Tengo Fe Films, un festival de cine que narra a Valledupar
Será la tercera edición y la primera de manera presencial. Son cuatro días de proyecciones que culminarán el sábado 4 de diciembre en el auditorio Macondo de la Universidad del Área Andina. Su director, Rubén Casalins, habla de la actualidad del certamen, su comienzo y proyección.
Alberto González Martínez*
Este festival nació en pandemia. Se realizaron dos ediciones en medio de ella y hoy llega la tercera. Una edición distinta porque se realizará presencial. Cuenta con una categoría única: la de cortometrajes hechos con celulares. Una estrategia para democratizar el cine y lograr que más directores locales puedan concursar.
Son quince concursantes y cuatro invitados entre locales, nacionales e internacionales. Las películas de los directores Juan José Castillejo, Claudia Agudelo, Kain Scaff y el mismo Rubén Casalins son las que figuran como invitadas especiales.
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Las historias: una mina de oro
Rubén estaba en Nueva York estudiando cine y teatro. Conoció el mundo de la industria cinematográfica de cerca y se dio cuenta de que tanto la educación e industria en Colombia eran precarias. Se le metió en la cabeza que el Caribe colombiano debía explotar las historias que tiene y creó un proyecto llamado Desarrollo Cinematográfico del Caribe.
Regresó a Colombia, a Barranquilla exactamente, su tierra natal. Fundó una academia de cine en esa ciudad y luego se fue a Valledupar a hacer lo propio. Allí se habla más de vallenato que de cualquier otra cosa. Rubén lo sabía. También que la música vallenata es una industria que explota las historias del Caribe. Y que el cine también las podía explotar.
─Tenemos una mina y todavía no hemos comenzado a tirar pala─ asevera Rubén.
Entonces él comenzó a tirar pala. Fundó la Academia de Cine del Cesar, en Valledupar, donde ahora reside. La idea de un festival era perfecta para exhibir el lenguaje audiovisual local. El año pasado, en medio de la pandemia y de las limitaciones del sector cultural, pensó que era un buen momento para hacerlo. En ese 2020 se realizaron dos ediciones.
Al crear esa primera versión pensó que ante la precaria industria cinematográfica de la ciudad no era conveniente organizar un festival para largometrajes profesionales. Pensó en una estrategia que democratizara la realización de cine y lanzó el festival con una categoría única para cortometrajes hechos con celulares.
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─Mucha gente me dijo: por qué no comenzaron con cine profesional, de 35 milímetros, 4k. ¿Pero cuántos competirían del Cesar si aquí no tenemos industria? Haríamos un festival para otras regiones y la idea es que se desarrolle el cine de aquí, analiza Rubén.
La pantalla grande: el medio para contar
La primera edición del 2020 tuvo 4 concursantes del departamento del Cesar. Una cifra que no lo desmotivó. Por el contrario, realizó la segunda edición también de manera virtual ese mismo año. En esa segunda edición se presentaron 47 concursantes, incluidos de Estados Unidos, y en esta tercera edición presencial se presentaron casi cien, según cuenta Rubén.
15 fueron escogidos. Y serán proyectados en la pantalla grande de Cinépolis, ubicada en el centro comercial Mega Mall. Será durante los tres primeros días del Festival, es decir, del primer al tercer día de diciembre. El último día, cuatro de diciembre, se disputará la final en el auditorio Macondo de la Universidad de Área Andina.
Hay participantes internacionales que vienen desde Paraguay. También de otras partes del país como los departamentos de Atlántico y Bolívar. La mayoría son del departamento del Cesar. Justo lo que busca Rubén: que la pantalla grande cuente las historias propias.
─Es importantes que un cine nos dé la mano porque es donde queremos llegar. Los concursantes van a tener la posibilidad de ir a un cine real con sus familias, con sus vecinos, asegura Rubén.
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La industria: un Hollywood en el Caribe
Simultáneo a los concursos, se van a proyectar los largometrajes invitados. Serán cuatro en total: Claudia Agudelo con Canción Anfibia y Juan José Castillejo con Un domingo por la tarde, pasarán el primer día. El segundo día Rubén Casalins con Willian Morón, El jugar del teatro y cierra el tercer día Kain Scaff con La mesa.
Estos invitados con largometrajes no son en vano. Son el anticipo de la próxima categoría que se incluirá en la edición del siguiente año en este Festival. Una categoría que exalte al cine profesional, como se lo habían reclamado.
─Como ya tenemos un estímulo, ya vemos que hay un interés en la ciudad de Valledupar, podemos decir que el próximo año podemos ampliar las categorías e incluir al cine profesional, cuenta Rubén.
La idea de él es expandir el Festival en categorías y concursantes. También en geografía. Que se replique en otras ciudades del Caribe colombiano y ver realizado su sueño que cuando estaba en Nueva York llamó Desarrollo Cinematográfico del Caribe. O en palabras más ligeras: un Hollywood en el Caribe.
