Adriana Lucía cuenta su paso en una industria musical “cruel y dura”
La cantante cordobesa estuvo en Claro Oscuro, el formato de entrevistas de la sección Entretenimiento de El Espectador. Aquí presentamos la entrevista completa en la que habló sobre su más reciente canción “Te lo digo en cumbia”, su trayectoria en la industria, los recuerdos con su primer productor, Omar Geles, y su trabajo exaltando la música tradicional de Colombia.
Mateo Medina Escobar
Dice que “Te lo digo en cumbia” es más que una canción; es un homenaje y un puente hacia el futuro. ¿Por qué le parece importante hacer este homenaje y pensar en el futuro del género musical?
“Te lo digo en cumbia” es mi aporte para hacer fuerte el movimiento de la cumbia en Colombia. Porque si bien muchas personas saben que la cumbia es colombiana, hoy en día yo pienso que la cumbia es el aporte más grande que Colombia hizo musicalmente al mundo. Argentina, Ecuador, Perú y México hacen cumbia, pero Colombia produce menos cumbia cada día. Creo que nos toca ponernos esa camiseta, literalmente vemos la camiseta (señalando la camiseta que lleva puesta), y hablar más de la cumbia.
La cumbia tiene muchos momentos, por eso yo hablo de que de que es un paso al futuro. La cumbia nace de manera tradicional con gaitas y tambores, con flautas de millos, pero luego este que es el momento de la cumbia de mi inspiración, que es con acordeón. Es la cumbia de Andrés Landero y Lisandro Meza. Es la cumbia que enamoró a México. Es una cumbia sabanera, que obviamente también me pertenece por mi región. Bueno, le pertenece al que la quiera tocar, pero es de mi región. Sin embargo, yo nunca había explorado por este lado, entonces me quise meter en los Montes de María, traer estas sonoridades.
Tuve la dicha de invitar a Yeison Landero, que es el nieto de Landero. Grabar las percusiones con las personas que tocaban con Landero y ponerle obviamente mi parte moderna; los teclados, las baterías y hacer una negociación entre la batería y los beats sin dañar. Es el pasado, porque son mis raíces, es lo que me sostiene, y el futuro porque es mi visión y sueño en la música, que, no solamente sembremos la semilla de la cumbia, sino que recojamos los frutos de la cumbia, porque ya muchas personas la sembraron antes.
¿En qué está el género de la cumbia?
Creo que hay un movimiento de cumbia, que hay gente más consciente. Está el movimiento de Chapinero, donde es muy fuerte la cumbia. Hay sectores de Bucaramanga que tienen su propia cumbia. No es la cumbia que suena en San Jacinto. Los festivales son el epicentro para salvaguardar todo eso. Es súper importante apoyar el Festicumbia, estar con la gente en el Carnaval de Barranquilla, el Banco Magdalena y apoyar todos estos movimientos. Todo esto que se hace también a nivel mainstream y comercial. Hay mucha gente intentando, proponiendo y haciendo cumbia.
¿Cómo fue su inicio en la música donde el vallenato fue protagonista? (Pregunta Flypass)
Yo no tenía ni idea que iba a cantar vallenato. Llegué por accidente. Yo cantaba porro, cumbias y baladas en esa época. Cuando era niña en todos los concursos que participé cantaba baladas, yo era la chica de la romántica balada. La primera canción que me aprendí fue “Yo me llamo cumbia”. Mi papá, que era la persona que estaba conmigo noche y día, me dijo ‘vamos a Valledupar para que las disqueras te vean. Te tienes que aprender un vallenato’ y yo le dije ‘no, yo no me voy a aprender ningún vallenato. Eso no es para mujeres’. Y mi papá me dijo ‘ah, te quedó grande entonces’. A mí me dio una rabia y yo me aprendí el vallenato por llevarle la contraria a mi papá. Me la aprendí y solo me sabía un Vallenato, “El jerre jerre” de Escalona. En ese momento estaban emitiendo la novela “Escalona” entonces me parecía particular aprenderme.
Entro al mundo del vallenato, me ven cantando vallenato y dicen ‘la niña que canta vallenato’, pero yo en verdad en ese momento conocí el vallenato, ahí me tocó al revés. Era llegar a grabar un álbum, de un género que no me pertenecía, que no me había criado en él, que obviamente como una persona Caribe que soy, como colombiana, porque en todo Colombia suena un vallenato. No sabía, no tenía ese conocimiento como si lo tenía de los ritmos de mi tierra de Córdoba, entonces me tocó adentrarme y conocí los grandes juglares. Me hice muy amiga de Leandro Díaz, del maestro Escalona, de todas las personas que además me dieron canciones. Era un género que me iba a encontrar con el machismo, que en la industria es reinante, pero el vallenato todavía es mucho más exclusivo. Yo misma había dicho ‘eso no es de mujeres’ y me tocó quitarme eso de la cabeza y seguí. Además, no solamente era mujer, era una niña, fue muy difícil, pero también fue muy bello. Hoy soy consciente que, en ese momento, sin proponérmelo, abrí muchos espacios para otras mujeres. Hoy veo, no tantas como debería, pero veo varias mujeres. Cantan mis canciones y están ahí.
