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Norma Botero de Botero no necesita que nadie la presente. Ella, frente a la cámara de video, se presenta al espectador como la esposa de Jorge Botero. Está en su casa y rodeada de sus amigas de Sonsón, Antioquia. Luce feliz, aunque sus palabras “soy la sirvienta de la casa” ofrecen más detalles de lo que refleja. (Le puede interesar: Felipe Martínez: “El cine comercial no existe en Colombia”).
Norma y sus amigas hablan frente a Jorge Andrés Botero, un realizador que ha forjado su nombre en el campo de la producción audiovisual con No todos los ríos van al mar, La playa D.C. y X500.
En el momento de la grabación Jorge tenía ocho años y no pensaba que estaba haciendo un diario, un álbum familiar audiovisual que el año pasado presentó en el Festival de Cine de Cartagena y que desde el 5 de marzo se exhibe en salas de cine.
Botero estaba siguiendo los pasos de su papá Jorge, quien compró una cámara fotográfica y de video cuando esa tecnología fue posible de tener en el hogar, y quien desde entonces se dedicó a retratar cada evento familiar. En la medida que fue creciendo, el hijo también heredó la necesidad de capturar situaciones cotidianas de su familia y, otras no tanto, como la enfermedad y muerte de su mamá. Con el paso del tiempo, Jorge Andrés entendió que los videos caseros no eran solamente un recuerdo familiar, sino la película con la que debutaría como director, y fue así como gestó Después de Norma.
“Lo que pasó con Norma es que la empecé a filmar en 2004 con una cámara que me prestó el director de No todos los ríos van al mar. Al principio no sabía que iba a ser una película, eso se siente, así como el cambio de tecnología, la forma de filmar”, dice Botero.
En pocas palabras, Después de Norma es un filme que sigue la vida de Norma Botero, una mujer, esposa y madre de tres hijos que, de un momento a otro, se enfermó. Pero este va mucho más allá y muestra cómo un esposo y tres hijos se reponen a la muerte de la madre.
El largometraje es un documental construido a partir de relato íntimo y familiar, por lo que no se parece a otros filmes autobiográficos como Amazona, de Clare Weiskopf y Nicolás van Hemelryck, ni tampoco a la reciente Litigante, de Franco Lolli. Si hay un referente de Después de Norma sería Boyhood, de Richard Linklater, que sigue a una familia de ficción (Patricia Arquette, Ethan Hawke) durante 11 años.
Jorge Andrés Botero introduce al espectador a su casa para que comparta la transición de su familia durante 15 años, incluso más, si se tienen en cuenta las imágenes de archivo tomadas por su padre, y diluye lo público de lo privado, por lo que cada integrante de la familia estaba participando en su propia película.
Por ejemplo, Beatriz Lucía (hermana mayor) pensaba que era una película para familiares de personas con enfermedades terminales, mientras que Jorge (el padre) aún piensa que es una narración sobre Norma de Botero.
“Sentí que (la intención) no era para tapar las situaciones ni para mostrarnos lindos, sino que era una narración, dirán algunos, expositiva. Es una apuesta, pero en algún momento sentía que debía guardar cosas. Evidentemente no todo está dicho, hay muchas cosas que no se muestran y hay otras que están insinuadas. La idea era mantener cierto equilibrio para que al final mi papá no quedara como el malo de la película, porque no hay un malo, somos una familia”, expresa el director.
Jorge Andrés Botero se refiere a las situaciones a las que se enfrentaban algunas parejas a mediados del siglo pasado, cuando lo normal era que la mujer estuviera pendiente de los niños y la casa, mientras que el hombre trabajaba; y cuando hablar de sentimientos no era lo más indicado.
Para no responsabilizar a nadie sobre el destino familiar, el cineasta recurrió al guion solo en el último momento, cuando planeó un viaje con su papá para limar ciertas asperezas que se forjaron a lo largo de los años, cuando el temor se transformó en rabia y luego en complicidad por la enfermedad.
Tal vez Norma de Botero fue la primera en entender que las grabaciones no eran solo sobre ella y por eso, aunque aparece en muchas ocasiones diciendo que no la filmen, con el tiempo se fue acostumbrando y fue entendiendo que el documental era sobre su familia y era un ejercicio importante para su hijo, quien estaba dando sus primeros pasos como director.
“Ella se dio cuenta de que esto era algo importante para mí, para mi carrera, para seguir haciendo otras películas. Espero que ella quede contenta con el resultado”, concluye el realizador.