Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El festival de cine hecho con celulares más grande del mundo cerró su octava versión con una ceremonia que reconoció aquellos cortometrajes que rompieron con los límites creativos y demostraron que el celular es la principal herramienta para construcción de las mejores historias audiovisuales.
Le puede interesar: ¿Por qué siempre matan a las lesbianas y bisexuales en películas y series?
La sombra en la cueva, dirigido por Marcos Dugarte, fue el cortometraje que más llamó la atención del jurado y la comunidad audiovisual. Con una narrativa distópica que involucra los avances de la biotecnología y la digitalización de la vida humana, esta obra cuenta la historia de Santiago, un joven que vive en un metaverso hiperrealista, el único aparente espacio habitable después de la devastación del planeta Tierra debido a la contaminación. Después de presenciar lo que parece ser imposible en un mundo de posibilidades, cuestionará su existencia hasta el punto de tomar una decisión que pondrá en riesgo su vida.
Esta historia, que participó en la Categoría Profesional Motorola, estuvo nominada a la subcategoría Mejor afiche marketmedios y logró llevarse la subcategoría Mejor votación del jurado Caracol Next, en la que participaba junto a cortometrajes como Llorá y el multipremiado Morenita.
En entrevista exclusiva con El Espectador, Marcos Dugarte habla sobre cómo la tecnología se está convirtiendo en un arma de doble filo para el futuro de la humanidad y reflexiona sobre lo que puede llegar a convertirse en una realidad, alejada por completo de la esencia del ser humano.
¿Cómo fue para usted la experiencia de dirigir “La sombra en la cueva”?
Fue un rato muy grande y sobre todo porque me enteré tarde del festival y tuve solo tres semanas para hacer el cortometraje. Me puse manos a la obra y creamos la historia, hicimos la preproducción, cuadramos locaciones, actores etc. Fue una experiencia muy enriquecedora para mí, un reto tipo montaña rusa en el que sentí muchas emociones y al final estaba a la expectativa del resultado. El tema de grabar con celulares es muy interesante... por una parte, te limita a no contar con una cámara profesional y a utilizar solo lo que tienes en el celular, pero, al mismo tiempo, por todas las herramientas que tienen los celulares actuales, esos limitantes se convierten en una ventaja.
¿Cuál es la historia detrás de este cortometraje?
La sombra en la cueva es una historia de ficción de un futuro distópico donde una empresa muy famosa logra combinar una serie de tecnologías, no solamente en temas de cibernética e información, sino también en biotecnología y nanotecnología... ellos logran crear un metaverso hiperrealista en el que todos nos sumergimos a través de unas gafas que escanean las zonas cerebrales y permiten navegar dentro de este metaverso, permitiendo a las personas hacer cualquier cosa, saltar de un lugar a otro. Lo que explora el cortometraje es esa gran ventaja de poder tener todo lo que quieras, en el momento que quieras sin sufrir dolor y sin sentir aburrimiento... pero al final eso se transforma en una forma de vida antinatural, porque es la negación de los sentimientos que nos hacen humanos.
Le puede interesar: “El Laucha” Luchetti degusta los sabores del mar en “Asados x Colombia”
¿Cómo es la visión del protagonista del cortometraje sobre este “nuevo mundo”?
Santiago lo que busca es salirse de ese metaverso, encontrar la forma de liberarse y volver a la realidad, por más contaminada y mala que sea... él quiere reencontrarse con su verdadera naturaleza.
¿Piensa que en un futuro la existencia de estas tecnologías que nos aíslan serán una realidad?
Totalmente, no sé si va a ser de la misma forma en la que se plantea en el cortometraje, pero va a pasar. Un ejemplo contundente es todo lo que está haciendo Mark Zuckerberg y el rumbo que está tomando la biotecnología... todas las tecnologías están apuntando hacia esa dirección. Jeff Bezos está invirtiendo una cantidad infinita de dinero en estas cosas para frenar el envejecimiento, que es un proceso humano inevitable. En paralelo, muchas empresas están buscando esta nueva forma de vida donde nos convertimos en algo irreal, pasamos de ser hombres a ser dioses, moldeando nuestra propia realidad dentro de nosotros mismos y transformando nuestra genética. Estoy convencido de que nuestro futuro no serán los robots, sino el metaverso, es mucho más fácil meternos a todos en un universo virtual que una guerra de robots.
Le puede interesar: Ana de Armas, antes de Marilyn Monroe
¿Qué opinión tiene de las producciones grabadas solo con celular? ¿Cómo ha revolucionado esta modalidad la industria audiovisual?
Hay cineastas que comenzaron su carrera grabando con celulares, o las mismas marcas patrocinaron sus películas... eso demuestra un cruce entre marketing y cine... y si eso ya es un hecho, el siguiente paso es que las grandes producciones van a ser hechas con celular sin ningún problema. Plataformas como Netflix ya aceptan cámaras que no son de cine, hay unos modelos de Sony y Canon que las plataformas aceptan, así que el siguiente paso será para los teléfonos móviles.