Nina Hoss, entre la melancolía y el humor

La premisa de la película Volver a Montauk es clara y puede ser hasta real: “Siempre hay un amor en tu vida al que no se olvida, por mucho que se intente”.

La más reciente propuesta cinematográfica del director alemán Volker Schlöndorff, ganador de un premio Óscar por El tambor de hojalata, plantea un drama romántico que se potencializa con las actuaciones del sueco Stellan Skarsgård y de la alemana Nina Hoss.

Conversamos con Nina Hoss, quien resultó ganadora del Oso de Plata en la Berlinale de 2007, y nos contó detalles del rodaje del filme Volver a Montauk, en el que interpreta de Rebecca.

“Volver a Montauk” es su primera película con Volker Schlöndorff. ¿Cómo llegó usted a ser parte de este proyecto cinematográfico?

Ya había actuado con Ulrich Matthes, quien ya ha hecho muchas películas con Volker Schlöndorff. Así es como llegamos a tener una conexión, pero nunca resultó en una conversación personal, hasta que nos reunimos en los European Film Awards en Malta, en 2012. Después de eso, él vino a ver mis actuaciones en el Schaubühne, en Berlín, de vez en cuando, y una tarde me preguntó si podía enviarme su guion. ¡Por supuesto que podía! Y me pareció increíble desde el principio. No había leído algo así desde hacía mucho tiempo. Volver a Montauk tiene una mezcla tan buena de melancolía y humor lacónico que realmente me gustó. No se toma demasiado en serio nada y, sin embargo, uno no tiene el menor deseo de desprenderse de estos personajes. En esta cinta me sentí casi como en una despedida para mí: de cierta manera de hablar y pensar, reflexionar sobre la vida, casi una despedida del humanismo, pero sin nostalgia, para que uno no empiece a pensar que todo era mejor en los viejos tiempos.

Stellan Skarsgård dice que probablemente nunca ha tenido en sus manos un guion como el de esta película, ¿cuál es su opinión al respecto?

Es verdad. Estoy totalmente de acuerdo. Desde el guion la película me sorprendió muchísimo. El hecho de que a un personaje se le dé tanto diálogo es algo que solo conozco por mi trabajo en el teatro y eso es lo que me atrajo de inmediato. ¿Cómo logras esto sin que se vuelva teatral? El hecho de que un personaje tenga mucho que decir y también obtenga el espacio que necesita es un regalo maravilloso. Tenía muchas ganas de trabajar.

¿Cómo analiza a Rebecca, su personaje en “Volver a Montauk”?

Ella es bastante complicada, pero tengo una imagen clara de Rebecca. De lo contrario, no podría jugar con ella. Prefiero no decir mucho sobre ella porque es tan misteriosa, y naturalmente también es ella una superficie de proyección. La historia es contada desde la perspectiva del autor, Max. Rebecca es lo que Max ve en ella; inicialmente. Al principio, se la considera una mujer que tiene su vida bajo control. Ella está ganando mucho dinero, le ha ido bien como mujer de Alemania Oriental en Nueva York. Pero no escuchamos, por ejemplo, por qué Rebecca tiene un problema tan grande con Alemania. Todavía hay algunas lagunas. Tienes que juntar las cosas para dibujar de manera acertada a esta mujer.

Es decir… ¿inicialmente Rebecca se ve desde los ojos de un hombre?

Claro. La vemos a través de los ojos de Max, y luego ella evade la proyección del hombre, lo que es maravilloso. De repente, Rebecca asume una autonomía. Saber esto desde el principio fue una herramienta importante, pero me tocó esperar a unir todos los elementos para construirla y eso fue muy emocionante para mí. Lo que también me atrajo en el papel fue que Max asume que él es el responsable de la desgracia de Rebecca: es inútil pensar esto y ella se encarga de complicar todo todavía más.

¿Por qué Rebecca le da a Max otra oportunidad?

