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El realizador británico-estadounidense, un perfeccionista obsesivamente puntual y amante del té, quien es conocido por combinar un jugueteo inventivo e intelectual con un énfasis en el realismo, fue declarado mejor director por la Academia.
“A la academia, solo decir que el cine tiene poco más de 100 años. Me refiero a que imaginen estar ahí 100 años en la pintura o el teatro. No sabemos hacia dónde se dirige este increíble viaje. Pero saber que piensan que soy una parte importante significa mucho para mí”, señaló el cineasta al recibir la estatuilla.
Es el punto alto hasta ahora de una carrera que ha llevado a Nolan de querido de las producciones artísticas (“Memento”), pasando a salvador de los superhéroes (la trilogía de “Batman inicia”) hasta raro proveedor de ciencia ficción original (“El origen”, “Interstelar”) en un mercado plagado por secuelas.
Nolan, de 53 años, estuvo cerca de la gloria del Óscar en el pasado, especialmente con su alucinante cinta épica de 2017 “Dunkerque”.
Pero el director, a veces tachado por la crítica de técnico magistral y cineasta de género más que de verdadero autor visionario, nunca había ganado un Óscar antes de “Oppenheimer”, que dominó la gala del domingo con siete estatuillas.
Nacido en 1970, el hijo de un editor de publicidad británico y una aeromoza estadounidense, Nolan tuvo una particular infancia trasatlántica.
Después de ver “La guerra de las Galaxias” y un nuevo lanzamiento de “2001: Odisea del espacio” en el cine cuando tenía siete años, Nolan comenzó rápidamente a hacer películas en la vieja cámara Súper 8 de su padre.
Nolan estudió en un internado, y luego optó por un título en literatura inglesa en la Universidad College de Londres, que escogió en parte por sus instalaciones de rodaje.
Allí montó una sociedad de cine con su futura productora y esposa, Emma Thomas, con quien se mudó a Los Ángeles luego de graduarse.
Nolan saltó a la fama a los 30 años con “Memento”, un filme criminal vanguardista, inteligente y sinuoso, con una narrativa no lineal que se ha convertido en su marca. Fue un éxito de festival y le ganó su primera nominación al Óscar, por guion.
“Orgulloso”
Su gran debut como director de gran presupuesto fue “Insomnia” (2002), protagonizada por Al Pacino en el papel de un policía de Los Ángeles enviado a Alaska a investigar un asesinato.
El veterano director Steven Soderbergh había recomendado Nolan a Warner Bros., y luego reveló detalles de una conversación que tuvo con Pacino en el set de la película.
“Te puedo decir ahora mismo, en algún punto en el futuro próximo, voy a estar muy orgulloso de decir que estuve ‘en una película de Christopher Nolan’”, le dijo Pacino a Soderbergh.
El éxito de la película le permitió a Nolan proponer su descarnada visión realista para las nuevas películas de Batman que el estudio estaba planeando. “Batman inicia” dio pie a una trilogía de películas dirigidas por Nolan, con Christian Bale en el papel del enmascarado.
La segunda parte, “Batman: El caballero de la noche”, es considerada con frecuencia la mejor película de superhéroes jamás hecha. Fue la primera en recaudar 1.000 millones de dólares y la primera en generar un Óscar por actuación, la estatuilla póstuma que recayó en Heath Ledger como el villano Guasón.
La tercera, “Batman: El caballero de la noche asciende”, conquistó menos elogios, pero se convirtió en el mayor éxito comercial de su carrera, que ya acumula más de 6.000 millones de taquilla.
En medio, Nolan lanzó “El gran truco”, un suspenso de época sobre el duelo entre dos magos -interpretados por Bale y Hugh Jackman-, y “El origen”.
Nuclear
“El origen”, una película de intriga tremendamente ambiciosa, en la que Leonardo DiCaprio y Marion Cotillard saltan entre mundos de ensueño encadenados, consolidó la reputación de Nolan como un cineasta de Hollywood único que podía obtener grandes presupuestos y un control creativo total para películas originales, y aun así generar lucro.
Ganó cuatro Premios Óscar, incluyendo uno por sus impresionantes efectos visuales, y le dio a Nolan su primera nominación individual desde “Memento”.
Su siguiente producción original de ciencia ficción, “Interestelar”, se llevó otro Óscar por efectos visuales e inició su colaboración con el estimado físico teórico Kip Thorne.
Después, el director miró al pasado con “Dunkerque”, una tensa narración de la evacuación de cientos de miles de tropas aliadas de una playa del norte de Francia durante la Segunda Guerra Mundial.
La película le dio su primera candidatura como mejor director, y su ambientación en los años 1940 presagiaba “Oppenheimer”.
Su siguiente película, “Tenet”, otra ambiciosa producción de ciencia ficción, le trajo el interés por la destrucción nuclear.
Pero fue la lectura de “Prometeo Americano”, la biografía de 2005 ganadora de un Pulitzer sobre el padre de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer, la que lo colocó en el camino que finalmente le daría la gloria del Óscar.