Radio en medio de la guerra
El Ejército siempre dijo que desde sus emisoras la guerrilla promovió secuestros. Los excombatientes que hicieron radio en la guerra cuentan cómo funcionaban sus estaciones.
Joseph Casañas - @joseph_casanas
La guerra, esa que amenaza con volver —o que tal vez nunca se fue—, tuvo unas dinámicas tan hostiles e intensas que desbordaron incluso las capacidades de sus protagonistas. Ambos bandos utilizaron la radio como aliado logístico o medio de difusión política.
Para el Ejército, las estaciones de radio clandestinas que las Farc instalaron en los enclaves más inhóspitos de la selva no eran otra cosa que espacios desde los que se promovieron secuestros y se amenazaron dirigentes políticos. Algo muy diferente dicen los excombatientes que operaron y dirigieron las frecuencias con las que la guerrilla libró el que denominaron como el “combate hertziano”. La punta de lanza de dicha batalla comunicacional fue la Voz de la Resistencia, una emisora fariana fundada en los años 90.
Manuel Bolívar, quien estudió comunicación social y periodismo antes de tomar la decisión de terciarse un fusil al hombro e internarse en la selva, cuenta cómo la radio se convirtió en su estilo de vida durante los más de quince años que perteneció a las Farc en armas. Hoy hace parte del partido político.
“En mayo de 2016 Romaña me da la orden de ir al páramo de Sumapaz. Después de varios días de caminata llegué a un tipo de campamento que no conocía. Era un campamento fijo con altas condiciones de seguridad. Me dieron la bienvenida al a la compañía Beatriz González, la que maneja Voz de la Resistencia, la emisora del Bloque Oriental”. Entonces Bolívar llevaba cinco años en las filas guerrilleras.
A Bolívar lo enviaron a la emisora para que diversificara la parrilla de programación. Hasta entonces, según dice, los locutores (guerrilleros con gusto por la radio) solo saludaban y ponían música. “Cuando llegué empezamos a hacer radio y hablaba con producción de mediana calidad. Hicimos programas de opinión con información”. Sin saberlo, los medios de comunicación de los grupos económicos que tanto critica la guerrilla terminaron trabajando para las propias emisoras de la insurgencia.
“Los invitados eran los entrevistados de los programas de Caracol, RCN o Telesur. Como todo el tiempo estábamos grabando la señal de esos canales, tomábamos las voces de sus entrevistados y hacíamos como si fuéramos nosotros quienes estábamos haciendo esas entrevistas”. La señal era nítida. La guerrilla instaló la señal satelital en los lugares más difíciles de acceder. Cuenta Manuel Bolívar que la parrilla de programación se amplió. Despertar campesino, Agenda revolucionaria, Juventud rebelde, Farc: Llano y folclore; Salsa, son y revolución y Resistencia obrera eran los nuevos programas. Además creó un noticiero con tres emisiones diarias.
Según Bolívar, los encargados de hacer radio, no tenían misiones de combate. Si esto pasaba ellos eran los primeros en ser resguardados, para proteger los equipos de comunicación.
Energía eléctrica para hacer radio en el páramo
Varios frentes de las Farc que se asentaron en los páramos crearon plantas de energía hidráulica. “Teníamos el recurso hídrico. Inventamos la forma de cambiar el curso del agua con unos canales, eso movía un dinamo y nos daba energía.
Con esa energía la emisora funcionaba casi que las 24 horas”, dice Manuel Bolívar, quien trabajó durante más de quince años en Voz de la Resistencia, la emisora más antigua de las Farc.
Según cuenta el hoy líder del canal NC Noticias, la forma como se hacía radio en las Farc fue tan novedosa e incidente, que incluso fue copiada por las emisoras del Ejército.
“Desde sus emisiones nos invitaban a desertar para ir a hacer radio en las emisoras del Ejército. Nos llamaban por nuestros nombres. Eso nos daba risa, pero estábamos orgullos del trabajo que estábamos haciendo”, comenta. “La radio popular salvó vidas; por eso, ahora en tiempos de posacuerdo, hay que impulsarla”, finaliza.