Porque ella sabe que no está terminado todo, no lo ha superado. No terminó bien en ese entonces y ella necesita saber si este amor podría ser reavivado. Si tal cosa es del todo posible. Ella quiere establecer si puede perdonar todo después de 17 años y empezar de nuevo en el punto donde lo dejó. Rebecca traza estas emociones, se entrega a sí misma porque también está llena de anhelo. Las emociones no se detienen porque estás triste o has sufrido un golpe de suerte. Y Rebecca se siente a gusto con Max: se conocen, se conocen los cuerpos, se sienten seguros el uno con el otro y esa es la principal razón por la que los personajes se dan otra oportunidad.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Stellan Skarsgård?

Fue realmente genial trabajar con él y muy especial. Puede probar cosas y confiar en que la otra persona lo acompañará cuando se desvíe en otra dirección. Yo creo que logramos una complicidad muy especial. Él es una persona muy divertida y eso provocó que muy pronto empezáramos a bailar juntos.

¿Qué aprendió de su director, Volker Schlöndorff?

Me encantan sus películas. No es que no lo hubiera esperado de él, pero de todos modos me sorprendió: esta modernidad, este vigor y entusiasmo, su amor por el trabajo y las personas que trabajan con él, y luego esta velocidad, además de su energía. Volker aporta a la película una gran alegría. Lo que también me impresionó fue cómo Volker y Jérôme Alméras, nuestro fantástico director de fotografía, trabajan de la mano de una forma tan sincronizada. Ambos están totalmente seguros de lo que están buscando y lo que quieren. Y eso es todo lo que necesitan. Es tan agradable para los actores cuando no se tiene que entregar mil variaciones de un personaje sin saber cuál será finalmente el elegido. Por supuesto, al final del día, todas las películas se juntan en la edición, y Volver a Montauk no será una excepción a eso. Pero, en esta ocasión, el rodaje y el trabajo en las escenas me dieron mucho placer. Volker Schlöndorff es extremadamente atento como director, tan atento a sus actores que siempre te sientes respaldado. Y hay muchas cosas de las uno termina riéndose con él.

La premisa de la película Volver a Montauk es clara y puede ser hasta real: “Siempre hay un amor en tu vida al que no se olvida, por mucho que se intente”.

La más reciente propuesta cinematográfica del director alemán Volker Schlöndorff, ganador de un premio Óscar por El tambor de hojalata, plantea un drama romántico que se potencializa con las actuaciones del sueco Stellan Skarsgård y de la alemana Nina Hoss.

Conversamos con Nina Hoss, quien resultó ganadora del Oso de Plata en la Berlinale de 2007, y nos contó detalles del rodaje del filme Volver a Montauk, en el que interpreta de Rebecca.

“Volver a Montauk” es su primera película con Volker Schlöndorff. ¿Cómo llegó usted a ser parte de este proyecto cinematográfico?

Ya había actuado con Ulrich Matthes, quien ya ha hecho muchas películas con Volker Schlöndorff. Así es como llegamos a tener una conexión, pero nunca resultó en una conversación personal, hasta que nos reunimos en los European Film Awards en Malta, en 2012. Después de eso, él vino a ver mis actuaciones en el Schaubühne, en Berlín, de vez en cuando, y una tarde me preguntó si podía enviarme su guion. ¡Por supuesto que podía! Y me pareció increíble desde el principio. No había leído algo así desde hacía mucho tiempo. Volver a Montauk tiene una mezcla tan buena de melancolía y humor lacónico que realmente me gustó. No se toma demasiado en serio nada y, sin embargo, uno no tiene el menor deseo de desprenderse de estos personajes. En esta cinta me sentí casi como en una despedida para mí: de cierta manera de hablar y pensar, reflexionar sobre la vida, casi una despedida del humanismo, pero sin nostalgia, para que uno no empiece a pensar que todo era mejor en los viejos tiempos.

Stellan Skarsgård dice que probablemente nunca ha tenido en sus manos un guion como el de esta película, ¿cuál es su opinión al respecto?

