La historia real de Charles Sobhraj, el asesino en serie de “La serpiente”
La miniserie, emitida originalmente en BBC One y ahora disponible en Netflix, está basada en hechos reales y sitúa la trama entre 1975 y 1976, antes de que fuese capturado en la India.
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Ya llegó a Netflix ‘La Serpiente’, nueva miniserie en la que Tahar Rahim (‘Un profeta’, ‘The Mauritanian’) se mete en la piel de Charles Sobhraj, un estafador y ladrón, que terminó convirtiéndose en un peligroso asesino en serie que aterrorizó el llamado ‘Sendero Hippie’ en el Sudeste asiático en los años 70. Pero, ¿quién fue en realidad?
La miniserie, emitida originalmente en BBC One, está basada en hechos reales y sitúa la trama entre 1975 y 1976, poco antes de que fuese capturado en la India y enfocándose en su relación con su amante y cómplice Marie-Andrée Leclerc. Ahora bien, la ola de crímenes comenzó mucho antes, siendo uno de los hombres más buscados por la Interpol y poniendo en jaque a la policía de, al menos, nueve países de dos continentes.
Charles Sobhraj nació el 6 de abril de 1944 en la antigua Saigón, ahora conocida como Ho Chi Minh, en la antigua Indochina francesa. Hijo de padre indio y madre vietnamita, su vida fue a caballo entre Indochina, actual Vietnam, y Francia. Pisó la cárcel, por primera vez, en 1963, tras ser declarado culpable de un robo. En prisión, conoció a Félix d’Escogne, un rico voluntario con el que se fue a vivir tras ser liberado.
Al mudarse con Escogne, se marcha a París, tomando contacto con la alta sociedad francesa y donde siguió cometiendo crímenes de guante blanco. En 1970, se casó con Chantal Compagnon, una joven parisina de familia conservadora, con la que tuvo a su único hijo. El matrimonio viajó a Asia, donde comenzaron a llevar una vida delictiva.
Los delitos eran considerados menores, aunque fueron a más, al acabar dedicándose al contrabando de autos y al robo a mano armada. En más de una ocasión fue arrestado, lográndose escabullir con suma facilidad. De hecho, era habitual que fingiese estar enfermo para acabar hospitalizado.
Sobhraj tenía don de gentes y carisma, lo que provoca que le fuese muy fácil manipular a terceros, así como también ganarse su confianza. En una huida hacia Irán desde Kabul, Sobhraj decidió separarse de Compagnon, quien volvió a vivir con su familia en París. Durante un par de años, el criminal estuvo escondido entre Europa del Este y Oriente Próximo, gracias a la ayuda de un medio hermano.
Sin embargo, ambos fueron arrestados en Atenas, aunque Sobhraj consiguió escapar, siendo solo encarcelado su hermano, quien cumplió una condena de dos años y diez meses de prisión.
Se considera que Sobhraj tenía un trastorno antisocial de la personalidad o una forma de psicopatía, pues no asesinaba por violentos impulsos, sino que mataba como estilo de vida. Solo consta que tenía un odio irracional hacia los hippies, quienes fueron sus principales víctimas.
LOS CRÍMENES
Sobhraj comenzó a perpetrar asesinatos antes de conocer a su amante favorita. Inicialmente, los cometía con Ajay Chowdhury, un joven indio que fue su primer cómplice estable. Su primera víctima fue Teresa Knowlton, una mochilera de Seattle que fue encontrada ahogada en las orillas del Golfo de Tailandia, en 1975.
Knowlton vestía un bikini cuando fue encontrada. Debido a que futuras víctimas femeninas fueron encontradas de manera similar, a Sobhraj se le apodó el Asesino del Bikini. También se le llamó la Serpiente por su manera de evadir a la justicia.
