“Caminos cruzados” y una búsqueda transfronteriza
La película Caminos cruzados (Crossing), cinta de apertura de la más reciente edición de Eurocine, se estrenó el 18 de julio en salas de Colombia. El filme relata la historia de una mujer que busca a su sobrina trans en Estambul, una de las ciudades más pobladas del mundo. Levan Akin, director de la película, habló para El Espectador.
Mateo Medina Escobar
Levan Akin, director sueco de ascendencia georgiana, se inspiró para hacer su más reciente película Caminos cruzados (Crossing) cuando investigaba para su largometraje anterior Al final bailamos (2019). El cineasta escuchó la historia de una abuela que viajó de Georgia a Turquía en busca de su nieta trans.
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Levan Akin, director sueco de ascendencia georgiana, se inspiró para hacer su más reciente película Caminos cruzados (Crossing) cuando investigaba para su largometraje anterior Al final bailamos (2019). El cineasta escuchó la historia de una abuela que viajó de Georgia a Turquía en busca de su nieta trans.
Ubicó la historia en la ciudad portuaria de Batumi, en Georgia, donde una mujer mayor llamada Lia, interpretada por Mzia Arabuli, viaja a Estambul, en Turquía, para buscar a su sobrina Tekla, a quien no ve desde hace años. Lia comienza el viaje después de la muerte de su hermana, la madre de la chica. En su camino se cruza con un joven de su ciudad llamado Achi (Lucas Kankava), quien, huyendo de su realidad, la acompaña en su búsqueda.
“Creo que una cosa a la que siempre regreso en mis películas es a esta visión del forajido, donde hay choques entre diferentes culturas”, explica el director, quien habló para El Espectador. El cineasta quiso hacer una película acerca de la solidaridad, de encontrar gestos de amabilidad y comprensión tanto entre desconocidos como familiares. Además, su intención era mostrar los contrastes entre los países vecinos de Georgia y Turquía.
El director escogió la ciudad de Batumi como punto de partida en la historia por varias razones, entre otras, porque es un lugar al que está íntimamente ligado. Tiene familiares y ascendencia de allá. La ciudad está cerca de la frontera con Turquía y era el lugar ideal para contar la historia. “Es muy antigua, solía ser una ciudad portuaria. Hay una hermosa arquitectura antigua, pero en años posteriores construyeron muchos rascacielos y casinos. Hay algo entre la modernidad y la vieja Georgia”.
La cinta no solo habla de la búsqueda de Lia, sino que se cruza con otros temas como las diferencias culturales y religiosas, la migración, la vida de las personas transgénero y el trabajo sexual. “Cuando escuché que muchas mujeres trans de Georgia van a Estambul a trabajar, pensé que esa era la génesis de la idea. Estambul era un lugar fantástico de muchas maneras. Siempre he estado muy intrigado por esa ciudad y creo que también se relaciona con las diferentes culturas y el tema de la tradición versus la modernidad”.
Akin encontró en Estambul, como en Nueva York, una ciudad que nunca duerme. “Está viva siempre. Nunca está tranquila. Siempre hay música sonando en todas partes, que es algo que quería capturar en la película. También quería mostrar todo el tipo de gente que hay en la ciudad; siempre está llena. Definitivamente, fue un desafío hacer sentir auténticamente que estás allí, porque cuando filmas por lo general tienes que vaciar las calles y poner tus extras. Trabajamos mucho para hacer que realmente se sintiera como si estuvieran en Estambul y crear la sensación de inmersión en la película”.
De Batumi a Estambul hay unas 16 horas en carretera; aunque la distancia entre ambas ciudades sea poca, la religión es lo que más las diferencia. “Georgia es cristiana ortodoxa y Turquía es un país musulmán, pero aun así siento que tienen mucho en común más de lo que cree. Son sociedades muy patriarcales y creo que en términos de temperamento son muy similares. Turquía es un país con muchas personas diferentes debido al Imperio otomano. Georgia es mucho más homogéneo y en muchos sentidos más tradicionalista, quizá porque es un país pequeño”.
El cineasta tuvo el reto de filmar en una ciudad grande y complicada. “La ciudad fue difícil en términos de logística. De obtener permisos y otras cosas. Cada vecindario tiene sus reglas, pero creo que nuestro equipo turco hizo un trabajo maravilloso al facilitar todas esas cosas”.
Levan Akin habló de sus referencias, entre esas el cine del director georgiano Sergei Parajanov. “Amo el cine georgiano y también amo el neorrealismo italiano”. Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini y Lina Wertmüller son sus grandes referentes. “Realmente me inspiran. Cada vez que siento que no puedo encontrar el camino, que no sé qué hacer, veo películas antiguas de esa época y me inspiro. Obtengo la energía para seguir”.
El director trabajó con personas de varios países, incluyendo Suecia, Georgia, Turquía, Francia y Dinamarca. “Hubo algunos choques culturales que suceden porque cada país funciona de manera diferente cuando se trata de hacer películas. Cada uno tiene su manera de hacer las cosas. Fue muy desafiante”.
Caminos cruzados tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de Berlín (Berlinale) en Alemania. También pasó por otros festivales como el de Sídney (Australia), Guadalajara (México) y Tribeca (Estados Unidos). Asimismo, fue la cinta de apertura en la más reciente edición del festival de cine europeo Eurocine, que se celebra cada año en Colombia. La película se estrenó en salas de cine el 18 de julio y llegará a la plataforma Mubi el 30 de agosto.