“Los reyes del mundo”, la película que viajó desde el Bajo Cauca a San Sebastián
La historia de centenares de jóvenes que deambulan en las carreteras del país es la misma que ganó ‘La concha de oro’ del festival de cine de San Sebastián.
Camilo Espitia Bernal
Los tres jóvenes se abalanzaron sobre la carretera. Venían colgados del container de una tractomula. Uno de ellos cayó, rodó, e inmediatamente se orilló hacia la acera. El otro saltó de la mano con una joven y apenas tocaron el suelo, también se apartaron de la vía. Rastrearon la zona con ojo de gato mirando a todo lado. Se acercaron a la gente y empezaron a pedir comida, dinero. Los transeúntes se alarmaron y se alejaron de la carretera departamental; la vía arterial del Bajo Cauca antioqueño. Los tres pedían con prisa, a contrarreloj, pero nadie les dio un peso ni algo de comer. No consiguieron nada.
Decidieron continuar. No tuvieron que esperar mucho para que pasara otro camión. Se treparon al planchón de una tractomula sin container y siguieron su camino. “Vendrán del Urabá o de Montería, quién sabe”, dijo alguien por ahí. ¿Para dónde van?, seguramente para Medellín.
El acontecimiento descrito lo vio quien escribe estas líneas a mediados de septiembre, en Caucasia, Antioquia, aunque es una situación diaria en la región. Los y las jóvenes saltando de un furgón a otro, cazando comida y dinero, con vida de nómadas buscando oportunidades, también es una de las escenas centrales de la película ‘Los reyes del mundo’, la aventura de cinco jóvenes que se grabó precisamente en el Bajo Cauca antioqueño. La historia de centenares de jóvenes que deambulan en las carreteras del país y que buscan una tierra soñada es la misma que ganó ‘La concha de oro’ del festival de cine de San Sebastián.
Después de su exitoso paso por Europa, ‘Los reyes del mundo’ volvieron al Bajo Cauca antioqueño junto a su directora Laura Mora, invitados a la 8va versión del ‘Festival de Cine del Bajo Cauca, ríos de historias’.
Un festival de cine en el Bajo Cauca antioqueño
En el 2015 un grupo de jóvenes de Caucasia organizaron con la Universidad de Antioquia, UdeA, unas actividades celebrando el cine. Luego de ello siguieron trabajando al punto de crear el ahora ‘Festival de Cine del Bajo Cauca’ que se realiza anualmente en la región. La octava versión se celebró entre el pasado 20 al 23 de octubre y, en estos años, han convocado a figuras del cine como al director Víctor Gaviria, el crítico Oswaldo Osorio, la productora Alejandra Quintero, y actores como Vicky Hernández, Hernán Méndez y Manolo Cruz. En esta última edición, los invitados estelares fueron los ‘Los reyes del mundo’, aunque también organizaron otras actividades alrededor de la cultura, el medioambiente y la inclusión.
“El objetivo del festival de es que la gente bajocaucana se reconozca y valore lo positivo que hay en nuestras tierras y comunidades, pero también, lograr que el país conozca lo bueno de esta región, ya que lo destacado es la violencia, aunque somos más: cine, arte y cultura”, afirmó Iván Vega, de la Corporación Río Abajo, creada por los jóvenes que, como él, fundaron el festival. Este año, el encuentro de cine también fue organizado por la UdeA; el Ministerio de Cultura; y el Fondo de Desarrollo Cinematográfico, FDC, entre otros aliados, con una temática de homenaje a los ríos como biomas que habilitan experiencias, culturas y realidades que caracterizan al Bajo Cauca antioqueño y al país.
El festival inició en la tarde del jueves 20 con un acto simbólico de memoria y reconciliación. A la vera del río Cauca se construyó una balsa que fue apañada con ofrendas por parte de pescadores, barequeros, campesinos, poblaciones LGBTIQ+, jóvenes y familias; se dejaron cultivos de la región como chopos (un plátano de la región), yucas y otros elementos como bateas para barequear, atarrayas para pescar y vestimentas de la región; insignias de la población. Más de 100 personas sintieron su territorio, su historia y sus experiencias colectivas, tan atravesadas por el conflicto armado. Al atardecer, se le prendió candela a la balsa de la memoria y se le dejó a la deriva de las olas del río.
