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Muchas versiones se han hecho de El libro de la selva, cuento publicado en 1894 por el escritor y nobel de literatura Rudyard Kipling. De hecho, fue la versión animada de Disney, estrenada en 1967, la que popularizó esta historia y la convirtió en un relato infantil e idílico de lo que sucedía en la selva.
Sin embargo, el reconocido actor y director británico Andy Serkis ha elaborado una nueva interpretación, alejada de la óptica de Disney, que estrenó una nueva adaptación en 2016. La versión de Serkis, Mowgli: entre dos mundos, es “mucho más oscura, real y fiel al cuento de Kipling. Retrata la selva tal como lo es: con sus peligros y sus maravillas”, dijo Serkis en São Paulo (Brasil). El filme fue presentado durante la Comic Con en esa ciudad.
Y no es para menos. Serkis usó esta historia para emplear la captura de movimiento (mocap, por sus siglas en inglés), una técnica que, a diferencia de la animación, que es completamente computarizada, identifica las expresiones faciales de los actores para luego darles vida a los personajes animados, en este caso a los animales de la selva.
El británico es reconocido por usar esta técnica y muchos en el ámbito de la producción cinematográfica lo consideran el pionero de este proceso. Entre los personajes de Serkis en los que se ve esta técnica de filmación se encuentran Gollum (en El señor de los anillos y El hobbit) y César (en El planeta de los simios).
La captura de movimiento, además de nutrir la narración y conectar a la audiencia con un personaje mucho más fiel y emocional, permite, según Serkis, “eliminar estereotipos en la industria”, porque ya no interesa si eres alto, bajo, con sonrisa perfecta, calvo, negro. Aquí lo que importa es el poder de la interpretación y lograr generar una emoción, que el público se identifique y sienta al personaje. “Aquí puedes ser quien quieras con esta tecnología. Nos permite ser otro”. Y es esa realidad y acercamiento a los personajes lo que le da al filme una esencia diferente.
El proceso de creación
Fue hace cinco años, en 2013, cuando Serkis recibió la historia. Desde ese momento empezó a diseñar cómo sería la trama y qué haría para que su versión fuera más cercana al relato de Kipling, con carácter y rudeza y un escenario tan semejante a la selva como fuera posible.Durante el rodaje del filme, que cuenta con las actuaciones de Benedict Cumberbatch (Shere Khan), Cate Blanchett (Kaa) y Christian Bale (Bagheera), Serkis se enteró de que Disney alistaba una nueva producción de El libro de la selva. Sería una animación. Entonces comenzó una carrera para estrenar primero, sin embargo, se detuvo y desechó la idea de competir con el gigante del entretenimiento. La razón: su película sería “una exploración de la vida misma. Íbamos a tener otras líneas, otros enfoques. El proceso del filme sería totalmente distinto”.
“Nos dimos cuenta de que no tenía sentido intentar correr. ¿Qué logramos? En circunstancias normales, la posproducción de una película como esta normalmente sería de un año. Pero tuvimos que retrasarlo, lo que también nos dio la oportunidad de realmente pasar el tiempo evolucionando el aspecto de los animales en cada toma, las expresiones faciales de los actores. Así que fue una bendición. En cierto sentido nos dio más tiempo para perfeccionar cada detalle”, cuenta Serkis a El Espectador.
Durante ese proceso el director británico se ocupó de cada detalle para que las expresiones de los actores se vieran lo más natural posible, que se sintiera la cercanía entre cada animal. Y para sumarle peso a la naturalidad de las escenas, Serkis viajó a Sudáfrica para filmar y además creó un estudio de grabación completamente real.
Con los personajes fue igual. No se le escapó ningún detalle y se esforzó hasta el último momento para recrear el salvajismo que se vive en la selva; no quería parecer demasiado tierno con sus personajes, sobre todo porque así es la versión de Disney. Sus personajes, en cambio, tienen cicatrices, cortes, heridas. “Quería —subraya Serkis— que fuera una experiencia visceral, en la que realmente sientas que estás en la selva”.
El mensaje de “Mowgli”
La historia no cambia: se trata de Mowgli, un niño criado por lobos en la selva, pero que no se identifica con ellos ni con el mundo civilizado del hombre. Es un viaje constante para comprender y descubrir realmente a qué mundo pertenece.Y para Serkis, el filme intenta transmitir el poder de amarse lo suficiente para encontrar el camino, el lugar adonde cada uno pertenece sin importar los desafíos que se deba enfrentar. Es un relato con el que seguramente “muchas personas que están en la situación de Mowgli se van a sentir identificadas”. Sienten que no son de aquí ni de allá, que no han encajado y que necesitan saber que no necesariamente deben encajar para ser y más ahora “que vivimos en un mundo tan complejo”.
“Estamos usando la metáfora para hablar de la condición humana. Se trata de personas desplazadas o que no han encontrado el centro, su lugar. Muchas personas están vagando en el mundo sin un sentido de hogar o un verdadero sentido de identidad. Así que realmente espero que las personas que han visto la película lo hayan notado. Ellos van a entender eso”. El director británico también deja claro que su película “no tiene un mensaje político, ni es una pieza académica. Es una pieza de entretenimiento con una historia emocional. Creo que es una película familiar, pero es una película para niños quizás un poco mayores, no para niños de cinco años, sino quizás de ocho años en adelante”.
“Me decían: mira, Netflix ha visto la película y les encanta el movimiento. Ellos realmente, realmente la aman y quieren adquirirla. ¿Qué piensas? Y dije: ‘Mira, es importante que tenga un lanzamiento en cine, incluso si es un lanzamiento pequeño, porque hay una versión en 3D de esta película, que es genial, y de hecho es mi favorita’”, recuerda Serkis.
Por eso se acordó que en los países donde Netflix no tiene presencia, como Rusia y China, se haría un estreno en los teatros. Además, con el debut en la plataforma de streaming, de cierto modo se garantiza mayor alcance para la producción, ya que quieren igualar y superar el número de espectadores que logró la versión de Disney en 2016.
“Esta decisión fue más importante para mí de cierta manera, dado que la de Disney alcanzó a la mayor cantidad de personas posible —concluye Serkis—. Y ya sabes, el mensaje de esta película ha sido difícil, porque es otra historia de El libro de la selva. Entonces, para que la gente regrese a los cines y la vean sería algo complejo, así que entiendo por qué lo han hecho. Pero en última instancia, creo que es lo mejor para la película porque será vista por más personas”.
*La periodista viajó a Brasil por invitación de Netflix.