“La joven y el mar”: Gertrude Ederle, la mujer que domó el mar
La película, que se estrenó el 19 de julio en Disney+, cuenta la historia de Gertrude “Trudy” Ederle, la primera mujer en cruzar nadando el canal de la Mancha hace casi 100 años. La deportista también participó en los Juegos Olímpicos de París, en 1924, donde obtuvo tres medallas olímpicas.
Mateo Medina Escobar
El 6 de agosto de 1926, a las 9:42 p. m., la estadounidense Gertrude “Trudy” Ederle se coronó como “la reina de las olas”. Ederle se convirtió en la primera mujer en cruzar nadando el canal de la Mancha, el mar que separa a Francia con la isla de Gran Bretaña. Por ese entonces, tan solo un puñado de hombres habían logrado la hazaña. Ederle, con 14 horas y 34 minutos, superó las marcas de los hombres que habían nadado anteriormente entre 1875 y 1923.
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El 6 de agosto de 1926, a las 9:42 p. m., la estadounidense Gertrude “Trudy” Ederle se coronó como “la reina de las olas”. Ederle se convirtió en la primera mujer en cruzar nadando el canal de la Mancha, el mar que separa a Francia con la isla de Gran Bretaña. Por ese entonces, tan solo un puñado de hombres habían logrado la hazaña. Ederle, con 14 horas y 34 minutos, superó las marcas de los hombres que habían nadado anteriormente entre 1875 y 1923.
La actriz Daisy Ridley interpreta a Trudy Ederle en la película basada en la biografía “La joven y el mar: cómo Trudy Ederle conquistó el canal de la Mancha e inspiró al mundo”, escrita por Glenn Stout. El director Joachim Rønning, conocido por su trabajo en películas como “Piratas del Caribe: La venganza de Salazar” (2017) y “Maléfica: Maestra del mal” (2019), se adentró en las aguas que separan a Inglaterra del resto del continente europeo. El Espectador hizo parte de una conferencia internacional con la protagonista, el director y el productor de la cinta, Jerry Bruckheimer.
El guionista Jeff Nathanson quería escribir una historia para sus hijas. Un día, caminando por los pasillos de una librería, se encontró con la biografía, que, referenciando el título del libro de Ernest Hemingway, “El viejo y el mar”, captó su atención de inmediato. “Pensó que era una gran historia inspiradora, nos la trajo y nos encantó”, cuenta Bruckheimer. La película tardó nueve años en estrenarse, entre la escritura del guion y diferentes cambios de estudios, hasta que se quedó en The Walt Disney. “Logramos un presupuesto que a todos les gustó y finalmente hicimos la película. Fue un largo viaje”.
Ridley, además de ser la protagonista, es también productora ejecutiva. “Estaba emocionada de interpretar a Trudy. Ella es el personaje más alegre que he hecho, y fue un placer hacerlo”, dijo la actriz. La historia de la película comienza con una pequeña Gertrude Ederle, contagiada de sarampión. A pesar de las recomendaciones de que no entrara al agua para evitar perder la audición, la joven neoyorquina insistió por cumplir su sueño de nadar.
Ederle aprendió los diferentes estilos de natación, entre esos el de la brazada de crol. Entrenó durante la adolescencia y su velocidad en el agua la llevó a representar a su país en los Juegos Olímpicos de París en el verano de 1924. Aunque no fue tan celebrada, la joven deportista se llevó tres medallas a casa, una de oro y dos de bronce. “Las personas a menudos son olvidadas. Por eso sentimos, casi como una obligación, de volver a contar esta historia y redescubrir a Trudy para el mundo. Me sorprendió no saber la historia porque fue un evento tan mundial cuando sucedió. En muchos sentidos cambió los deportes femeninos para siempre”, asegura el director.
Rønning encontró en la historia todo lo que buscaba como cineasta. “Es dramático, tiene calidez, emociones y humor. Todo eso estaba en las páginas del maravilloso guion de Jeff Nathanson. Así que me siento muy honrado y orgulloso de haber sido parte de esto y de tener la oportunidad de volver a contar la historia de Trudy a mis hijas, y a las hijas del mundo”.
Del regreso victorioso de París, la nadadora buscaba más. Más adelante conoció la proeza que era cruzar el canal de la Mancha. “Al inicio ella no ve las barreras que existían y que todos los demás conocen. Ella simplemente está en su viaje, en su camino para hacer lo que le encanta. (...) Lo que hizo Joachim fue contar esta hermosa historia íntima entre ella y su familia, de estas personas que se aman tanto”, contó Ridley.
La actriz entrenó durante seis meses con la campeona olímpica inglesa Siobhan-Marie O’Connor, pero no fue sino hasta el inicio del rodaje que entró al mar. “Recuerdo la primera vez que entré. Fue abrumador por la corriente y el frío”, dijo la intérprete, que pensó en Trudy, quien solo llevaba un bikini durante sus nadaba, mientras que ella estaba con un traje de neopreno. “Cuando nadas así, lo único que oyes es tu propia respiración. Pero cada vez que miraba hacia arriba, veía a Joachim y a Tilda Cobham-Hervey, que interpreta a mi hermana. También a Stephen Graham (que interpreta a Bill Burgess) y Kim Bodnia (que interpreta al padre de Trudy). Fue todo el grupo de personas que me mantuvo emocionalmente segura en la historia”.
El equipo de la película se sumergió en las frías aguas del mar Negro, en la costa de Bulgaria. “Todo en aguas abiertas es técnicamente difícil. Pero creo que para mí siempre será el corazón de la historia”, dijo el director, que ya había tenido la experiencia de filmar en el agua con la quinta entrega de “Piratas del Caribe” y la película “Kon-Tiki” (2012), que cuenta la historia del explorador Thor Heyerdahl, que en 1947 cruzó el Atlántico en una balsa de madera. Para “La joven y el mar” el equipo tenía dobles de natación. ”Así que no tuve que poner a Daisy en el agua hasta el último momento. Luego me di cuenta de que la forma en que Daisy nadaba era única”, agregó Rønning, que terminó usando más a la actriz, incluso para las tomas en que no se veía su cara.
Con la película vemos “la historia de Trudy a través de sus ojos. Sus fracasos y triunfos. De eso se trata el cine, de conmover al público. Los trasladamos de un lugar a otro”, concluye el productor de cinta, Jerry Bruckheimer. El estreno de la película se da un siglo después de que Gertrude Ederle hiciera su paso por los Juegos Olímpicos, que, al igual que este año, se celebran en París, Francia.