Ser un bicho raro y la sensación de no pertenecer
La agrupación Puerto Candelaria rompe las barreras del teatro y protagoniza en televisión “La Sinfonía de los Bichos Raros”, una historia que discute los valores extraviados de una sociedad separada por la Gran Ciudad. Aceptación, amistad y tolerancia están en juego mientras vibran las cuerdas y suenan percusiones.
Sarah Gutiérrez
Ser raro es una condición que puede discriminar o una oportunidad que abre puertas al autoconocimiento y eleva todo el potencial de quien es calificado de esa manera. De esto se trata La Sinfonía de los Bichos Raros, la apuesta audiovisual de Puerto Candelaria con Teleantioquia.
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Ser raro es una condición que puede discriminar o una oportunidad que abre puertas al autoconocimiento y eleva todo el potencial de quien es calificado de esa manera. De esto se trata La Sinfonía de los Bichos Raros, la apuesta audiovisual de Puerto Candelaria con Teleantioquia.
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¿Alguna vez usted ha escuchado la expresión “Pepito es un bicho raro”? Si es así, sabrá que cuando se refieren de esa manera a otro ser humano no es por el hecho de tener características animales, como las antenas de una cucaracha o los ocho ojos de una araña. Se le llama así a quien está fuera de los parámetros y convenciones sociales, a quien no es “normal”, pero, ¿qué es ser normal en un mundo gobernado por la ausencia de autoexploración? Es con esta premisa que la agrupación colombiana Puerto Candelaria, ganadora de un Grammy Latino (2019) y nominada a 16 categorías de los premios India Catalina, lanza este proyecto audiovisual en donde, con una propuesta estética agresiva y novedosa, se hace un llamado para aceptar y tolerar las diferencias.
La Sinfonía de los Bichos Raros se creó en un inicio como una obra musical en la que Juancho Valencia, líder de la agrupación, y Sofía Carvalho, de Merlín Producciones, en época de pandemia, pensaron en una forma de acercarse a los niños a través de los simbolismos.
La obra recorrió rincones del país. La presentación de varios insectos que en la cotidianidad asustan por sus numerosas extremidades, la viscosidad de su cuerpo y sus colores pasados de moda y psicodélicos llamó la atención de los productores del canal regional Teleantioquia, quienes ofrecieron a Puerto Candelaria romper los límites del teatro y llevar su obra a la televisión.
Fue entonces cuando se formó la alianza entre Merlín Producciones y Diptongo Media Group para adaptar la obra de teatro en una serie de seis partes que contó con el apoyo del Fondo Único de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (FUTIC).
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A la pantalla chica no fueron convocados la Mariposa Negra, la Serpiente ni el Murciélago, pero Julián Duque, director de la producción, adaptó a otros personajes. “Tomamos a un bicho que todo el mundo odia, como es la cucaracha, y la convertimos en la protagonista de un relato que reivindica los valores de aceptación, amistad, tolerancia e inclusión”, dijo en entrevista para El Espectador.
Así es como empieza la historia de Macha, una cucaracha que vive en un barrio marginal que está separado por un muro de la Gran Ciudad, quien, junto a su pandilla de amigos, otros bichos raros como ella, se embarca en una aventura: presentarse a un reality show de humanos para salvar la legumbrería de Verdinardo El Sapo, su padre, y de paso cumplir su sueño de ser cantante.
El elenco está conformado por Catalina Calle (Catt), cantante de Puerto Candelaria y protagonista de la historia; la rapera Kei Linch en el papel de Yeisy, la araña; el músico y cantante Rana, cantante de la agrupación Zona Prieta y los actores Jairo Pinzón, Valeria Wills y Jhon Fernando Ospina. Además, tendrá la participación especial de los actores Jacques Toukhmanian y Luces Velásquez, como villanos de la historia.
Para la creación de estos personajes, según comenta Julián Duque, se pensó en el uso de máscaras y materiales de látex que llevarían los actores para adaptar su cara al insecto que representarían.
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“Desde la dirección quisimos darle una identidad visual realista, a pesar de que es algo para niños, no quisimos explotar de colores la pantalla, los que tenemos hijos conocemos cómo es el contenido para ellos. Queríamos que se dejaran atrapar por la historia y la música”.
Es así como las antenas de Macha, los ojos de Yeisy, la araña, y la nariz de Zary, la zarigüeya, fueron creados por la maquillista Verónica Sarmiento (La Verónica Verónica), la escuela y agencia de maquillaje El Muñequero y la diseñadora Diana Echandía. “Hicimos una conciliación entre el animal y el humano fijándonos en los tonos de piel de los actores y los rasgos característicos de cada uno”, comentó Sarmiento a Teleantioquia.
Por otro lado, el camino a seguir para que esta producción cumpliera con la cuota de tintes realistas que se le quería dar a la producción, el director, Julián Duque, los guionistas y el director creativo, Juancho Valencia, introdujeron a la historia las problemáticas sociales y cómo estas dividen a la sociedad. “Para nosotros era importante que los televidentes vieran a estos personajes como si existieran de verdad, y desde el guion decidimos trabajar un barrio en el que las personas que nacen con ciertas partes animales y que, además, tienen poco dinero, terminan ahí”, dice Duque.
La creación del barrio en el que viven Macha, su padre y sus amigos fue pensado, además, en un espacio de fácil reconocimiento por parte de la audiencia. Es la sensación de no pertenecer a un lugar y, al final, sentirse un bicho raro.
“Cuando se encuentran cosas comunes por las cuales trabajar, te das cuenta de que la comunidad es más importante que el individuo”.