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Dos adultos mayores, ahogados por la rutina del día a día, encuentran por casualidad la manera de darle un nuevo propósito a la vida y al amor. Candelaria, quien trabaja en un hotel de La Habana en 1994, descubre entre las sábanas listas para lavar una cámara filmadora que, en un principio podría significar dinero extra para su familia, pero que terminó siendo el objeto preciado que cambiaría todo en la vida de ella y su esposo, Víctor Hugo, quien a través del lente volvió a sentir amor y pasión por su pareja.
Ellos son los protagonistas de la nueva película del realizador Jhonny Hendrix Hinestroza, quien hace unos años estrenó Chocó y Saudó. El filme está basado en una historia real que le contaron en Cuba y él la transformó en la idea del amor perfecto, algo que todo el mundo sueña en un momento de su vida.
“Esta película cuenta ese amor perfecto, el que decide acompañarnos cuando no tenemos nada, cuando el camino es agreste y doloroso. ¿Quién es esa persona que decide quedarse al lado nuestro?”, se pregunta el director.
“¿Cuándo dejé de mirarte?”, pregunta por su parte Víctor Hugo a Candelaria en una escena romántica e íntima que también sirve para rendir tributo al cuerpo adulto y arrugado.
Las arrugas son protagonistas de varias escenas. Caras, manos y piernas reflejan el paso de la edad de estos dos protagonistas que retoman el erotismo y lo representan ante la cámara muy natural, siempre apostando a transmitir la sensibilidad de la piel. Para el director, esas escenas se sienten lindas, transparentes y sinceras debido a que los actores de verdad se estaban divirtiendo.
“Me parecía bonito contar la historia desde dos ancianos porque siempre estamos viendo nuestras arrugas como algo doloroso, sin estética, y hasta los árboles tienen grietas y se les ven perfectas. ¿Y por qué nuestras grietas no van a ser perfectas?”, comenta el realizador.
Con esas premisas comenzó a trabajar en la película que define como la más personal ya que “sentía un profundo dolor que necesitaba contarle al mundo. Es por eso que, para Jhonny Hendrix Hinestroza, Candelaria no es una película, es el proyecto que le permitió hacer un “exorcismo de sensaciones y sentimientos”, algo de lo que se nutre su arte.
El filme también representa una renovación en su cinematografía, pues dice que todavía está buscando el género en el que se sienta totalmente cómodo. “Entré a esto por el gusto al cine en general, y desde esta perspectiva lo que hago es divagar”, explica. Tras explorar el drama en Chocó y el suspenso en Saudó, el turno ahora fue para la comedia dramática.
“Candelaria sacó más de mí que el resto y creo que cuando eso sucede, la película se ve más sincera, como si tuviera alma propia”.
¿Pero cómo este filme, que por primera vez no filmó en su tierra, Chocó, es la más personal?
Porque refleja muchas de las cosas que piensa y siente, las cuales plasmó en el guión para que la historia se nutriera de credibilidad y espíritu. Hendrix, al igual que Víctor Hugo, siente la “nostalgia del hombre chocoano, afrocolombiano, latinoamericano”, por lo que se permitió hablar en primera persona y “sentir que todavía estoy hablando de mi territorio”.
“Si no tuviéramos sangre africana, la isla estaría desolada desde hace rato”, dice a Víctor Hugo el Negro (Manuel Viveros), en un diálogo en el que hablan de cómo la escasez afecta la vida diaria, otro tema que al director no le parece tan lejano a la realidad colombiana o latinoamericana, pues el hecho de que se pueda ir al supermercado no significa que “no tengamos una catástrofe económica”.
Por eso no considera que por estar filmada en Cuba el espectador de Candelaria no se sienta identificado con la historia, pues el amor es universal y las preocupaciones económicas también.
El tema es tan universal que la película ganó, el año pasado, cuando Jhonny Hendrix fue seleccionado como el mejor director en Venice Days, sección paralela del Festival Internacional de Cine de Venecia. Luego de eso, la cinta se estrenó en Francia y Alemania y el próximo 23 de agosto llegará a las salas en Colombia.
El director quiere que mucha gente la vea, se la goce y se divierta, pero como sabe que es difícil cumplir con las cifras para mantenerse más de una semana en cartelera, le apuesta a que la historia le aporte algo al espectador, y no viceversa.
“Creo que si el público le da la oportunidad se va a divertir mucho, se la va a sodar y va a salir con un cúmulo de emociones que van a permitir un muy buen vos a vos. Y esa es la gran esperanza de la producción, que la película le responda al público, más que el público a la película”.
Candelaria se “enfrentará” en la taquilla con Tres escapularios, de Felipe Aljure, y Pelucas y rocanrol, de Mario Duarte, también colombianos. Para Hendrix, “es una lástima que las películas lleguen a cartelera el mismo día, pero al mismo tiempo habla muy bien de nosotros, porque significa que la industria está creciendo y nuestro cine está buscando lugares de exhibición, que son tan pocos que nos toca alinearnos para ver cómo nos va”.