Cineastas, poetas, cantautores, bailarines y artistas de todo el Bajo Cauca se reunieron en el evento para manifestar sus creaciones, convirtiendo al festival como una plataforma para visibilizar otros movimientos positivos del territorio. Un cronograma cultural que se complementó con la proyección de cine nacional y la participación de los directores y actores principales de películas como ‘Huellas’, grabada en el sur de Córdoba, ‘El silencio del río’ y ‘Cantos que inundan el río’, registrada en Bojayá, con la que los asistentes del festival vivieron una velada de alabaos’ con la protagonista Oneida Orjuela Barco.
Uno de los momentos más esperados es la gala de presentación de filminutos de la región. Llegaron producciones no solo del Bajo Cauca, sino de toda Antioquia, Córdoba, Sucre e incluso de Cundinamarca, demostrando el crecimiento de un festival que pronto será reconocido nacionalmente. Fueron aproximadamente tres horas de proyección local, en la que se vieron los trabajos de artistas del territorio, entre los que se cuentan los 50 jóvenes que la Corporación Río Abajo formó en producción audiovisual en el último año.
“Con el arte y los filminutos, las y los jóvenes se arriesgaron a dialogar temas que no se hablan en la región, pero que persisten, como la salud mental con la depresión y el suicidio; o sobre el conflicto con el reclutamiento y la aparición de cadáveres en el territorio; y también sobre las vulnerabilidades económicas de las familias, que se arriesgan con paga diarios, por ejemplo”, comentó Vega. Mediante el cine, la juventud del Bajo Cauca pudo crear su propia experiencia; reyes de su propio mundo.
A todos estos espacios se sumaron los de formación, como el que se realizó al público infantil sobre el cuidado de los ríos y del medioambiente; el de apreciación del cine con Oswaldo Osorio; y el de investigación con la periodista Patricia Nieto que expuso su libro ‘Los escogidos’, en donde se ve cómo la población de Puerto Berrío, en el Magdalena Medio antioqueño, toma los cadáveres que flotan en el río, los adoptan y les rinden culto.
La audiencia también pudo disfrutar las rimas de la cantautora ‘La Muchacha’, reconocida también por su activismo y por sus letras que incomodan y que aterrizan el oído y la consciencia a las historias del país, de lo que no está bien, de lo que se debe mejorar, de lo que se debe saber. El festival contó con la participación de más de 400 personas en los espacios de formación, y con más de 1.500 en las actividades varias de diálogos, exposiciones y proyecciones cinematográficas.
Los reyes del mundo volvieron a la tierra prometida
«En el mundo perfecto mío, el que no quiere, no existe».
«Yo no me quiero dormir, yo no quiero envejecer».
«Quisiera ser invisible, como la sombra».
«La libertad con los eternos, siempre presentes, ja, ja».
“Al grabar la película ‘Matar a Jesús’, vi que la juventud tiene muchos deseos, sobre todo de tener libertad, de tener un lugar en el mundo. Allí nació la idea de esta producción y el Bajo Cauca me dio esa sensación, siempre había sentido curiosidad con esa tierra. En el 2016 la visité, y mirando los paisajes, la gente, escribí en mi libreta ‘chicos haciendo daño, reclamando el mundo’, ‘chicos vengándose del mundo’, ‘somos los reyes del mundo’. Así, en el Bajo Cauca, nació ‘Los reyes del mundo’”, comentaba la directora Laura Mora, en el conversatorio.
Los cinco protagonistas, Laura Mora y Mirlanda Torres, la directora y productora respectivamente, habían sido citados a un evento en Estados Unidos en la misma fecha que el festival de cine del Bajo Cauca, pero el elenco prefirió volver a la tierra prometida, a la región donde se ubica el anhelado terreno de Rá. La proyección de la película y el seguido conversatorio fue en la noche del viernes 21. Tres horas antes de la hora de inicio, el auditorio ya se estaba colmado; la población se sentía representada.
En el conversatorio, la directora afirmó que uno de los principales fines de la película era demostrar la solidaridad que hay en la gente del país, a pesar de la violencia y del conflicto armado latente. “En todos lados existen brotes de profunda humanidad, incluso estando tan cascados como sociedad”. Es entonces cuando la productora Mirlanda Torres afirmó que, en el proceso de buscar locaciones para la película, siempre se encontraron con gente empática y colaboradora. “La misma población participó en los castings de los extras, y con emprendimientos locales contratamos la comida. Sentimos que la gente estaba incluso ayudándonos a crear la mejor versión de esta película”, comentó Torres.
