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Zonas montañosas de las afueras de Bogotá fueron el escenario de rodaje de la película independiente estadounidense "Blunt Force Trauma", una historia sobre un temerario juego que terminó de filmarse esta semana y tiene como protagonistas a Mickey Rourke, Freida Pinto y Ryan Kwanten.
Esta 'road movie', aún sin nombre en español, tiene una trama llena de acción y adrenalina, en la que los personajes de Pinto ("Quién quiere ser millonario") y Kwanten ("True Blood") emprenden un viaje por lugares no determinados de Suramérica para participar en un juego que involucra armas de fuego, chalecos antibalas y apuestas en efectivo. (Ver galería Rodaje de "Blunt Force Trauma" en Choachí, Cundinamarca).
"Es sobre una subcultura de gente que participa en un juego en el que usan chalecos antibalas y particularmente sobre dos personas, interpretadas por Ryan y Freida, que son jóvenes y fríos, y que hacen equipo en el camino. Los dos tienen agendas muy diferentes y la trama se centra en su relación. Es una película muy existencialista", explicó el director y guionista, Ken Sanzel.
El personaje de Rourke ("El Luchador") es una leyenda del temerario juego -- que da un aire de "western" al filme -- y se convierte en la motivación de los jóvenes protagonistas para hacerse mejores y ser invitados a enfrentarle.
Desde su casa rodante a unos 500 metros del set de grabación, Sanzel, que ha sido productor y director de la serie "Numb3rs", relató que la historia de "Blunt Force Trauma" se le ocurrió cuando era oficial de policía en Nueva York.
La escribió en el 2000 y solo hace un año, después de varios intentos, encontró los fondos para rodarla junto a los productores Gary Priesler y Eric Brenner.
Ataviados para el frío de las montañas y a unos 15 kilómetros de Bogotá, antes del pueblo de Choachí, los productores contaron también detalles del filme, que esperan esté en las salas de cine del mundo en un año.
"Hemos hecho de todo, pero sobre todo hemos rodado en las afueras de Bogotá: Sopó, La Calera, porque no queríamos venir aquí y hacer todo en un estudio (...). Si vinimos aquí y es una película de carretera, queríamos que se sintiera que estamos en Suramérica", dijo Preisler.
A lo que Brenner agregó que la "diferencia entre filmar en la ciudad o en el tope de la montaña es que en el segundo caso el paisaje es tanto una parte del filme como las actuaciones". "Las locaciones que hemos usado son espectaculares", añadió.
La seguridad: una duda
La decisión de rodar en Bogotá no fue fácil de tomar. Exploraron también opciones en Chile, Canadá y Estados Unidos; pero una vez Colombia se posicionó como la que ofrecía mayores facilidades -sobre todo económicas- surgió la duda sobre la seguridad.
Para una película independiente, con un presupuesto de dos millones de dólares, resultó clave el estímulo de devolución que ofrece Colombia: 40% del costo de los servicios cinematográficos contratados en el país y 20% de los gastos en hotel, transporte y comida.
Sin embargo, "una de las principales dudas a resolver era la percepción de seguridad y, luego de hablar con mucha gente, nos dijeron que los días de (el narcotraficante colombiano) Pablo Escobar terminaron, que ahora es seguro y tomamos la decisión", explicó Preisler.
"En Estados Unidos todo el mundo piensa todavía en la Colombia de Escobar (...) pero una vez aquí, literalmente en un día abandonamos los guardaespaldas", agregó Brenner.