En Tailandia se hizo pasar por narcotraficante y vendedor de piedras preciosas. En esa época, conoció a Marie-Andrée Leclerc, la cual se convirtió en su cómplice más leal. La siguiente víctima de Sobhraj fue Vitali Hakin, un hippie de origen turco cuyo cadáver fue encontrado calcinado cerca del complejo donde vivían Sobhraj y Leclerc.
Sus siguientes víctimas fueron dos estudiantes neerlandeses, Henk Bintanja y Cornelia Hemker, que fueron estrangulados y sus cuerpos también fueron quemados. Posteriormente, la siguiente víctima fue la francesa Charmayne Carrou, novia de Hakim, la cual viajó a Tailandia para investigar la desaparición de su pareja.
Sobhraj y Leclerc huyeron a Nepal, donde conocieron a dos mochileros, el canadiense Laurent Carrière y la estadounidense Connie Bronzich, a los cuales asesinaron. Viajaron hasta la India, donde Sobhraj mató al francés Jean-Luc Solomon y volvieron a Tailandia, utilizando los pasaportes de sus víctimas.
A su regreso a Bangkok, varios socios de Sobhraj y Leclerc en sus ilícitos negocios comenzaron a sospechar que estaban implicados en varios asesinatos y decidieron notificarlo a las autoridades. Sobhraj, Leclerc y también Chowdhury huyeron a Singapur y después a Malasia, donde se perdió la pista de Chowdhury y regresaron a la India, donde asesinaron al turista israelí Alan Aron Jacobs solo para arrebatarle su pasaporte.
Al volver de nuevo a la capital tailandesa, ninguno de ellos sabía que Sobhraj era ya el hombre más buscado del Sudeste asiático. En la primavera de 1976 fue interrogado por la policía, aunque fue puesto en libertad por las autoridades tailandeses para evitar que dé mala imagen al país.
CONDENADO POR ROBO EN 1976
Sobhraj y Leclerc continuaron realizando viajes a Suiza y la India, haciéndose pasar por comerciantes de joyas. Fue en Nueva Delhi donde Sobhraj acabó entre rejas. El motivo fue que intentó estafar y robar a un grupo de 60 estudiantes franceses, a los que intentó provocar fuertes diarreas. Sin embargo, calculó mal las dosis y algunos de los estudiantes comenzaron a enfermar violentamente, lo que provocó que el resto del grupo se diese cuenta y lo lograsen retener hasta que llegó la policía.
Fue condenado a 12 años de prisión por intento de robo y recluido en la prisión de Tihar. Gracias a su habilidad para la manipulación, consiguió varis beneficios de los funcionarios, llegando a convertirse en el gran capo de la cárcel. Dos años antes de que fuese liberado tras cumplir su condena, Sobhraj escapó para ser pillado intencionadamente.
El motivo por el que extendió su condena en la India fue para evitar la pena de muerte en Tailandia, donde le buscaban por los asesinatos, gracias a la investigación de un diplomático de la Embajada de los Países Bajos, Herman Knippenberg, quien comenzó a indagar tras los asesinatos de los estudiantes neerlandeses. Al allanar la casa de Sobhraj en Bangkok, se hallaron diferentes pasaportes con identidades diferentes.
FUE ENCARCELADO DE NUEVO Y AÚN PERMANECE EN PRISIÓN
Cuando excarcelado en 1997, Sohbraj pudo evadir la pena de muerte en Tailandia, porque la orden de busca y captura había expirado. Tras su liberación, volvió a París, donde disfrutó de cierta fama. En 2003, decidió viajar a Nepal, para ser detenido por las autoridades por sus crímenes, aunque fue algo que él busco para volver a lograr notoriedad pública.
Desde entonces, Sobhraj cumple su condena en una cárcel de Katmandú, pues que, a fecha de marzo de 2021, aún no ha salido de prisión. Oficialmente, mató a 12 personas, aunque se estima que podrían ser más del doble las víctimas reales. Peor suerte corrió su leal amante, pues Leclerc fue encerrada en la cárcel por cómplice, aunque se le permitió volver a Canadá en 1983, debido a que padecía un cáncer terminal. Murió un año después, con 38 años.
