“La bestia”, una exploración sugestiva y estremecedora del presente
La película está basada en la novela corta de Henry James (1843-1916), “The Beast in the Jungle”, y como la mayoría de su obra, la cinta aborda el conflicto psicológico, los viajes y la confrontación de espacios opuestos.
Daniel Rojas Chía
A finales de los 90 un temor fue parte del cambio de siglo. Surgió un caos generalizado donde las máquinas podrían tomar control sobre el ser humano y su capacidad de entender nuestra realidad. Películas como Terminator 2 (1991), The Matrix (1999), la maravillosa Ex-machina (2014) captan lo perturbador que puede ser ese escenario y lo cercano que parece.
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A finales de los 90 un temor fue parte del cambio de siglo. Surgió un caos generalizado donde las máquinas podrían tomar control sobre el ser humano y su capacidad de entender nuestra realidad. Películas como Terminator 2 (1991), The Matrix (1999), la maravillosa Ex-machina (2014) captan lo perturbador que puede ser ese escenario y lo cercano que parece.
El director francés Bertrand Bonello lleva al espectador a un peculiar viaje, donde la destrucción del mundo como se conoce está en juego, sumado a una nueva construcción del ser y la deconstrucción de la humanidad. Suprimir las emociones, que nos hace humanos, para bien o para mal.
En un futuro, que paradójicamente se siente cercano, donde la inteligencia artificial reina, las emociones son una amenaza. Para librarse de ellas, la joven Gabrielle (Léa Seydoux) decide purificar su ADN en una máquina que la sumergirá en sus vidas pasadas. Allí se reencuentra con Louis (George MacKay), su gran amor, pero está abrumada por el miedo y la sensación de que la catástrofe se avecina. Una historia ambientada en tres períodos distintos: 1910, 2014 y 2044.
Bonello ubica al espectador en un presente donde Gabrielle lidia con un proceso de despojo cada vez más complejo. En sus vidas pasadas encuentra indicios de cómo sus sentimientos han encontrado un puerto con Louis, y cómo ese amor ha germinado con el tiempo en sus diferentes momentos históricos.
Desde el inicio se pone a prueba al espectador y su nivel de atención para que por medio de su percepción diluya el tiempo y cómo esos factores influyen en su percepción del mundo. El director toma riesgos en la narrativa, que no es lineal, haciendo de la primera hora una prueba para un espectador promedio.
Así la continuidad de la cinta parezca densa por momentos, la interpretación de Seydoux es maravillosa, ya que nunca cambia, pero su tiempo sí. La interpretación de MacKay no se queda atrás y se complementa por con el concepto de la película y los cambios de cada generación donde se producen críticas potentes hacia la sociedad de hoy y, en mi opinión, más que una consideración, una alerta sobre aquello en lo que se está convirtiendo la sociedad y sus imaginarios de éxito.
La bestia y su concepto mutan continuamente, aunque hay ciertas cosas en la sociedad que siempre son, como su arribismo y las condiciones de los contratos sociales que, al parecer, solo cambian su manera de vestir, que siempre son un actor social presente, como lo hace evidente esta película.
Los cambios de época enriquecen la idea de la cinta a lo largo de sus dos horas y veintiséis minutos, pues sus protagonistas no desentonan y suman imágenes intrigantes y profundamente llenas de melancolía gracias a su directora de fotografía, la franco-canadiense Josée Deshaies, como cuando se muestra la ligereza del agua, tan presente como los recuerdos, congelados, en ocasiones inertes.
Con guion del mismo Bonello, coescrito con Benjamin Charbit y Guillaume Bréaud, La bestia está basada en la novela corta de Henry James (1843-1916), The Beast in the Jungle, y como la mayoría de la obra de James, la película aborda el conflicto psicológico, los viajes y la confrontación de espacios opuestos.
Un filme complejo, lleno de ideas tan pertinentes como el amor mismo, ese que ha impulsado obras universales de la literatura, las más bellas y desgarradoras historias del cine, y ha sido el motor de ideas que han cambiado el mundo, que chocan continuamente con la sociedad actual donde esta bifurcación propone cómo saber que estamos vivos como seres humanos, o si necesitamos del miedo para sentir. Una idea quedó en mi mente tras ver esta película y es: ¿nos daremos cuenta cuando dejemos de ser humanos? ¿O solo lo vamos a naturalizar como todo hoy en día? ¿Luego de eso en qué nos vamos a convertir?
Una cinta que recomiendo, que definitivamente no es para todo el público. Si busca algo más que entretenimiento y quiere encontrar algo que tal vez no estaba buscando, este tipo de cine promueve otros pensamientos que tal vez no sabía que tenía en su mente, que posiblemente le permitan darle una forma propia a La bestia. Buena cacería.