Detrás de los premios, una historia de lucha por el rol del director
Este sábado se entregan los premios del Sindicato de Directores de Estados Unidos, entre los nominados figuran Greta Gerwig, Christopher Nolan y Martin Scorsese. Esta asociación, aunque nació hace 88 años, tiene una historia más larga de luchas por la labor de los directores.
Andrea Jaramillo Caro
Ryan Gosling dijo sentirse decepcionado por la ausencia Greta Gerwig en la lista de nominados a los Óscar. Sin embargo, para los Directors Guild of America (DGA), premios que el sindicato de directores entrega este sábado, la directora de “Barbie” es candidata. Se enfrenta a Christopher Nolan, Yorgos Lanthimos, Alexander Payne y Martin Scorsese por el premio de logro destacado como director en largometraje. La ceremonia premiará los logros destacados de directores en largometrajes, documentales, televisión y comerciales de 2023.
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Ryan Gosling dijo sentirse decepcionado por la ausencia Greta Gerwig en la lista de nominados a los Óscar. Sin embargo, para los Directors Guild of America (DGA), premios que el sindicato de directores entrega este sábado, la directora de “Barbie” es candidata. Se enfrenta a Christopher Nolan, Yorgos Lanthimos, Alexander Payne y Martin Scorsese por el premio de logro destacado como director en largometraje. La ceremonia premiará los logros destacados de directores en largometrajes, documentales, televisión y comerciales de 2023.
La edición 76 de estos premios, que se lleva a cabo en el hotel Beverly Hilton, en Beverly Hills, reconoce también a directores de documentales, series dramáticas y de comedia, películas para televisión, programas de telerrealidad y comerciales, entre otros. Este sindicato se encarga de negociar “acuerdos para toda la industria que rigen la compensación mínima, los beneficios, las condiciones laborales y los deberes de los miembros de la DGA. A través de sus negociaciones, la DGA ha logrado ganancias significativas para sus miembros, incluidos planes de salud y pensiones de clase mundial, provisiones residuales que permiten a los miembros beneficiarse financieramente de la reutilización de su trabajo y el desarrollo de acuerdos flexibles y de bajo presupuesto que permiten incluso las películas y televisión de menor presupuesto que se realizarán en virtud de un acuerdo con la DGA”, se lee en la página oficial.
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Una de las grandes victorias de este sindicato se dio en junio de 2023, en el marco de la huelga de diferentes gremios de la industria audiovisual. En su momento, afirmaron que el acuerdo con la Alliance of Motion Picture and Television Producers (AMPTP) “logra grandes avances para abordar el crecimiento internacional de la industria del entretenimiento y logra mejoras significativas en derechos económicos y creativos clave, al tiempo que reafirma el papel fundamental de los directores del DGA y sus equipos”.
Sin embargo, la lucha de los directores por derechos laborales se ha librado durante más de 80 años. Oficialmente, el sindicato fue creado en 1936 y en ese momento era conocido como el Screen Directors Guild. El periodista Steve Pond escribió que fue en diciembre de 1935 que 13 directores se reunieron una noche en la casa de King Vidor, quien se convertiría en el primer presidente de la asociación.
Un sindicato con trayectoria
Para el momento en que nació este gremio, ya había un camino recorrido. Dos décadas antes, la labor de un director era poco reconocida y definida. No existía como la conocemos hoy. “J. Searle Dawley, quien se autodenominó el primer director de cine porque fue contratado por Edison Manufacturing Company para dirigir Las nueve vidas de un gato en 1907, dijo que “el camarógrafo estaba a cargo” antes de eso. En ocasiones, los estudios asignaban a un director su siguiente encargo sólo unos días antes de que comenzara a rodarse una película, excluyéndolo a él (o, en casos raros, a ella) de prácticamente toda la preproducción. A veces, el trabajo simplemente implicaba conseguir las tomas que el estudio quería, con poco o ningún espacio para la aportación creativa. Y el proceso de edición, a menudo, lo manejaba el estudio, no el director”, escribió Pond.
Eran momentos tensos, pues mientras el movimiento obrero se extendía por Estados Unidos, los estudios se resistían a las agremiaciones luego del bombardeo del edificio de Los Angeles Times. Entre la creación de asociaciones que trabajaban en contra de las indicaciones de la Federación Americana de Trabajo (AFL, por sus siglas en inglés), un primer grupo de directores se reunieron en 1915 y crearon la Motion Picture Directors Association (MPDA). “La MPDA se convirtió en el primer vehículo para presentar a los directores como un poder único”, escribió Lisa Mitchell en la revista DGA en 2001. “Mediante su unificación formal, los miembros establecieron la importancia de su nueva profesión y pudieron hablar con una sola voz dentro de la industria cinematográfica.” Sin embargo, en 1980, Vidor afirmó en una entrevista que ese primer grupo servía un propósito más social que de negociación.
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La MPDA continuó siendo parcialmente un club para caballeros y un negociador silencioso. Llegados los años 20, se negaron a la propuesta de la Federación Estadounidense del Trabajo de unirse al movimiento laboralista, argumentando que querían estar al servicio del arte de las películas. Uno de los catalizadores del decaimiento de aquella primera asociación fue la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Esta institución nació como una respuesta a la amenaza generalizada de la sindicalización por parte de directores, escritores y actores, y con la Academia el poder de estas organizaciones disminuyó, según Pond.
“Parte del objetivo de la Academia era mediar en disputas laborales, pero no es sorprendente que, dados los hombres en la cima, generalmente recayera en el lado que quisieran los estudios. Cuando la mayoría de los miembros de la MPDA se unieron a la rama de directores de la Academia a finales de los años 20, la MPDA prácticamente había desaparecido, ayudada, dijo Dawley, por la resistencia de los estudios que acabó con un colectivo de cineastas propuesto con el que los directores financiarían sus propias películas fuera del sistema de estudios”, escribió.
Los primeros 13 y el nacimiento de una institución
Cuando King Vidor y sus 13 colegas anunciaron a mediados de enero de 1936 que habpian creado un sindicato, lo hicieron a lo grande. El titular de la primera página de Daily Variety decía: “¡LOS DIRECTORES SE ORGANIZAN!”. En el artículo al interior reportaron que “un grupo de directores de cine acababa de lanzar una bomba sobre los productores y magnates de los estudios que dirigían Hollywood y controlaban el destino de todos los que trabajaban en el negocio del cine. Ahora eran miembros de una organización llamada Screen Directors Guild y tenían la intención de negociar como grupo un mejor trato, mejores salarios y mejores condiciones”, según Pond.
Este era el tercer gremio en crear su asociación, después de los escritores y actores, que lo habían hecho dos años antes. “Ahora los directores, debido a la naturaleza de su profesión (algunos podrían decir que también a la testarudez de su naturaleza) se encuentran entre los mayores individualistas del mundo”, dijo John Ford, uno de los fundadores. “Pero todos nos dimos cuenta de la necesidad de unirnos para proteger la integridad de la producción cinematográfica”.
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Las causas por las que comenzaron a luchar estos 13 directores hace casi 100 años son las mismas que defiende hoy la asociación que recibió el nombre de Directors Guild of America en 1960: “más aportes al desarrollo del guion, el casting y otros aspectos de la preproducción; libertad de interferencias de productores microgestionados y ejecutivos de estudios; el derecho a estar en la sala de edición y entregar su propio montaje de la película que llevaría su nombre”.
Pasaron tres años antes de que en 1939 los estudios reconocieran la existencia del sindicato que hoy es dirigido por Lesli Link Glatter y cuenta con más de 19.500 miembros.