«Dicen que el agua es la sangre del planeta.
Y con sus lágrimas, baña la tierra.
Y con mi sangre, baño la tierra.
El caudal que se ha formado inunda este valle,
llevándose la memoria de mis abuelos, de los suyos, los de ellos, los nuestros.
Y el mar ansioso espera.
Shhh… ».
“En el territorio me di cuenta de que siempre hay un rumor de peligro y dificultad, y es como si se volviera en una forma de control; como que los territorios se vuelven vetados para la belleza, para acercarse, para conocer y descubrir al otro, para construir relatos, historias e imágenes. Es algo que quería confrontar con la película. Nosotros como foráneos y la gente del Bajo Cauca como locales, logramos atravesar esa neblina de rumores negativos y descubrimos la belleza de la gente, del paisaje. Y creo que Colombia está atravesada por ese rumor, por esa neblina; deberíamos ser capaces de atravesarlo mediante la juntanza y la creación”; expresaba Mora.
La directora también quería abordar el conflicto armado y los procesos de restitución de tierra, que vienen de la mano. Según la artista, la disputa por los terrenos es el punto central del conflicto colombiano, como el hecho de que tener una tierra con riqueza era una condena. “Junto a las frustraciones juveniles, vi en el Bajo Cauca una tierra llena de tesoros tristes, un escenario complementado de lo que quería mostrar en la película”.
Finalmente, la charla tuvo un espacio en el que los asistentes pudieron expresar sus preguntas y percepciones. Una de las manifestaciones más continuas fue de agradecimiento al elenco, afirmando que, mediante la película, se le abrían más puertas al Bajo Cauca para desestigmatizar y mostrar la región y la calidez de la gente.
Aunque los tres polizones vistos en Caucasia se abalanzaron a la carretera y se treparon de un camión a otro rápida y certeramente, la escena se percibió en cámara lenta. Y así es como Laura Mora aconseja ver su película, viviendo los silencios y las pausas; espacios para sentir, pensar o para que simplemente no pase nada. Una apuesta por la reflexión, por ver que nuestras historias de migración, racismo, apatía y desigualdad son galardonadas en Europa, mientras que acá siguen siendo invisibilizadas y pasadas por alto.
La película ‘Los reyes del mundo’ aun se encuentra disponible en las salas de cine del país.
Los tres jóvenes se abalanzaron sobre la carretera. Venían colgados del container de una tractomula. Uno de ellos cayó, rodó, e inmediatamente se orilló hacia la acera. El otro saltó de la mano con una joven y apenas tocaron el suelo, también se apartaron de la vía. Rastrearon la zona con ojo de gato mirando a todo lado. Se acercaron a la gente y empezaron a pedir comida, dinero. Los transeúntes se alarmaron y se alejaron de la carretera departamental; la vía arterial del Bajo Cauca antioqueño. Los tres pedían con prisa, a contrarreloj, pero nadie les dio un peso ni algo de comer. No consiguieron nada.
Decidieron continuar. No tuvieron que esperar mucho para que pasara otro camión. Se treparon al planchón de una tractomula sin container y siguieron su camino. “Vendrán del Urabá o de Montería, quién sabe”, dijo alguien por ahí. ¿Para dónde van?, seguramente para Medellín.
El acontecimiento descrito lo vio quien escribe estas líneas a mediados de septiembre, en Caucasia, Antioquia, aunque es una situación diaria en la región. Los y las jóvenes saltando de un furgón a otro, cazando comida y dinero, con vida de nómadas buscando oportunidades, también es una de las escenas centrales de la película ‘Los reyes del mundo’, la aventura de cinco jóvenes que se grabó precisamente en el Bajo Cauca antioqueño. La historia de centenares de jóvenes que deambulan en las carreteras del país y que buscan una tierra soñada es la misma que ganó ‘La concha de oro’ del festival de cine de San Sebastián.
Después de su exitoso paso por Europa, ‘Los reyes del mundo’ volvieron al Bajo Cauca antioqueño junto a su directora Laura Mora, invitados a la 8va versión del ‘Festival de Cine del Bajo Cauca, ríos de historias’.
