“Transfariana”, un grito imprescindible y desaforado
En Transfariana (coproducción Colombia – Francia) se narra, como auténtico artefacto disparador (no violento), la historia de amor entre un hombre, Jaison Murillo, preso político, miembro de las FARC, y Laura Zamora, una mujer transgénero que solía trabajar como prostituta en la llamada zona de tolerancia de Bogotá, el barrio Santa Fe.
Daniel Ruiz - CineVista
La relación, cuyo relato escapa de la mirada morbosa y sensacionalista, se pone al servicio de una detallada mirada al que es sin duda uno de los eventos más revolucionarios y significativos en la historia contemporánea de nuestro país: el acuerdo final para la terminación del conflicto. El acuerdo de paz suscrito entre el estado colombiano y la guerrilla de las FARC.
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La relación, cuyo relato escapa de la mirada morbosa y sensacionalista, se pone al servicio de una detallada mirada al que es sin duda uno de los eventos más revolucionarios y significativos en la historia contemporánea de nuestro país: el acuerdo final para la terminación del conflicto. El acuerdo de paz suscrito entre el estado colombiano y la guerrilla de las FARC.
En 150 minutos, el documentalista francés Joris Lachaise busca hacer una suerte de paralelismo, y posterior articulación con profunda vinculación, entre las realidades de combatientes de la guerrilla de las FARC y la comunidad trans del barrio Santa Fe en Bogotá. El ejercicio, bastante complejo, resulta ser una mirada cargada de absoluta curiosidad; una mirada esperanzadora e interesada en lo subversivo de la revolución y que de una manera genuina y más o menos organizada, se convierte en un documento revelador, absolutamente representativo y totalmente inaplazable de esa búsqueda esforzada por lograr cambios importantes en el desarrollo político y social de nuestro país.
El documental da inicio con el relato de un sueño convertido en pesadilla. Lo narra Jaison Murillo y en él deja ver lo relacionado a sus miedos durante su estancia en la cárcel La Picota. Miedos externos relacionados a su lucha y también unos miedos internos vinculados al ámbito más privado e íntimo: lo que tiene que ver con su masculinidad y el rol social dada su identidad de género, algo que iremos percibiendo conforme avanza la película.
Luego, Lachaise nos va llevando a través de otras historias y otros contextos; nos presenta la exaltada atmósfera del Barrio Santafe y con ellos sus otras protagonistas, entre ellas Laura Zamora, que desde su prisión cuenta con absoluta calidez esa realidad suya que tiene tintes de algo épico y melodramático, pero que no deja de ser lamentable. Laura cumple la condena de prisión más larga para una persona transexual en Latinoamérica. Una condena que, según lo que nos cuenta, es muy exagerada. Laura debe cumplir con una condena de más de 50 años, acaso el resultado de un sistema judicial homófobo, transfóbico y misógino.
Pero lo de tanta fobia reunida no se limita al sistema judicial. Está presente entre los dirigentes de la guerrilla de las FARC, en la misma comunidad LGBTQ+ y en la sociedad colombiana. Lachaise, interesado por las vidas de Murillo y Zamora, recibe un estímulo narrativo al saber que, en medio de las negociaciones de la Habana, y luego de haber expulsado del colectivo y de su cargo como comandante a Murillo dada su relación con Zamora, las FARC asumen una visión distinta relacionada al enfoque de género. La lucha que la pareja daba desde la prisión para que su relación fuera reconocida sin prejuicio alguno, tuvo entonces un resultado positivo. Es decir, la lucha personal se volvió una lucha pública, social y política.
Se abre entonces un camino en la película, que deja entrar a otro personaje fundamental en ella: la Red Comunitaria Trans, que ya venía trabajando a favor de las personas trans recluidas en las cárceles del país. Ese colectivo, personificado mayoritariamente por Daniela ‘Lulú’ Maldonado y Máximo Castellanos, es la bisagra de un esfuerzo que busca articulación. Una guía para Loris Lachaise y esa cámara suya que va buscando luchas para que su “Transfariana” tenga todo el sentido. Y se vuelva el grito desaforado que es.
Superando entonces la historia de la relación de pareja, el director sigue los inicios y todo el desarrollo de la articulación que se genera entre los ex guerrilleros de las FARC y la comunidad trans. Una articulación absolutamente pedagógica. Una genuina revolución sin una sola arma, mientras, al tiempo, como contexto, nos va contando la cruzada medieval que unos partidos políticos protagonizan con ahínco y absoluta desesperación.
Viendo sus 150 minutos en pleno 2023, da la sensación de que es una película agridulce, pero, sobre todo, una película que está buscando palpitar constantemente. Es decir, es una película que está obligada a vivir más allá de su limitada fecha de estreno (ojalá). Con semejante introducción narrativa, “Transfariana” luce esperanzada, como con una pátina de confianza y certidumbre. Se antoja como una auténtica revolución que con exaltación transmite optimismo. Está constantemente inflada de orgullo, porque evidencia una serie de cambios progresistas en un país como Colombia a lo largo de un tiempo corto (la película se hizo entre 2017 y 2019, pero se cuenta desde mucho antes, incluso) y encuentra en su propia narración una desinflada mayúscula. Y no, no estoy haciendo spoiler. Como colombianos somos conscientes de los sacudones que nos generan los cambios y los terremotos sociales que se generan en el país gracias a una casta política que intenta manosearnos indiscriminadamente. Todo eso lo deja ver la cámara de Lachoise.
No me estoy inventando nada. De “Transfariana” decía líneas arriba que es un documento absolutamente representativo porque deja notar los cambios tan repentinos y caóticos en el país en un tiempo más o menos corto. La película se narra a través de dos hitos fundamentales política y socialmente hablando: la firma de la paz y el regreso a un gobierno de derecha, que como ya sabemos, echó al traste lo poco que intentó hacerse desde lo progresista. Pero “Transfariana” también rebasa lo político. Porque entre sus logros está el de revelar que hay un grupo social – bastante grande – que busca a todas luces encontrar la sanación. La reconciliación. La rebuscada paz.
El gran logro de la película de Loris Lachaise es evidenciarnos que, a pesar de tantas falsas esperanzas, de tanta convulsión, de tanto ‘quita y pone’, nada es en vano. En un futuro, ojalá no muy lejano, sabremos entender el significado tan valioso de ese momento que pudimos evidenciar en la historia, y la trascendencia de una película como esta, que cada tanto, y a partir de ahora, merece ser constantemente revisada y reflexionada.
Ficha Técnica
- Dirección: Joris Lachaise
- Guion: Joris Lachaise
- Género: Documental
- Duración: 150 minutes
- Productores: Line Peyron, Guillermo Quintero, Anahí Farfán
- Montaje: Joris Lachaise
- Música: Bertrand Wilff
- Países: Colombia, Francia
- Año: 2023
*Texto cedido a El Espectador publicado originalmente en el portal especializado CineVista Blog.