Ya llegó a Netflix ‘La Serpiente’, nueva miniserie en la que Tahar Rahim (‘Un profeta’, ‘The Mauritanian’) se mete en la piel de Charles Sobhraj, un estafador y ladrón, que terminó convirtiéndose en un peligroso asesino en serie que aterrorizó el llamado ‘Sendero Hippie’ en el Sudeste asiático en los años 70. Pero, ¿quién fue en realidad?
La miniserie, emitida originalmente en BBC One, está basada en hechos reales y sitúa la trama entre 1975 y 1976, poco antes de que fuese capturado en la India y enfocándose en su relación con su amante y cómplice Marie-Andrée Leclerc. Ahora bien, la ola de crímenes comenzó mucho antes, siendo uno de los hombres más buscados por la Interpol y poniendo en jaque a la policía de, al menos, nueve países de dos continentes.
Charles Sobhraj nació el 6 de abril de 1944 en la antigua Saigón, ahora conocida como Ho Chi Minh, en la antigua Indochina francesa. Hijo de padre indio y madre vietnamita, su vida fue a caballo entre Indochina, actual Vietnam, y Francia. Pisó la cárcel, por primera vez, en 1963, tras ser declarado culpable de un robo. En prisión, conoció a Félix d’Escogne, un rico voluntario con el que se fue a vivir tras ser liberado.
Al mudarse con Escogne, se marcha a París, tomando contacto con la alta sociedad francesa y donde siguió cometiendo crímenes de guante blanco. En 1970, se casó con Chantal Compagnon, una joven parisina de familia conservadora, con la que tuvo a su único hijo. El matrimonio viajó a Asia, donde comenzaron a llevar una vida delictiva.
Los delitos eran considerados menores, aunque fueron a más, al acabar dedicándose al contrabando de autos y al robo a mano armada. En más de una ocasión fue arrestado, lográndose escabullir con suma facilidad. De hecho, era habitual que fingiese estar enfermo para acabar hospitalizado.
Sobhraj tenía don de gentes y carisma, lo que provoca que le fuese muy fácil manipular a terceros, así como también ganarse su confianza. En una huida hacia Irán desde Kabul, Sobhraj decidió separarse de Compagnon, quien volvió a vivir con su familia en París. Durante un par de años, el criminal estuvo escondido entre Europa del Este y Oriente Próximo, gracias a la ayuda de un medio hermano.
Sin embargo, ambos fueron arrestados en Atenas, aunque Sobhraj consiguió escapar, siendo solo encarcelado su hermano, quien cumplió una condena de dos años y diez meses de prisión.
Se considera que Sobhraj tenía un trastorno antisocial de la personalidad o una forma de psicopatía, pues no asesinaba por violentos impulsos, sino que mataba como estilo de vida. Solo consta que tenía un odio irracional hacia los hippies, quienes fueron sus principales víctimas.
LOS CRÍMENES
Sobhraj comenzó a perpetrar asesinatos antes de conocer a su amante favorita. Inicialmente, los cometía con Ajay Chowdhury, un joven indio que fue su primer cómplice estable. Su primera víctima fue Teresa Knowlton, una mochilera de Seattle que fue encontrada ahogada en las orillas del Golfo de Tailandia, en 1975.
Knowlton vestía un bikini cuando fue encontrada. Debido a que futuras víctimas femeninas fueron encontradas de manera similar, a Sobhraj se le apodó el Asesino del Bikini. También se le llamó la Serpiente por su manera de evadir a la justicia.
En Tailandia se hizo pasar por narcotraficante y vendedor de piedras preciosas. En esa época, conoció a Marie-Andrée Leclerc, la cual se convirtió en su cómplice más leal. La siguiente víctima de Sobhraj fue Vitali Hakin, un hippie de origen turco cuyo cadáver fue encontrado calcinado cerca del complejo donde vivían Sobhraj y Leclerc.