Manténgase informado sobre las últimas noticias que suceden en Colombia y el Mundo, el más completo cubrimiento noticioso todos los días con el periódico El Espectador.
La guerra, esa que amenaza con volver —o que tal vez nunca se fue—, tuvo unas dinámicas tan hostiles e intensas que desbordaron incluso las capacidades de sus protagonistas. Ambos bandos utilizaron la radio como aliado logístico o medio de difusión política.
Para el Ejército, las estaciones de radio clandestinas que las Farc instalaron en los enclaves más inhóspitos de la selva no eran otra cosa que espacios desde los que se promovieron secuestros y se amenazaron dirigentes políticos. Algo muy diferente dicen los excombatientes que operaron y dirigieron las frecuencias con las que la guerrilla libró el que denominaron como el “combate hertziano”. La punta de lanza de dicha batalla comunicacional fue la Voz de la Resistencia, una emisora fariana fundada en los años 90.
Manuel Bolívar, quien estudió comunicación social y periodismo antes de tomar la decisión de terciarse un fusil al hombro e internarse en la selva, cuenta cómo la radio se convirtió en su estilo de vida durante los más de quince años que perteneció a las Farc en armas. Hoy hace parte del partido político.
“En mayo de 2016 Romaña me da la orden de ir al páramo de Sumapaz. Después de varios días de caminata llegué a un tipo de campamento que no conocía. Era un campamento fijo con altas condiciones de seguridad. Me dieron la bienvenida al a la compañía Beatriz González, la que maneja Voz de la Resistencia, la emisora del Bloque Oriental”. Entonces Bolívar llevaba cinco años en las filas guerrilleras.
A Bolívar lo enviaron a la emisora para que diversificara la parrilla de programación. Hasta entonces, según dice, los locutores (guerrilleros con gusto por la radio) solo saludaban y ponían música. “Cuando llegué empezamos a hacer radio y hablaba con producción de mediana calidad. Hicimos programas de opinión con información”. Sin saberlo, los medios de comunicación de los grupos económicos que tanto critica la guerrilla terminaron trabajando para las propias emisoras de la insurgencia.
“Los invitados eran los entrevistados de los programas de Caracol, RCN o Telesur. Como todo el tiempo estábamos grabando la señal de esos canales, tomábamos las voces de sus entrevistados y hacíamos como si fuéramos nosotros quienes estábamos haciendo esas entrevistas”. La señal era nítida. La guerrilla instaló la señal satelital en los lugares más difíciles de acceder. Cuenta Manuel Bolívar que la parrilla de programación se amplió. Despertar campesino, Agenda revolucionaria, Juventud rebelde, Farc: Llano y folclore; Salsa, son y revolución y Resistencia obrera eran los nuevos programas. Además creó un noticiero con tres emisiones diarias.
Según Bolívar, los encargados de hacer radio, no tenían misiones de combate. Si esto pasaba ellos eran los primeros en ser resguardados, para proteger los equipos de comunicación.
Energía eléctrica para hacer radio en el páramo
Varios frentes de las Farc que se asentaron en los páramos crearon plantas de energía hidráulica. “Teníamos el recurso hídrico. Inventamos la forma de cambiar el curso del agua con unos canales, eso movía un dinamo y nos daba energía.
Con esa energía la emisora funcionaba casi que las 24 horas”, dice Manuel Bolívar, quien trabajó durante más de quince años en Voz de la Resistencia, la emisora más antigua de las Farc.
Según cuenta el hoy líder del canal NC Noticias, la forma como se hacía radio en las Farc fue tan novedosa e incidente, que incluso fue copiada por las emisoras del Ejército.
“Desde sus emisiones nos invitaban a desertar para ir a hacer radio en las emisoras del Ejército. Nos llamaban por nuestros nombres. Eso nos daba risa, pero estábamos orgullos del trabajo que estábamos haciendo”, comenta. “La radio popular salvó vidas; por eso, ahora en tiempos de posacuerdo, hay que impulsarla”, finaliza.
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