¿Cómo fue su experiencia con Omar Geles?
Omar Geles fue el productor de mi primer álbum. No sabía que iba a cantar vallenato. Cuando llego ahí al estudio, A&R, que es el director de artistas y repertorio, me dijo ‘ya tenemos tu productor y es Omar Geles. Tú tienes que viajar a Valledupar y encontrarte con él, para que se pongan de acuerdo’. Llegamos a la casa de Omar Geles, él vio una niña, además yo siempre he sido menudita. Me veía hasta menor de la edad. Tenía unos 13 años. Llegué con mi papá y mi acordeonero, que era dos años menor que yo. Éramos unos niños. Yo siento que él fue muy amable, pero dijo como ‘¿y está si cantara?’. Y me dijo, ‘quiero que cantes una canción que yo te pueda acompañar’. Sacó el acordeón y empezó a acompañarme. Fue alucinante, la conexión. Él creyó en mí, en mi talento.
Recuerdo que una vez hicimos el álbum, él llamó al director de artistas y repertorio le entregó el álbum, lo terminamos y no lo sacaban. Él le dijo ‘hermano, ¿a usted qué le pasa? ¿cómo no ha sacado esto? Va a ser una locura, una niña cantando vallenatos. Recuerdo eso, una persona haciéndome barra, creyendo en mí evidentemente, pues “Enamórate como yo# fue un éxito rotundo en esa época.
Lea: Los caminos de Omar Geles, un juglar de nuestro tiempo
¿Dónde estaba cuándo se enteró de la muerte de Geles?
Curiosamente yo conocí a toda su familia, ellos son unas personas muy unidas. Su hermana es una diseñadora y yo la llamé el día antes de la muerte de Omar, porque sentí ganas de retomar relaciones con ellos. Una cosa muy particular. Mi mejor amiga del colegio, que hoy en día es muy amiga de esa familia. Empecé a hablar con ellos y le dije, ‘oye, que chévere verte, saludarte’. Wilfran (Castillo), su sobrino, es el autor de “Enamórate como yo”, o sea, nosotros digamos que teníamos una relación que tú sabes la vida nos lleva por otros lados, pero habíamos retomado hablar un poquito y le dije ‘oye, quiero ir allá a saludarlos’. Tal vez fue el día antes de su muerte. Es que no me cabe en la cabeza en la mañana, pues cuando oigo la muerte de él, yo ni siquiera sabía si llamar si escribir como que no entendía nada. Yo decía, pero qué casualidad que yo ayer llamé, o sea, no lo podía creer. Revisé el chat, lo último que habíamos hablado, era un favor que él me pidió, que afortunadamente lo hice. Fue que le grabará una canción que él quería grabar que le hiciera un videito como para las redes, recuerdo que fue lo último que hablamos.
Él es el alma de esa familia. A parte del compositor y todo, es una persona súper familiar y él es el padre de esa familia. Él crio a sus hermanos con su mamá, el crio a sus sobrinos con sus tías. Él es la figura paterna, la figura masculina más importante. Yo sé que esa familia quedó completamente rota, devastada. Su mamá, pues imagínate yo me acuerdo cuando yo empecé a cantar la señora Hilda iba con él a los shows y él la subía a la tarima y le cantaba “Los caminos de la vida”, eso era un espectáculo. Creo que debe ser muy difícil, sobre todo una muerte inesperada. Nadie está preparado para la muerte, pero tú no crees que una persona va a estar jugando un partido de tenis y se va a morir. No lo crees. Además, muy joven.
Hablemos del Porrock. ¿Cómo llegó a ese estilo único?
Porrock era una palabra que usábamos para mamar gallo. Porque cada vez que me preguntaban que género es eso. Ayer mismo decía ‘bueno, y si a mí me preguntan “Quiero que te quedes” qué es, yo qué digo. Nosotros tenemos los riffs de guitarras como muy de funk, las bases, pues obviamente es rock and rollera en las guitarras eléctricas, en los patrones rítmicos el funk conecta muchísimo, el reggae evidentemente, el alma el pop, pero siempre está como el poquito de vallenato, un poquito de porro y muy bullerengue. Entonces mi bajista echa un cuento que le decían bueno y eso que generó es, y él decía esto es ‘porropopopo’. Nosotros nos reíamos, pero hay que encontrarle un nombre. Carlos Vives fue la primera persona que dijo, es que lo que hacen es porrock y a mí me pareció genial. Empezamos a referirnos así, pero yo estoy hablando de muchísimos años atrás, antes de que sacáramos el álbum “Porrock”.