Sus siguientes víctimas fueron dos estudiantes neerlandeses, Henk Bintanja y Cornelia Hemker, que fueron estrangulados y sus cuerpos también fueron quemados. Posteriormente, la siguiente víctima fue la francesa Charmayne Carrou, novia de Hakim, la cual viajó a Tailandia para investigar la desaparición de su pareja.
Sobhraj y Leclerc huyeron a Nepal, donde conocieron a dos mochileros, el canadiense Laurent Carrière y la estadounidense Connie Bronzich, a los cuales asesinaron. Viajaron hasta la India, donde Sobhraj mató al francés Jean-Luc Solomon y volvieron a Tailandia, utilizando los pasaportes de sus víctimas.
A su regreso a Bangkok, varios socios de Sobhraj y Leclerc en sus ilícitos negocios comenzaron a sospechar que estaban implicados en varios asesinatos y decidieron notificarlo a las autoridades. Sobhraj, Leclerc y también Chowdhury huyeron a Singapur y después a Malasia, donde se perdió la pista de Chowdhury y regresaron a la India, donde asesinaron al turista israelí Alan Aron Jacobs solo para arrebatarle su pasaporte.
Al volver de nuevo a la capital tailandesa, ninguno de ellos sabía que Sobhraj era ya el hombre más buscado del Sudeste asiático. En la primavera de 1976 fue interrogado por la policía, aunque fue puesto en libertad por las autoridades tailandeses para evitar que dé mala imagen al país.
CONDENADO POR ROBO EN 1976
Sobhraj y Leclerc continuaron realizando viajes a Suiza y la India, haciéndose pasar por comerciantes de joyas. Fue en Nueva Delhi donde Sobhraj acabó entre rejas. El motivo fue que intentó estafar y robar a un grupo de 60 estudiantes franceses, a los que intentó provocar fuertes diarreas. Sin embargo, calculó mal las dosis y algunos de los estudiantes comenzaron a enfermar violentamente, lo que provocó que el resto del grupo se diese cuenta y lo lograsen retener hasta que llegó la policía.
Fue condenado a 12 años de prisión por intento de robo y recluido en la prisión de Tihar. Gracias a su habilidad para la manipulación, consiguió varis beneficios de los funcionarios, llegando a convertirse en el gran capo de la cárcel. Dos años antes de que fuese liberado tras cumplir su condena, Sobhraj escapó para ser pillado intencionadamente.
El motivo por el que extendió su condena en la India fue para evitar la pena de muerte en Tailandia, donde le buscaban por los asesinatos, gracias a la investigación de un diplomático de la Embajada de los Países Bajos, Herman Knippenberg, quien comenzó a indagar tras los asesinatos de los estudiantes neerlandeses. Al allanar la casa de Sobhraj en Bangkok, se hallaron diferentes pasaportes con identidades diferentes.
FUE ENCARCELADO DE NUEVO Y AÚN PERMANECE EN PRISIÓN
Cuando excarcelado en 1997, Sohbraj pudo evadir la pena de muerte en Tailandia, porque la orden de busca y captura había expirado. Tras su liberación, volvió a París, donde disfrutó de cierta fama. En 2003, decidió viajar a Nepal, para ser detenido por las autoridades por sus crímenes, aunque fue algo que él busco para volver a lograr notoriedad pública.
Desde entonces, Sobhraj cumple su condena en una cárcel de Katmandú, pues que, a fecha de marzo de 2021, aún no ha salido de prisión. Oficialmente, mató a 12 personas, aunque se estima que podrían ser más del doble las víctimas reales. Peor suerte corrió su leal amante, pues Leclerc fue encerrada en la cárcel por cómplice, aunque se le permitió volver a Canadá en 1983, debido a que padecía un cáncer terminal. Murió un año después, con 38 años.