*De la Fundación Color de Colombia.
Este festival nació en pandemia. Se realizaron dos ediciones en medio de ella y hoy llega la tercera. Una edición distinta porque se realizará presencial. Cuenta con una categoría única: la de cortometrajes hechos con celulares. Una estrategia para democratizar el cine y lograr que más directores locales puedan concursar.
Son quince concursantes y cuatro invitados entre locales, nacionales e internacionales. Las películas de los directores Juan José Castillejo, Claudia Agudelo, Kain Scaff y el mismo Rubén Casalins son las que figuran como invitadas especiales.
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Las historias: una mina de oro
Rubén estaba en Nueva York estudiando cine y teatro. Conoció el mundo de la industria cinematográfica de cerca y se dio cuenta de que tanto la educación e industria en Colombia eran precarias. Se le metió en la cabeza que el Caribe colombiano debía explotar las historias que tiene y creó un proyecto llamado Desarrollo Cinematográfico del Caribe.
Regresó a Colombia, a Barranquilla exactamente, su tierra natal. Fundó una academia de cine en esa ciudad y luego se fue a Valledupar a hacer lo propio. Allí se habla más de vallenato que de cualquier otra cosa. Rubén lo sabía. También que la música vallenata es una industria que explota las historias del Caribe. Y que el cine también las podía explotar.
─Tenemos una mina y todavía no hemos comenzado a tirar pala─ asevera Rubén.
Entonces él comenzó a tirar pala. Fundó la Academia de Cine del Cesar, en Valledupar, donde ahora reside. La idea de un festival era perfecta para exhibir el lenguaje audiovisual local. El año pasado, en medio de la pandemia y de las limitaciones del sector cultural, pensó que era un buen momento para hacerlo. En ese 2020 se realizaron dos ediciones.
Al crear esa primera versión pensó que ante la precaria industria cinematográfica de la ciudad no era conveniente organizar un festival para largometrajes profesionales. Pensó en una estrategia que democratizara la realización de cine y lanzó el festival con una categoría única para cortometrajes hechos con celulares.
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─Mucha gente me dijo: por qué no comenzaron con cine profesional, de 35 milímetros, 4k. ¿Pero cuántos competirían del Cesar si aquí no tenemos industria? Haríamos un festival para otras regiones y la idea es que se desarrolle el cine de aquí, analiza Rubén.
La pantalla grande: el medio para contar
La primera edición del 2020 tuvo 4 concursantes del departamento del Cesar. Una cifra que no lo desmotivó. Por el contrario, realizó la segunda edición también de manera virtual ese mismo año. En esa segunda edición se presentaron 47 concursantes, incluidos de Estados Unidos, y en esta tercera edición presencial se presentaron casi cien, según cuenta Rubén.
15 fueron escogidos. Y serán proyectados en la pantalla grande de Cinépolis, ubicada en el centro comercial Mega Mall. Será durante los tres primeros días del Festival, es decir, del primer al tercer día de diciembre. El último día, cuatro de diciembre, se disputará la final en el auditorio Macondo de la Universidad de Área Andina.
Hay participantes internacionales que vienen desde Paraguay. También de otras partes del país como los departamentos de Atlántico y Bolívar. La mayoría son del departamento del Cesar. Justo lo que busca Rubén: que la pantalla grande cuente las historias propias.
─Es importantes que un cine nos dé la mano porque es donde queremos llegar. Los concursantes van a tener la posibilidad de ir a un cine real con sus familias, con sus vecinos, asegura Rubén.
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La industria: un Hollywood en el Caribe
Simultáneo a los concursos, se van a proyectar los largometrajes invitados. Serán cuatro en total: Claudia Agudelo con Canción Anfibia y Juan José Castillejo con Un domingo por la tarde, pasarán el primer día. El segundo día Rubén Casalins con Willian Morón, El jugar del teatro y cierra el tercer día Kain Scaff con La mesa.
Estos invitados con largometrajes no son en vano. Son el anticipo de la próxima categoría que se incluirá en la edición del siguiente año en este Festival. Una categoría que exalte al cine profesional, como se lo habían reclamado.
─Como ya tenemos un estímulo, ya vemos que hay un interés en la ciudad de Valledupar, podemos decir que el próximo año podemos ampliar las categorías e incluir al cine profesional, cuenta Rubén.
La idea de él es expandir el Festival en categorías y concursantes. También en geografía. Que se replique en otras ciudades del Caribe colombiano y ver realizado su sueño que cuando estaba en Nueva York llamó Desarrollo Cinematográfico del Caribe. O en palabras más ligeras: un Hollywood en el Caribe.
*De la Fundación Color de Colombia.