Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde el pasado jueves, una parte del gremio de exhibidores cinematográficos abrió sus puertas, tras ocho meses de tenerlas completamente cerradas.
Esta decisión los enfrenta a varios retos, no solo por las condiciones limitadas en las que pueden operar por cuenta de los protocolos de bioseguridad que aún impone el COVID-19, sino porque han sido unos meses en los cuales el streaming ha ganado un gran terreno en la audiencia.
Según el estudio Flash Pandemic de Target GroupIndex (TGI) divulgado en agosto pasado, el 71,7 % de los encuestados afirmaron que durante el confinamiento comenzaron a ver videos y televisión en línea pagados y el 71,6 % gratuitos.
Se tiende a pensar que el video online o bajo demanda (VOD) es una solución para este tiempo de crisis, pero este modelo no beneficia a todos y tiene sus excepciones. (Recordar: Distribuidores y exhibidores de cine se trasladan al escenario digital).
Por ejemplo, el colombiano Carlos Moreno tenía listo el lanzamiento de Lavaperros para abril pasado, pero le tocó guardarla hasta nueva orden porque no puede exhibirla virtualmente por “un asunto legal” relacionado con el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC), del cual fue ganador de estímulos, que “obliga a la película a estrenarse” en la vitrina tradicional. Igualmente, el contrato de distribución lo tiene Cine Colombia, que abrirá en 2021, “por lo tanto, estamos obligados a tener un estreno en salas de cine en territorio colombiano”. Sin embargo, Moreno pudo desempolvar Todos tus muertos, una película de 2011 que está disponible en CinecoPlus.com.
Durante el confinamiento la exhibición también viró al autocine, una novedad para varias generaciones que no pudieron disfrutar de su auge en los años 80 y 90, y una alternativa que brinda la sensación de seguridad para muchos.
Pero algunos cinéfilos se quejan porque el catálogo incluye títulos ya estrenados, y ahí está el otro desafío del retorno de la cartelera cinematográfica, pues los estudios decidieron aplazar varias de sus películas hasta 2021 e incluso 2022 y 2023.
Ante este panorama, la mayoría de los exhibidores y distribuidores del país se la juegan de aquí al 31 de diciembre con filmes entre los que, si bien hay reestrenos, como el caso de El origen (Inception, 2010), también incluyen lanzamientos como Tenet, de Christopher Nolan, que llegará el 3 de diciembre.
En lo que resta del año, en Colombia se podrán ver películas de producción 2020, como Las brujas, Los nuevos mutantes y Bill and Ted Face the Music, pero también las colombianas Terror en la laguna y Dopamina.
Esta selección ofrece pistas sobre otro cambio. Es decir, tradicionalmente septiembre, octubre y noviembre eran los meses destinados al cine de terror, pero, como estuvieron guardados, toca exhibirlos ahora y probar si el público quiere ver ese tipo de historias en Navidad y Año Nuevo.
Felipe Martínez, también realizador colombiano, iba a estrenar Terror en la laguna el pasado 19 de marzo, pero cuatro días antes las salas de cine cerraron sus puertas, por lo que perdió, además, todo el trabajo que hizo con la prensa y el dinero invertido en publicidad.
Él tiene un contrato con el FDC que lo “obliga” a presentar el largometraje este año en la pantalla grande, así que espera lograr “algo de exhibición” y duración en cartelera. Sin embargo, es consciente de que estos ensayos de reapertura no funcionaron en el exterior, así que admite no tener “tantas esperanzas”.
Por otro lado, en la “nueva normalidad” las fechas guardadas tradicionalmente para los estrenos de cine colombiano, como la del 25 de diciembre, deberán ser compartidas con grandes lanzamientos de Hollywood, como La mujer maravilla 1984.
Así que, si antes la competencia era por captar el público para que viera la comedia colombiana familiar, ahora la estrategia debe modificarse porque Dago García no estrenará película y Hárold Trompetero lanzará El refugio en la cuarentena: el baño, la primera película rodada en cuarentena.
“Con toda la represión, esta Navidad será atípica en la oferta de contenido”, augura Elba McAllister, gerente de Cineplex.
Para María Fernanda Barrientos, productora de Salvador, que tampoco llegó a salas ni al streaming, reconoce que es “frustrante” que una película realizada con tanto esfuerzo quede “reducida a una pantalla de televisión o celular”; sin contar que “aún no sabemos del todo cómo llegar al público”. No obstante, sabe que fusionar lo presencial y virtual es una puerta para “contemplar hacia qué pantalla irá la película” y apostar por producciones sencillas.
Ante este panorama, directores, productores, distribuidores y exhibidores deben buscar cómo motivar a un grupo variado de cinéfilos para que regresen a las salas.
También deben aceptar el cambio en las dinámicas de consumo audiovisual y dar prioridad a la convivencia entre lo virtual y lo presencial.