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A Iram Haq, directora de la cinta Qué dirá la gente, le representó más de dos décadas considerar la posibilidad de hacer una película sobre su historia. A Haq le tocaba contar, poner sobre el tapete y exponer su experiencia durante el traumático secuestro al que la sometió su familia cuando tenía catorce años.
A la hoy reconocida directora de cine nacida en Noruega la llevaron a Pakistán para asegurarse de que no olvidara sus raíces culturales, sin considerar el efecto que eso podría tener en ese momento ni contemplar las consecuencias posteriores.
Finalmente, Iram Haq accedió a contar su historia y ahora manifiesta con total claridad que lo que se ve en la pantalla gigante es una versión suavizada y ficcionalizada de los hechos sobre su vida. Hoy, ella tiene más de cuarenta años, pero no ha olvidado lo que vivió y así la realización de la cinta Qué dirá la gente fue una especie de catarsis.
El personaje principal del filme es Nisha, quien a sus 16 años tiene una doble vida: en casa es una perfecta hija paquistaní que respeta las estrictas normas impuestas por su familia, pero cuando sale con sus amigos se convierte en una adolescente criada en Noruega que disfruta de la sociedad que la rodea. Pero cuando su padre la descubre con su novio la situación llega al extremo.
El rol de padre es interpretado por el reconocido actor indio Adil Hussain (La vida de Pi), una de las figuras más cotizadas de Bollywood y quien tuvo la misión de representar a la más estricta figura de autoridad para Nisha, encarnada por la debutante en el espectro de los largometrajes por Maria Mozhdah.
La cinta Qué dirá la gente llega este jueves, 29 de agosto, a las salas de cine en Colombia y conversamos con el protagonista Adil Hussain sobre su participación en el filme y las posibilidades de llegar hasta la consecución de un premio Óscar de la Academia.
¿Cómo llegó a ser parte de la película “Qué dirá la gente”?
Yo vivo en India, en Nueva Delhi, y un día recibí una llamada en la que me ofrecían un papel en una película de Noruega y yo dije que dependía del director y de la historia. Tuve una reunión por Skype con Iram Haq, la directora, y me contó de su experiencia y de cómo la cinta estaba basada en su propia vida y me enamoré de la historia. Hablamos bastante, especialmente sobre el que sería mi personaje, y en ese momento dije que sí, porque entendí muy bien el rol que me tocaba representar. No es un personaje que se pueda ver en blanco o negro, entiendo muy bien de dónde viene, porque yo también crecí en un pueblo pequeño en India, en donde el “¿qué dirán?” importaba bastante. Crecí pensando en qué diría la gente, en vez de pensar qué es lo que yo quería hacer. Así que me conecté mucho con la película y dije que sí. Así fue como obtuve el papel.
¿Sintió algún tipo de presión en hacer el papel de papá? Porque indirectamente estaría representando el rol del papá de la misma directora.
Generalmente no permito que la presión se apodere de mí, así que no siento presión cuando actúo. Fui muy abierto a las direcciones e indicaciones de Iram (Haq) porque es su historia, es su película, así que estaba completamente dispuesto a hacer todo lo que ella necesitara con el personaje. Fue muy gratificante interpretarlo de esa forma, porque ella quedó muy satisfecha y creo que quedó bastante fiel a la realidad. Como ya dije, yo también crecí en un pueblo pequeño donde importa mucho qué dirá la gente, así que me entendí muy bien y comprendí mucho las decisiones del padre de Nisha. Claro, no estoy de acuerdo con lo que hizo, pero sí siento empatía. Al grabar me acordé mucho de mi padre que no me dejaba comprar un instrumento musical por la misma razón, por el qué dirán las otras personas, a pesar de que a mi padre le encantara la música. Por eso entiendo y comprendo más al personaje.
¿Filmar la película fue como volver a vivir su infancia en la India?
¡Exacto! Fue revivir mi infancia en un sentido, porque en muchas cosas las familias en India reciben mucha presión de la sociedad, porque tratan de vivir a las expectativas de las personas, incluyendo la escogencia de las carreras de los hijos, porque todos quieren que sus hijos sean doctores, abogados e ingenieros. Yo quería ser actor y esa no era una posibilidad en mi casa, así que cuando me convertí en actor mi padre no me habló durante cinco años. No es que no le gustara que yo fuera actor, sino que se opuso fue porque creía que era una profesión inútil y que no iba a poder ganarme la vida actuando.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con la directora Iram Haq?
La experiencia de trabajar con ella fue muy gratificante, porque ella me dio la oportunidad de volver a visitar mi pasado y poder usar eso para traer un cierto realismo al papel. Eso es lo que hacen la mayoría de los actores: utilizan memorias de su pasado para las actuaciones. Así que fue muy lindo para mí y me ayudó a traer toda la insensibilidad que tenía el padre hacia su hija, porque él ama a su hija, la ama más que nada en el mundo, pero la presión de la sociedad es tanta que por eso hizo lo que hizo. Él no quería hacer eso, pero le tocó.
¿Qué hubiera hecho si usted hubiera estado en la misma posición que su personaje?
¡Por Dios! Nada como eso. La hubiera dejado con su novio y la hubiera dejado estar en donde ella quisiera estar. La hubiera dejado hacer lo que ella quisiera hacer. Yo me casé con una mujer india-americana, y ella es cristiana. Tenemos un hijo y yo sé que cuando sea la hora de decidir su religión él será libre de hacerlo, será libre de escoger lo que él quiera.
Esta película fue la selección de Noruega para los Premios de la Academia, ¿estaba orgulloso de ser parte de una película que fue considerada para unos premios tan prestigiosos?
Absolutamente, ¿quién no estaría orgulloso? Es un honor para mí haber estado en la película por la simple razón de que es la verdadera historia de la directora de la cinta y cuando cuentas tu historia y sabes cómo contarla, terminas entregándole un regalo a la sociedad. Este es un rol importante que tiene el arte en la sociedad, para que esta pueda evolucionar, que con el tiempo pueda ser más abierta a otras ideas. Como todos sabemos, es un proceso bastante lento y se necesita mucho coraje para aceptar algo que puede estar bien, pero que creemos que está mal. Además, se empieza a ver las cosas desde una perspectiva diferente, uno se puede volver un poco más abierto a ideas y valores de otras culturas. Yo estoy muy orgulloso de hacer parte de esto y feliz por Iram Haq.