Un festival de cine en el Bajo Cauca antioqueño
En el 2015 un grupo de jóvenes de Caucasia organizaron con la Universidad de Antioquia, UdeA, unas actividades celebrando el cine. Luego de ello siguieron trabajando al punto de crear el ahora ‘Festival de Cine del Bajo Cauca’ que se realiza anualmente en la región. La octava versión se celebró entre el pasado 20 al 23 de octubre y, en estos años, han convocado a figuras del cine como al director Víctor Gaviria, el crítico Oswaldo Osorio, la productora Alejandra Quintero, y actores como Vicky Hernández, Hernán Méndez y Manolo Cruz. En esta última edición, los invitados estelares fueron los ‘Los reyes del mundo’, aunque también organizaron otras actividades alrededor de la cultura, el medioambiente y la inclusión.
“El objetivo del festival de es que la gente bajocaucana se reconozca y valore lo positivo que hay en nuestras tierras y comunidades, pero también, lograr que el país conozca lo bueno de esta región, ya que lo destacado es la violencia, aunque somos más: cine, arte y cultura”, afirmó Iván Vega, de la Corporación Río Abajo, creada por los jóvenes que, como él, fundaron el festival. Este año, el encuentro de cine también fue organizado por la UdeA; el Ministerio de Cultura; y el Fondo de Desarrollo Cinematográfico, FDC, entre otros aliados, con una temática de homenaje a los ríos como biomas que habilitan experiencias, culturas y realidades que caracterizan al Bajo Cauca antioqueño y al país.
El festival inició en la tarde del jueves 20 con un acto simbólico de memoria y reconciliación. A la vera del río Cauca se construyó una balsa que fue apañada con ofrendas por parte de pescadores, barequeros, campesinos, poblaciones LGBTIQ+, jóvenes y familias; se dejaron cultivos de la región como chopos (un plátano de la región), yucas y otros elementos como bateas para barequear, atarrayas para pescar y vestimentas de la región; insignias de la población. Más de 100 personas sintieron su territorio, su historia y sus experiencias colectivas, tan atravesadas por el conflicto armado. Al atardecer, se le prendió candela a la balsa de la memoria y se le dejó a la deriva de las olas del río.
Cineastas, poetas, cantautores, bailarines y artistas de todo el Bajo Cauca se reunieron en el evento para manifestar sus creaciones, convirtiendo al festival como una plataforma para visibilizar otros movimientos positivos del territorio. Un cronograma cultural que se complementó con la proyección de cine nacional y la participación de los directores y actores principales de películas como ‘Huellas’, grabada en el sur de Córdoba, ‘El silencio del río’ y ‘Cantos que inundan el río’, registrada en Bojayá, con la que los asistentes del festival vivieron una velada de alabaos’ con la protagonista Oneida Orjuela Barco.
Uno de los momentos más esperados es la gala de presentación de filminutos de la región. Llegaron producciones no solo del Bajo Cauca, sino de toda Antioquia, Córdoba, Sucre e incluso de Cundinamarca, demostrando el crecimiento de un festival que pronto será reconocido nacionalmente. Fueron aproximadamente tres horas de proyección local, en la que se vieron los trabajos de artistas del territorio, entre los que se cuentan los 50 jóvenes que la Corporación Río Abajo formó en producción audiovisual en el último año.
“Con el arte y los filminutos, las y los jóvenes se arriesgaron a dialogar temas que no se hablan en la región, pero que persisten, como la salud mental con la depresión y el suicidio; o sobre el conflicto con el reclutamiento y la aparición de cadáveres en el territorio; y también sobre las vulnerabilidades económicas de las familias, que se arriesgan con paga diarios, por ejemplo”, comentó Vega. Mediante el cine, la juventud del Bajo Cauca pudo crear su propia experiencia; reyes de su propio mundo.
A todos estos espacios se sumaron los de formación, como el que se realizó al público infantil sobre el cuidado de los ríos y del medioambiente; el de apreciación del cine con Oswaldo Osorio; y el de investigación con la periodista Patricia Nieto que expuso su libro ‘Los escogidos’, en donde se ve cómo la población de Puerto Berrío, en el Magdalena Medio antioqueño, toma los cadáveres que flotan en el río, los adoptan y les rinden culto.
La audiencia también pudo disfrutar las rimas de la cantautora ‘La Muchacha’, reconocida también por su activismo y por sus letras que incomodan y que aterrizan el oído y la consciencia a las historias del país, de lo que no está bien, de lo que se debe mejorar, de lo que se debe saber. El festival contó con la participación de más de 400 personas en los espacios de formación, y con más de 1.500 en las actividades varias de diálogos, exposiciones y proyecciones cinematográficas.
