle la bienvenida otra vez.
¿Qué pensó de su personaje cuando leyó el libreto?
Me pareció maravilloso. El personaje de la Tata con Poncho se metieron tanto en la historia que se terminaron enamorando. Al principio de la novela es un poco la modelo: ella es egocéntrica, aprensiva, pero ya luego lo que iba pasando con la historia surgió de lo que iban creando los libretistas. A pesar de ser una mujer del medio, estaba sola; tanta era la soledad que tenía que termina enamorándose de Poncho, su vecino, como una de las personas más cercanas que tenía. No le hice juicio de ningún tipo; creo que uno como actor no puede cuestionar a sus personajes.
¿Considera que la historia de su personaje se alargó por la acogida de la gente?
Ya había una parte muy avanzada, pero los capítulos se fueron adaptando según el recibimiento del público y los comentarios tan bonitos. A partir de ahí se fue alargando y reescribiendo. Había que aprovechar esa historia que la gente recibía con tanto cariño. En un principio iban a ser ocho meses de grabación y terminamos grabando casi un año y medio. Cada vez nos decían que había nuevos libretos y nos tocaba continuar.
¿Cómo desarrolló la construcción del personaje?
Creo que la Tata fue un personaje que se fue construyendo a partir de las vivencias que iba teniendo. Ese fue uno de mis personajes más grandes, por no decir que fue el primero con una carga actoral muy importante dentro de la historia. Mis compañeros fueron impresionantes, del nivel de Robinson Díaz. Fui aprendiendo cada vez más, mi experiencia actoral fue mucho más sólida a través del día a día y el personaje también evolucionó.
¿Se le dificultó salirse del personaje?
Siento que hay un tiempo que uno como actor necesita para desprenderse de los personajes, pero a veces te quedan algunas cosas; es decir, encarnas a una persona durante un año y es como si se volviera parte de ti. Es como si estuvieras en el cuerpo de otra persona. A veces te pasa que tú dices: “Ay, eso no es mío”... hasta que finalmente te vas despidiendo y dándole gracias por lo que puedes aprender de ella.
¿Qué enseñanza le dejó este personaje?
De ella aprendí a omitir el juicio en cualquier situación o escenario. Nadie es quién para señalar y, claro, ella fue una mujer que se enamoró del esposo de su mejor amiga. Somos seres humanos que estamos en ese caminar y ella me enseñó eso. Por eso le tengo mucho cariño.
¿Recuerda alguna anécdota de las grabaciones?
Estaba embarazada durante las grabaciones y hubo una etapa en la que estaba muy indispuesta, con náuseas, y llegaba a veces el momento en el que decían en 3, 2, 1 a grabar y en ese momento debía ir antes al baño. Estoy feliz por ese espacio que me permitieron, porque estaba gestando a mi hijo mientras trabajaba. Después del almuerzo me permitían echarme una siesta y el asistente de dirección no sabía cómo despertarme, casi que me cantaba para poder hacerlo.
¿Cómo era trabajar embarazada con escenas donde algunas veces debía mostrar el cuerpo?
Eso se manejó de muchas maneras y se dio gracias al gran equipo de trabajo de la novela. Germán Porras cuidó muy bien de las escenas. Hay una en la que me toca salir desnuda y ya ahí había tenido al bebé y tenía el cuerpo como una persona que acaba de dar a luz. Pero no me molestó, siento que fue tan bonito y bien cuidado, que de hecho yo como Isabela Córdoba disfruté mucho de ese proceso. Esta es la otra parte que la gente no conoce y me parece muy chévere poder contarlo, ya que es lo que uno vive en el set.
¿Ha tenido la oportunidad de volver a ver la novela?
Nada más y nada menos que doce años después he tenido la oportunidad de volver a verla con mis hijos y con mi madre, que se ríe a carcajadas. Me parece muy rico volver a tener esos espacios en familia para recordar. Volver a verlo en pantalla es muy especial.
Viendo nuevamente al personaje, ¿le cambiaría o agregaría algo?
Este personaje me trajo una gran felicidad porque obtuvo gran recordación. Todavía la gente en la calle lo recuerda o en Instagram también me dicen “mi Tata”. Cada parte del personaje tiene una marca muy especial. Uno los recrea con las herramientas que tiene en su momento. Si lo hiciera hoy seguramente no sería la misma Tata, pero la de hace doce años fue la que le gustó a la gente. Así la dejaría tal cual.
¿Qué cree que puede sentir la gente volviendo a ver la historia?
Eso es como cuando te lees un libro varias veces, la primera vez vas a entender algo, la segunda otra cosa y así sucesivamente. Seguro ahora la van a ver diferente a como la vieron por primera vez.
¿Qué significado tiene la actuación en su vida?
Para mí lo más gratificante de ser actriz es no solamente poder ser yo, sino interpretar a muchos personajes que respeto y creo que eso es lo que le gusta la gente: la diversidad de lo que uno recrea.