Simón Hernández es el director del documental.
Foto: Cortesía Simón Hernández
El 2 de diciembre de 1993, con la muerte de Pablo Escobar, el país creyó que cerraba uno de los capítulos más violentos de su historia. Hasta entonces y como nunca antes, el narcotráfico había permeado en lo más profundo de la sociedad colombiana y su pasó dejó una estela que se narró con carros bomba, asesinatos y secuestros.
Por Mateo Medina Escobar
Profesional en Medios Audiovisuales. Fue periodista y colaborador audiovisual en la Unidad de Investigación Periodística del Politécnico Grancolombiano. Es coautor del libro “Entre Periodistas”.@tamdemesmmedinae@elespectador.com