Es verdad. Estoy totalmente de acuerdo. Desde el guion la película me sorprendió muchísimo. El hecho de que a un personaje se le dé tanto diálogo es algo que solo conozco por mi trabajo en el teatro y eso es lo que me atrajo de inmediato. ¿Cómo logras esto sin que se vuelva teatral? El hecho de que un personaje tenga mucho que decir y también obtenga el espacio que necesita es un regalo maravilloso. Tenía muchas ganas de trabajar.

¿Cómo analiza a Rebecca, su personaje en “Volver a Montauk”?

Ella es bastante complicada, pero tengo una imagen clara de Rebecca. De lo contrario, no podría jugar con ella. Prefiero no decir mucho sobre ella porque es tan misteriosa, y naturalmente también es ella una superficie de proyección. La historia es contada desde la perspectiva del autor, Max. Rebecca es lo que Max ve en ella; inicialmente. Al principio, se la considera una mujer que tiene su vida bajo control. Ella está ganando mucho dinero, le ha ido bien como mujer de Alemania Oriental en Nueva York. Pero no escuchamos, por ejemplo, por qué Rebecca tiene un problema tan grande con Alemania. Todavía hay algunas lagunas. Tienes que juntar las cosas para dibujar de manera acertada a esta mujer.

Es decir… ¿inicialmente Rebecca se ve desde los ojos de un hombre?

Claro. La vemos a través de los ojos de Max, y luego ella evade la proyección del hombre, lo que es maravilloso. De repente, Rebecca asume una autonomía. Saber esto desde el principio fue una herramienta importante, pero me tocó esperar a unir todos los elementos para construirla y eso fue muy emocionante para mí. Lo que también me atrajo en el papel fue que Max asume que él es el responsable de la desgracia de Rebecca: es inútil pensar esto y ella se encarga de complicar todo todavía más.

¿Por qué Rebecca le da a Max otra oportunidad?

Porque ella sabe que no está terminado todo, no lo ha superado. No terminó bien en ese entonces y ella necesita saber si este amor podría ser reavivado. Si tal cosa es del todo posible. Ella quiere establecer si puede perdonar todo después de 17 años y empezar de nuevo en el punto donde lo dejó. Rebecca traza estas emociones, se entrega a sí misma porque también está llena de anhelo. Las emociones no se detienen porque estás triste o has sufrido un golpe de suerte. Y Rebecca se siente a gusto con Max: se conocen, se conocen los cuerpos, se sienten seguros el uno con el otro y esa es la principal razón por la que los personajes se dan otra oportunidad.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Stellan Skarsgård?

Fue realmente genial trabajar con él y muy especial. Puede probar cosas y confiar en que la otra persona lo acompañará cuando se desvíe en otra dirección. Yo creo que logramos una complicidad muy especial. Él es una persona muy divertida y eso provocó que muy pronto empezáramos a bailar juntos.

¿Qué aprendió de su director, Volker Schlöndorff?

Me encantan sus películas. No es que no lo hubiera esperado de él, pero de todos modos me sorprendió: esta modernidad, este vigor y entusiasmo, su amor por el trabajo y las personas que trabajan con él, y luego esta velocidad, además de su energía. Volker aporta a la película una gran alegría. Lo que también me impresionó fue cómo Volker y Jérôme Alméras, nuestro fantástico director de fotografía, trabajan de la mano de una forma tan sincronizada. Ambos están totalmente seguros de lo que están buscando y lo que quieren. Y eso es todo lo que necesitan. Es tan agradable para los actores cuando no se tiene que entregar mil variaciones de un personaje sin saber cuál será finalmente el elegido. Por supuesto, al final del día, todas las películas se juntan en la edición, y Volver a Montauk no será una excepción a eso. Pero, en esta ocasión, el rodaje y el trabajo en las escenas me dieron mucho placer. Volker Schlöndorff es extremadamente atento como director, tan atento a sus actores que siempre te sientes respaldado. Y hay muchas cosas de las uno termina riéndose con él.