"Réquiem NN", muertos milagrosos
Sobre cómo los habitantes de Puerto Berrío adoptan los cuerpos que navegan en el río Magdalena.
Lilian Contreras Fajardo
Como si se tratara de un cuento fantasioso, "Réquiem NN" presenta en 67 minutos el ritual que realizan los habitantes de Puerto Berrío (Antioquia) con los cadáveres que se encuentran en el río Magdalena. Los rescatan, les dan una tumba, los adoptan e incluso les dan un nombre. (Ver el tráiler).
"Es la forma como le dicen a la sociedad que no le dan la espalda al conflicto", explica el director Juan Manuel Echavarría, quien compite con este documental en la sección Colombia al 100% del Festival Internacional de Cine de Cartagena.
Carlos, pescador de la zona, cuenta que antes, cuando veían cuerpos, los rescataban y llevaban directamente al cementerio, pues en la morgue del hospital no los recibían debido al estado de descomposición. Enterrarlos en una bóveda era suficiente para que algún habitante sintiera compasión por el alma de la persona que nunca llegaron a conocer, pero que desde ese momento hace parte de sus vidas.
Y es que la tradición dice "cuerpo que haya muerto violentamente o que no tenga familia ofrece milagros".
"Yo adopté a Gloria. Un día tenía muchos problemas, de esos graves, y le pedí con fe a ella que me ayudara. Poco a poco fue concediendo mis deseos, hasta que un día le prometí darle un osario", confiesa Jair.
Como él, son muchos los habitantes de Puerto Berrío que hacen suyos los muertos con el fin de exorcizar sus penas, llorar a sus propios desaparecidos o simplemente para entablar una relación de mutuo beneficio: yo te cuido, tú me cuidas. Para muchos este acto de adopción ya se volvió sagrado y no hay día que fallen en oraciones y rituales.
No hay límite de muertos para cuidar ni se permite ser egoísta ya que los "milagros se comparten".
Nury llora cada día la desaparición de dos hijos. A la jovencita la busca día y noche, con el varón es un poco más resignada… hasta el punto que, tal vez para superar la tristeza, decidió rebautizar a su NN con el nombre de su hijo: John Jair.
Inicialmente las bóvedas de los NN son pintadas de blanco y marcadas con un número de medicina legal. Luego, al ser adoptadas y realizar milagros, su "nueva familia" decora la lápida e instala placas con la leyenda "gracias NN por los favores recibidos", situación que es un problema para medicina legal.
"Al pintar la tumba y rebautizarlos (quitando el número puesto por medicina legal) se pierde el registro del NN. Muchas veces aparece la familia de la persona y cuando vamos al cementerio no encontramos el cuerpo porque la tumba está marcada de otra manera", dice el médico.
Y si nadie adopta un muerto, también es un lio; los restos exhumados no van a un osario sino a la fosa común, donde todos se mezclan con todos.
Medicina legal no es la única que se "opone" a la práctica. En 2007, las autoridades prohibieron a los pescadores rescatar los cuerpos del río Magdalena porque no le conviene a Puerto Berrío "encartarse con los cadáveres de otros municipios" y aumentar sus "índices de violencia".
Por eso, aunque las cifras sostienen que el río ahora es "normal", los habitantes del sector saben que no es así y siguen llamando a las autoridades cada vez que ven un muerto para que sean ellos quienes lo recojan.
Mientras tanto, el sepulturero y 'animero' (quien lidera los rituales de rezo) siguen dándole espacio a los NN en el cementerio que "tiene más muertos NN que personas conocidas", y siguen rezándole a las almas para que descansen en paz. "Aquí todos los muertos son víctimas. No importa de qué bando hayan sido ni por qué han muerto. Todos tienen un lugar".
Como si se tratara de un cuento fantasioso, "Réquiem NN" presenta en 67 minutos el ritual que realizan los habitantes de Puerto Berrío (Antioquia) con los cadáveres que se encuentran en el río Magdalena. Los rescatan, les dan una tumba, los adoptan e incluso les dan un nombre. (Ver el tráiler).
"Es la forma como le dicen a la sociedad que no le dan la espalda al conflicto", explica el director Juan Manuel Echavarría, quien compite con este documental en la sección Colombia al 100% del Festival Internacional de Cine de Cartagena.
Carlos, pescador de la zona, cuenta que antes, cuando veían cuerpos, los rescataban y llevaban directamente al cementerio, pues en la morgue del hospital no los recibían debido al estado de descomposición. Enterrarlos en una bóveda era suficiente para que algún habitante sintiera compasión por el alma de la persona que nunca llegaron a conocer, pero que desde ese momento hace parte de sus vidas.
Y es que la tradición dice "cuerpo que haya muerto violentamente o que no tenga familia ofrece milagros".
"Yo adopté a Gloria. Un día tenía muchos problemas, de esos graves, y le pedí con fe a ella que me ayudara. Poco a poco fue concediendo mis deseos, hasta que un día le prometí darle un osario", confiesa Jair.
Como él, son muchos los habitantes de Puerto Berrío que hacen suyos los muertos con el fin de exorcizar sus penas, llorar a sus propios desaparecidos o simplemente para entablar una relación de mutuo beneficio: yo te cuido, tú me cuidas. Para muchos este acto de adopción ya se volvió sagrado y no hay día que fallen en oraciones y rituales.
No hay límite de muertos para cuidar ni se permite ser egoísta ya que los "milagros se comparten".
Nury llora cada día la desaparición de dos hijos. A la jovencita la busca día y noche, con el varón es un poco más resignada… hasta el punto que, tal vez para superar la tristeza, decidió rebautizar a su NN con el nombre de su hijo: John Jair.
Inicialmente las bóvedas de los NN son pintadas de blanco y marcadas con un número de medicina legal. Luego, al ser adoptadas y realizar milagros, su "nueva familia" decora la lápida e instala placas con la leyenda "gracias NN por los favores recibidos", situación que es un problema para medicina legal.
"Al pintar la tumba y rebautizarlos (quitando el número puesto por medicina legal) se pierde el registro del NN. Muchas veces aparece la familia de la persona y cuando vamos al cementerio no encontramos el cuerpo porque la tumba está marcada de otra manera", dice el médico.
Y si nadie adopta un muerto, también es un lio; los restos exhumados no van a un osario sino a la fosa común, donde todos se mezclan con todos.
Medicina legal no es la única que se "opone" a la práctica. En 2007, las autoridades prohibieron a los pescadores rescatar los cuerpos del río Magdalena porque no le conviene a Puerto Berrío "encartarse con los cadáveres de otros municipios" y aumentar sus "índices de violencia".
Por eso, aunque las cifras sostienen que el río ahora es "normal", los habitantes del sector saben que no es así y siguen llamando a las autoridades cada vez que ven un muerto para que sean ellos quienes lo recojan.
Mientras tanto, el sepulturero y 'animero' (quien lidera los rituales de rezo) siguen dándole espacio a los NN en el cementerio que "tiene más muertos NN que personas conocidas", y siguen rezándole a las almas para que descansen en paz. "Aquí todos los muertos son víctimas. No importa de qué bando hayan sido ni por qué han muerto. Todos tienen un lugar".