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A Amy Adams siempre se le ve perfecta en la pantalla y en la alfombra roja, sin embargo, en Sharp objects se despoja de toda vanidad para interpretar a Camille Preaker, una periodista alcohólica que debe regresar a su pueblo natal, Wind Gap (Missouri), para cubrir el misterioso asesinato de varias chicas.
Más allá de ese drama, a lo que se enfrenta la protagonista de esta serie es a su propio pasado, a la muerte de su hermana durante la adolescencia y a su madre Adora, un personaje, interpretado por Patricia Clarkson, al que le importa mucho el qué dirán.
Sharp objects juega con el recurso del flashback, para que el espectador esté, casi que simultáneamente, tanto en el presente como en el pasado. Por eso, entre copa y copa, se ve cómo a Camille la perturba tanto su hermana muerta, como su media hermana Amma, una joven muy calculadora.
La serie está basada en la novela de Gillian Flynn, cuya obra Gone girl (Perdida) fue llevada al cine en 2014 por el cineasta David Fincher y los protagonistas Rosamund Pike y Ben Affleck. La trama de la serie envuelve poco a poco al televidente con la oscuridad que rodea tanto a los asesinatos en serie, como a las vidas de los habitantes de Wind Gap, y la relación familiar de Camille Preaker.
Pero tal vez lo más interesante de la serie es el papel que interpreta Amy Adams, el de una persona deprimida, con problemas psicológicos y alcohólica, rasgos que generalmente están destinados a papeles masculinos.
Flynn escribió la novela entre 2004 y 2005, pensando en las mujeres que existen con esos rasgos, un aspecto que tal vez no gustó, en principio, a las editoriales, pues dice que nadie quería comprar el libro.
El mes pasado, durante la promoción de la serie en Estados Unidos, la escritora comentó que en realidad la novela no se trata del misterio de las muertes, sino de mujeres que están rodeadas de ira y rabia, y cómo eso se convierte en un espiral que afecta a tres generaciones de una familia; un problema que carcome el alma y del que es mejor huir y no hablar. Por eso, también fue una gran dificultad lograr que no cambiaran la esencia a la hora de adaptarlo a la televisión. Al final, trabajó mano a mano con la creadora Marti Noxon, quien se identificó con el personaje, tras su lucha personal con la anorexia y el alcohol.
Camille Preaker evade la realidad y la depresión con el alcohol, pero deja huella de la tristeza que siente cortándose su cuerpo. Para encarnarla, Adams dejó atrás su vanidad y trató de no pensar en cómo se veía para enfocarse en transmitir ese laberinto oscuro en el que transita el personaje. La artista dice que las escenas donde muestra las cicatrices en su cuerpo desnudo fueron complicadas de hacer, pero que indudablemente las más difíciles fueron las que compartió con Patricia Clarkson, debido al derroche de carga dramática. Con la bebida también sufrió, pues tuvo que tomar mucha cerveza con bajo contenido de alcohol y mucha agua, por lo que pensó que iba a sufrir una intoxicación.
Sharp objects también tiene un poco de la serie Big little lies, pues es una apuesta liderada por mujeres, salvo el director. Tal como hicieron las actrices Reese Witherspoon y Nicole Kidman, al explorar como productoras y protagonistas de una serie de televisión, justamente con Big little lies, Amy Adams, por primera vez, se atreve a ejercer el cargo de productora ejecutiva.
Además, la artista, que acumula cinco nominaciones al Óscar y dos premios Globo de Oro, esperó 12 años para encontrar el trabajo perfecto que la regresara a la pantalla chica, pues la última vez que participó en una serie fue en The Office, el exitoso proyecto de Steve Carrell.
Desde entonces, la actriz logró notoriedad y se dedicó al cine. Participó en títulos como La duda, The master, Julie y Julia, La gran estafa americana, Animales nocturnos, así como en la nueva saga de Superman (y la Liga de la justicia), en la que interpreta a Luisa Lane.
A lo largo de estos años, Amy Adams demostró que su nombre es fuerte en Hollywood y, por eso, decidió apostar en la producción de Sharp objects, que este 8 de julio se estrena mundialmente, en el canal HBO.
La serie es dirigida por Jean-Marc Vallée, el hombre que en 2013 dirigió a Matthew McConaughey en El club de los desahuciados, película que le dio su primer Óscar. Al año siguiente realizó Alma salvaje, filme por el que Reese Witherspoon fue nominada al premio de la Academia de Hollywood; y en 2015 dirigió a Jake Gyllenhaal en Demolición. Estos filmes tienen en común el dolor de los protagonistas y el viaje que deben hacer para intentar controlar sus emociones y encontrar de nuevo la estabilidad; y justamente por eso fue escogido para dirigir Sharp objects, que si la audiencia la respalda tanto como a Big little lies, seguro tendrá segunda temporada.