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Johanna Cure y el triángulo de la belleza

La barranquillera salió joven de su ciudad, pero no tanto para la industria de la moda europea. Pasó de la pasarela a la pantalla estadounidense y ahora hace parte de esas producciones de cine y televisión. Se convirtió en la primera actriz colombiana en actuar en la serie “Grey’s Anatomy”.

Alberto González Martínez
08 de mayo de 2023 - 01:30 a. m.
La actriz Johanna Cure habla de sus inicios en el modelaje, la televisión y el cine.
La actriz Johanna Cure habla de sus inicios en el modelaje, la televisión y el cine.
Foto: Cortesía

Veo su sonrisa. Es difícil no quedarse allí. Por lo menos, debería hacer un texto que esté a su altura. Tarea difícil. Lo segundo en lo que me detengo es el cuadro que está a sus espaldas. Una pintura renacentista que compró su marido, a quien conoció en Bumble, una plataforma de citas.

—Mi esposo me costó US$75 —dijo mientras miraba a su lado derecho y sonreía, como esperando una respuesta.

Dijo que apenas lo vio le gustó, que hasta le tocó pagar la versión prémium para seguir hablando con él y que solo hasta la cuarta cita le dijo cuál era su apellido para que no la “googleara”.

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En esa misma cita le enseñó a pronunciar correctamente su apellido. Que no era “quiur”, sino “cure”, tal cual como se lee. Constantemente confunden su apellido con la pronunciación de la banda de rock, por lo que lo que en su Instagram le agregó una tilde a la e, para despistar. Su apellido no es estadounidense, sino libanés.

Barranquilla y sus orígenes

A la zona portuaria de Barranquilla llegó su bisabuelo del Líbano. Era comerciante. Bajó hasta Magangué (Bolívar), luego pasó a Suán (Atlántico) y finalmente se estableció en la capital del Atlántico. Ahí vivió su infancia y adolescencia en el Barrio Villa Andalucía y fue vecina de Sofía Vergara.

—¡La conociste personalmente? —pregunté intrigado.

― Cuando la veía en su casa ya era medio famosa, había hecho el comercial de la gaseosa. Era mi ídolo sin serlo cuando era chiquita.

—¿Entonces solo la viste en su casa?

—Ella siempre se iba con el uniforme del colegio a visitar a su novio, entonces siempre iba pasando por el frente. Era muy común ver a tus vecinos saliendo al parque o caminando con el novio.

—¿Ni siquiera un “hola” o un “chao”?

—Lo hubiese hecho si hubiese sabido en lo que se iba a convertir esa niña. Además, yo era muy tímida. No tenía muchos amigos. Mis amigas eran las del colegio, que era de monjas. No era avispada con los chicos. A mí no me castigaban los fines de semana con no salir porque yo no salía de la casa.

Europa y “El triángulo de la tristeza”

Cuando habló de Europa recordó el cuadro que estaba detrás suyo. No se apreciaba muy bien. A vuelo de pájaro, podría medir unos 90 x 60 cm. Tiene un marco grueso, de una textura robusta color marrón y sin barnizar. El fresco estaba cubierto por un vidrio que no reflejaba mucho.

En la pintura se alcanza a ver un piano de cola y unas mujeres alrededor con vestidos largos típicos de la época renacentista, que para un ojo desapercibo podrían ser muñecas. Pregunté por su autor, pero no obtuve respuesta. Habla de su paso por marcas de modelaje de aquel continente.

―La película El triángulo de la tristeza crítica la forma como se posa para ciertas marcas de acuerdo con el estatus, ¿te pasó lo mismo?

—En Europa tuve oportunidades, pero es una industria muy pesada, las dietas estrictas no iban conmigo. Me fui joven de Colombia, pero no para la moda, tenía 22 años y para lo fashion eso es como tener 40.

—¿Y qué hiciste al final?

—Realmente hubo un momento de mi carrera profesional en que decidí no competir con un mercado tan fashion. Giré mi carrera a la vida comercial y fue lo mejor porque ahora soy sana mentalmente y en mi cuerpo.

Estados Unidos y el sueño americano

Estados Unidos es el sueño de muchos latinos, colombianos y, en especial, de los barranquilleros. No en vano Shakira vivió un tiempo en ese país, al igual que Sofía Vergara. “Cada vez que hay una colombiana que triunfa aquí, me entero de todo”. A Johanna Cure no le ha ido nada mal. Pasó del modelaje europeo a la televisión y al cine estadounidense.

Ahora hace parte de una de las series más populares del mundo: Grey’s Anatomy. Estuvo cerca, nuevamente, de Sofía Vergara. Hizo un casting para una marca de su coterránea. Quedó, pero aún no la ha podido conocer. Y ahora pregunto si aún tiene conexiones con sus orígenes.

—¿Qué música escuchabas antes y cuál escuchas ahora?

—Siempre me levanto con el Spotify en mi casa y pongo “Chill Vibes” y el año. Lo que salga, y a veces lo tengo todo el día. Ahí sí soy poco costeña. No es que no me guste el vallenato, sino que no crecí con él. Me gusta el rock y el pop. Desde que era adolescente escucho a U2; de hecho, me acabo de leer el libro de Bono.

—¿Y los sonidos populares que se escuchan Barranquilla?

—La salsa me encanta. Mi mejor amigo es cubano y también me gusta esa salsa. Me encanta bailarla aunque ahorra casi no bailo porque a pesar de que mi esposo tiene ritmo no es lo mismo ―se ríe y lo vuelve a mirar, otra vez como buscando una respuesta―. Eso sí , crecí con una banda de millo cada fin de año en casa de mi familia.

Volví a la pintura detrás de ella. Tenía la duda de si originalmente era así. Tenía las caras de las mujeres renacentistas tapadas con pintura en aerosol de diferentes colores. Alcancé a ver naranja, verde, negro, azul y había un brochazo blanco por la parte superior y otro más en la parte de abajo. Dice que su esposo los compraba para intervenirlos.

Pregunté por el nombre. Si tenía uno antes u otro ahora. Le preguntó, nuevamente, en inglés, a su esposo, que seguía a su derecha. Tampoco obtuvo respuesta. A él lo escuchaba, pero no lo podía ver. Solo la veía a ella a través de otro cuadro. El de la pantalla de Zoom.

—Me lo quedas debiendo —le dije. Nos reímos. No sé si su esposo habrá entendido. Tendrá que explicarle más cosas que la pronunciación de su apellido.

Alberto González Martínez

Por Alberto González Martínez

Vallenato formado en la Universidad de Antioquia. Escribe sobre música, cine y demás temas culturales.albertosartreagonzalez@elespectador.com

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