Los reyes del mundo volvieron a la tierra prometida
«En el mundo perfecto mío, el que no quiere, no existe».
«Yo no me quiero dormir, yo no quiero envejecer».
«Quisiera ser invisible, como la sombra».
«La libertad con los eternos, siempre presentes, ja, ja».
“Al grabar la película ‘Matar a Jesús’, vi que la juventud tiene muchos deseos, sobre todo de tener libertad, de tener un lugar en el mundo. Allí nació la idea de esta producción y el Bajo Cauca me dio esa sensación, siempre había sentido curiosidad con esa tierra. En el 2016 la visité, y mirando los paisajes, la gente, escribí en mi libreta ‘chicos haciendo daño, reclamando el mundo’, ‘chicos vengándose del mundo’, ‘somos los reyes del mundo’. Así, en el Bajo Cauca, nació ‘Los reyes del mundo’”, comentaba la directora Laura Mora, en el conversatorio.
Los cinco protagonistas, Laura Mora y Mirlanda Torres, la directora y productora respectivamente, habían sido citados a un evento en Estados Unidos en la misma fecha que el festival de cine del Bajo Cauca, pero el elenco prefirió volver a la tierra prometida, a la región donde se ubica el anhelado terreno de Rá. La proyección de la película y el seguido conversatorio fue en la noche del viernes 21. Tres horas antes de la hora de inicio, el auditorio ya se estaba colmado; la población se sentía representada.
En el conversatorio, la directora afirmó que uno de los principales fines de la película era demostrar la solidaridad que hay en la gente del país, a pesar de la violencia y del conflicto armado latente. “En todos lados existen brotes de profunda humanidad, incluso estando tan cascados como sociedad”. Es entonces cuando la productora Mirlanda Torres afirmó que, en el proceso de buscar locaciones para la película, siempre se encontraron con gente empática y colaboradora. “La misma población participó en los castings de los extras, y con emprendimientos locales contratamos la comida. Sentimos que la gente estaba incluso ayudándonos a crear la mejor versión de esta película”, comentó Torres.
«Dicen que el agua es la sangre del planeta.
Y con sus lágrimas, baña la tierra.
Y con mi sangre, baño la tierra.
El caudal que se ha formado inunda este valle,
llevándose la memoria de mis abuelos, de los suyos, los de ellos, los nuestros.
Y el mar ansioso espera.
Shhh… ».
“En el territorio me di cuenta de que siempre hay un rumor de peligro y dificultad, y es como si se volviera en una forma de control; como que los territorios se vuelven vetados para la belleza, para acercarse, para conocer y descubrir al otro, para construir relatos, historias e imágenes. Es algo que quería confrontar con la película. Nosotros como foráneos y la gente del Bajo Cauca como locales, logramos atravesar esa neblina de rumores negativos y descubrimos la belleza de la gente, del paisaje. Y creo que Colombia está atravesada por ese rumor, por esa neblina; deberíamos ser capaces de atravesarlo mediante la juntanza y la creación”; expresaba Mora.
La directora también quería abordar el conflicto armado y los procesos de restitución de tierra, que vienen de la mano. Según la artista, la disputa por los terrenos es el punto central del conflicto colombiano, como el hecho de que tener una tierra con riqueza era una condena. “Junto a las frustraciones juveniles, vi en el Bajo Cauca una tierra llena de tesoros tristes, un escenario complementado de lo que quería mostrar en la película”.
Finalmente, la charla tuvo un espacio en el que los asistentes pudieron expresar sus preguntas y percepciones. Una de las manifestaciones más continuas fue de agradecimiento al elenco, afirmando que, mediante la película, se le abrían más puertas al Bajo Cauca para desestigmatizar y mostrar la región y la calidez de la gente.
Aunque los tres polizones vistos en Caucasia se abalanzaron a la carretera y se treparon de un camión a otro rápida y certeramente, la escena se percibió en cámara lenta. Y así es como Laura Mora aconseja ver su película, viviendo los silencios y las pausas; espacios para sentir, pensar o para que simplemente no pase nada. Una apuesta por la reflexión, por ver que nuestras historias de migración, racismo, apatía y desigualdad son galardonadas en Europa, mientras que acá siguen siendo invisibilizadas y pasadas por alto.
La película ‘Los reyes del mundo’ aun se encuentra disponible en las salas de cine del país.