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Colombia ha sido un referente de las novelas latinoamericanas. El país se ha caracterizado por historias de ficción y hasta bionovelas, algunas propuestas como Pasión de gavilanes o el éxito de La reina del flow, que también se adueñaron del top diez de Netflix. Parece que ahora la producción nacional toma un segundo aire al abrirse a trabajos realizados exclusivamente para plataformas. Es así como llega una serie producida por Netflix para Latinoamérica y dirigida por el venezolano Leonardo Padrón. Se trata de Pálpito, una ficción rodada en Bogotá que consta de catorce episodios de 45 minutos.
Pálpito ha sido tema de conversación en los últimos días, ya que a pocas semanas de su estreno ha ocupado el primer puesto en la plataforma y no solo en Colombia, sino en varios países de Latinoamérica, como Argentina, Bolivia, México y Brasil, y en países de habla no hispana como Estados Unidos. El fenómeno va más allá, puesto que, además de liderar en 25 países de América, también ha conseguido la distinción número uno en 22 naciones de Europa.
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De igual manera, la propuesta ha logrado impacto en el continente africano y asiático e incluso en Nueva Caledonia, en Oceanía. De acuerdo con Netflix, apenas una semana después de su estreno, la serie Pálpito alcanzó más de 68 millones de horas vistas por personas de todo el mundo y el puesto número uno en el top diez global de la plataforma de streaming en series de habla no inglesa.
La pregunta que se hacen muchos es: ¿en qué consiste la serie, que le ha permitido ser un éxito mundial? Si bien es protagonizada por actores de renombre en Colombia como Sebastián Martínez, Ana Lucía Domínguez y el argentino Michel Brown, la ficción sumerge al espectador en un thriller de misterio, amor, venganza y poder, en el que cada una de las historias, aparentemente alejadas y únicas, se van entremezclando y tejiendo gracias a los flashbacks y algunas pistas que van dejando los capítulos. La trama no es color de rosa; por el contrario, ofrece un panorama oscuro, desolador y que en cualquier momento estaría listo para explotar.
La esposa de Simón es asesinada para extraerle el corazón y trasplantárselo a Camila, la pareja de un hombre adinerado. En busca de venganza, Simón se sumerge en el peligroso mundo del tráfico de órganos. En su frenética búsqueda, el destino hará que se enamore de Camila, la mujer que sobrevivió gracias al corazón de su esposa asesinada. El clímax llegará cuando ambos descubran la verdad.
La serie comienza con una canción de Carlos Vives, mientras se ve a una pareja cantando feliz y planeando lo que será el concierto de sus vidas. Sin embargo, un trágico accidente en una escena oscura dañará ese plan para siempre. Simón queda inconsciente por el impacto, aunque su esposa sobrevive, se ve luego que unos hombres, aparentemente intentando ayudarla en un principio, se la llevan a la fuerza, con el fin de quitarle el corazón y trasplantarlo a otra mujer que lo necesita. Es así como la serie se involucra en el tema de tráfico de órganos, romantizado en la idea de lo que sería capaz de hacer una persona por amor.
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“Esta serie es como la vida misma, un día estás viviendo una historia de amor y al otro día una historia de terror, un thriller o una comedia. Me parece muy interesante que el espectador va a ver una historia donde alguien está tan al límite, porque uno a veces no se hace preguntas, pero cuando a través de una pieza audiovisual, en este caso una serie, te plantea preguntas como ¿yo que haría? Ahí comienzan a desenvolverse muchas emociones”, asegura Sebastián Martínez, quien interpreta al poderoso Zacarías, quien hará de todo por salvar a la mujer de su vida, aunque eso implique sacrificar a otros.
Zacarías es un hombre de personalidad enigmática. Asesor presidencial, un estratega encargado de ubicar bien a los mandatarios. De ahí que la serie incluya tintes políticos y el tema de los poderes. Es una persona egocéntrica, que cree que lo puede controlar todo y que se mueva como él quiera, pero el tiempo le demostrará que no tiene el poder siempre.
Para Sebastián Martínez, Pálpito implicó muchos retos actorales, “principalmente porque es muy opuesto a mi personalidad. Es un tipo muy frío, muy calculador, que no demuestra sus sentimientos. Siempre está pensando en el paso siguiente y yo soy muy diferente, soy más emocional. Yo nunca había hecho un personaje así”, cuenta el actor.
A pesar de que la producción trata el tema del tráfico y trasplante de órganos, la historia es totalmente ficticia y no busca asemejarse a un documental. Por eso, el actor, Sebastián Martínez recomienda al público que la vea como una forma de entretenimiento que, para él, ofrece una gran puesta en escena, actuación y fotografía al nivel de muchas otras producciones.