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Tras el resultado del Brexit, que selló la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y las elecciones presidenciales en Estados Unidos que ganó Donald Trump, el concepto de noticias falsas, o fake news, cobró relevancia entre la opinión pública internacional. Si bien es cierto que la desinformación en los medios de comunicación es un fenómeno de vieja data, también es cierto que internet y las redes sociales han potenciado el impacto de este tipo de contenidos, en parte por su alcance, pero también por las facilidades que da la tecnología para manipular información.
¿En qué medida esta generación hace que el problema de las noticias falsas sea mucho más crítico?
Creo que, de una u otra manera, en el pasado los periódicos han reproducido noticias falsas para tratar de persuadir a las personas de pensar en una forma particular. Pero internet lo ha cambiado todo. Hoy, cualquiera puede establecerse como periodista y cualquiera puede crear una página web y empezar a dar sus interpretaciones sobre las noticias. Esto se ha convertido en un problema alrededor del mundo, pues en donde sea que internet tenga alcance habrá noticias falsas.
¿Qué tipo de personas tragan fácilmente las noticias falsas?
Supongo que las personas sin educación son blancos fáciles. Tenemos un problema con la alfabetización mediática. En realidad, no entendemos a los medios. Y creo que los medios mismos necesitan educar a la gente sobre cómo identificar noticias. Las escuelas deben enseñarles a los jóvenes, que usan redes sociales todo el tiempo, a ser críticos frente a lo que están leyendo, a seleccionar la verdad entre todo aquello que es falso. Necesitamos enseñarles a nuestros hijos en las escuelas a leer atentamente y a no apresurarse a emitir juicios.
Con todo lo que internet ofrece, parece mucho más difícil descubrir la verdad. ¿De qué manera podemos distinguir lo verdadero de lo falso en este contexto?
Ayudaría mucho que los principales medios de comunicación recuperaran la confianza de las personas. Hemos perdido mucha confianza y necesitamos vernos a nosotros mismos (los medios) en relación con las noticias falsas. Nosotros, que somos periodistas de oficio, sabemos buscar el origen de una historia y hacerla creíble. Necesitamos mostrar lo que hacemos en nuestro trabajo de una manera mucho más transparente: debemos admitir cuando no sabemos algo y necesitamos corregir nuestros errores abiertamente, porque así podemos generar confianza a nuestros lectores o televidentes. Además, debemos demostrarles que nos importa la verdad y que, si ellos quieren saber la verdad, deben venir a los medios de comunicación.
¿Qué posturas ideológicas suelen tomar ventaja de las noticias falsas?
Parece que todas las ideologías pueden hacerlo, tanto las de derecha como las de izquierda. Ambas partes las utilizan para sus propios fines. De hecho, una forma de detectar noticias falsas es que éstas se inclinan, de manera evidente, hacia una dirección particular. La terrible matanza en Las Vegas es un ejemplo. Hubo un montón de noticias falsas en menos de 24 horas: decían que quien disparó era un miembro de ISIS, que era antitrumpista y que era un comunista celebrando la Revolución rusa. Todo esto estaba completamente errado. Pero todo estaba conducido por personas con agenda propia.
¿Cuál cree que es la responsabilidad de los medios en el Brexit?
Mi tesis en el foro de mañana es que, desde hace 40 años, que nos unimos a la Unión Europea, ha existido una cobertura de medios muy hostil hacia al resto de Europa. Esto hizo que los británicos, lectores de periódicos, específicamente, sintieran que Inglaterra debía abandonar la Unión Europea. Creo que los principales medios son culpables de conducir a las personas a esa percepción tan particular sobre Europa. Han dicho que Europa ha sido algo malo para Inglaterra de muchas maneras. Estas no son noticias falsas, pero sí la exposición de un enfoque en el que se reportan las malas noticias por encima de las buenas. Porque sí hay muchas historias positivas que contar sobre Inglaterra y Europa, que no han salido en la mayoría de medios.
Entonces, en el contexto del Brexit, ¿cómo operaron las noticias falsas?
Las noticias falsas, más allá de eso, se apropiaron de la tecnología para dirigirse a las personas con un mensaje que sugería que debían votar para abandonar la Unión Europea. Por ejemplo, uno de los principales argumentos era que, si nos íbamos, podíamos tener 350 millones de libras esterlinas a la semana para gastar en nosotros y no en Europa. Y eso no es verdad. Nosotros no gastábamos 350 millones de libras esterlinas a la semana en Europa; gastábamos aproximadamente 90 millones de libras esterlinas, una cifra grande, pero no como la otra. Otra mentira es que podíamos controlar nuestras fronteras, protegernos de la inmigración. En teoría eso es cierto, pero si lo hiciéramos tendríamos, por ejemplo, un servicio médico colapsado y el sector agropecuario colapsado, porque definitivamente dependemos del trabajo de los inmigrantes. Ese era el tipo de mentiras que la gente creía.
¿De qué manera las noticias falsas pueden afectar la democracia?
La democracia está amenazada. La gente está siendo persuadida de manera deliberada. De hecho, está siendo conducida a votar en contra de sus propios intereses. En Inglaterra, a las personas las indujeron a votar por la salida de la Unión Europea, lo que dejará en la pobreza a las personas que están en la escala social más baja, y van a sufrir porque sus trabajos van a desaparecer. Tras el resultado del Brexit, que selló la salida del Reino Unido de la Unión Europea, y las elecciones presidenciales en Estados Unidos que ganó Donald Trump, el concepto de noticias falsas, o fake news, cobró relevancia entre la opinión pública internacional. Si bien es cierto que la desinformación en los medios de comunicación es un fenómeno de vieja data, también es cierto que internet y las redes sociales han potenciado el impacto de este tipo de contenidos, en parte por su alcance, pero también por las facilidades que da la tecnología para manipular información.