Cuando ya llega el álbum, que digamos es una reafirmación, porque porro nuevo es como una búsqueda, es un experimento donde está “Quiero que te quedes”, “Champeta rosa”, “Porro bonito”. Ya cuando llegamos a “Porrock”, que es una reafirmación, yo escucho en el equipo de trabajo alguien que dice pues pongámosle y yo ‘cómo si te ocurre, si porrock es una mamadera de gallo’. Para mí el porro son los sonidos tradicionales, pero lo relaciono con el pueblo y para mí el rock lo relaciono con Bogotá, que es tan importante para mí. Creo que uno de mis sueños o de mis trabajos como artista siempre ha sido construir un puente entre el campo y la ciudad, porque yo soy una mujer de campo, que nací en la zona rural de este país, que amo lo que soy. Mis padres viven allá, mi cordón umbilical está ahí, pero yo amo Bogotá y me gusta el caos. Esa mezcla me parece que en el porrock estaba representado.
Entonces creo que esa visión les pasa a los colombianos cuando se van de Colombia y anhelamos eso que veíamos todos los días. Creo que eso sucede con la música. Ese es uno de mis sueños, también que anteriormente había una idea tal vez por las telenovelas y eso mexicanos que el futuro se hallaba en la mujer que salía del campo y encontraba su felicidad en la capital. Creo que nosotros nos falta más bien tener una mirada más hacia el campo, una mirada más respetuosa, más amable. No solamente vienen los alimentos, los sonidos también, las sonoridades nuestras también brotan del campo. Hay una cantidad de cosas que se gestan en el campo en la zona rural de este país.
¿Qué piensa de los puristas de los géneros?
Los primeros intérpretes tocaban valses, por eso los primeros porros, que tienen diferentes aires, pero uno de los primeros, que es el porro palitiao empieza con una danza introductoria que no se baila y es muy parecido a la contradanza, al vals. Entonces creo que siempre lo hemos hecho naturalmente. Me dice un amigo estudioso que dice que los músicos se iban acompañando la banda de guerra y se regresaban tocando porro. Creo que ahí nos habla y nos cuenta historias. Eso es lo que hace, que, por lo menos en mi campo de mi tierra, yo no sienta absolutamente ningún purismo, que sí lo sentí en el vallenato. ‘Que se está tirando el vallenato, que es una balato, que una mujer cantando vallenato’, de eso si recibí un montón. En el en el porro, en la cumbia, en el bullerengue especialmente, la mujer es la columna vertebral. Venimos de la escuela de las cantadoras, la mujer es la que forma, la que cría la que canta, la que mantiene viva la tradición. Entonces ahí también encuentro como un poder bien grande.
¿Cómo fue abrirse el camino en la industria?
Es una industria cruel y dura, ya he contado todo lo lindo, la conexión, la rapidez de conexión con la gente, porque yo soy una artista que nació en la industria. Yo no nací independiente y luego seguí, no. Mi primer álbum salió de disquera. La rapidez de la comunicación, que yo tenía una disquera, que podía exponer mi música y llevarme a los grandes medios de comunicación. Desde mi primer álbum yo tenía comercial de televisión de “Enamorate como yo” y de “Llegaste tú”. Ee me brindó la oportunidad de llegar a mucha gente, de ser mucho más masiva, de poder viajar a muchos países, de hacer giras promocionales, precioso. Pero yo viví el paso de niña a mujer y eso es muy doloroso frente a cámara. También cuando son artistas como yo que llevamos muchos años en esta industria, pues vemos el cambio de la industria. Mi primer álbum salió en LP, hoy es vintage, aunque está de moda nuevamente. También la crueldad con la mujer, que no se le perdona crecer, envejecer, engordar. Al hombre si, dicen ‘tan lindo el viejito ya barrigoncito, lindo’. La vieja es como ‘qué te pasa, envejeciste cómo vas a seguir saliendo como si no hubieras envejecido’, es muy cruel.
Es una industria dominada por hombres plenamente, con una visión masculina de todo. Sentí que en un momento de mi vida esto no era lo que yo quería, por eso yo me voy de la industria, porque no estaba contenta con la música que estaba haciendo y no era el futuro que yo quería para mí. Voy a hablar con la disquera, nadie me cree, porque todo el mundo cree que es un cuarto de hora, que hay que aprovechar como sea y sacarle el juguito. Yo me imaginaba una carrera larga, no momentánea, pero todos te dicen es que es un cuarto de hora. Yo les decía ‘no, el reloj es completo’. Me fui siete años de la industria y volví después de un caminar muy largo, de entender la música para servir, que representaba un grupo de gente, que si bien yo quiero pegar y quiero sonar. Es un negocio, pero no es un negocio de champús, es un negocio con alma entonces. Creo que a partir de ese momento es que tomo las riendas. Llego al mundo de la Independencia y ahora nuevamente retomó con Sony Music, creo que he pasado un largo camino, son más de 25 años dando.
Dice que “Te lo digo en cumbia” es más que una canción; es un homenaje y un puente hacia el futuro. ¿Por qué le parece importante hacer este homenaje y pensar en el futuro del género musical?
“Te lo digo en cumbia” es mi aporte para hacer fuerte el movimiento de la cumbia en Colombia. Porque si bien muchas personas saben que la cumbia es colombiana, hoy en día yo pienso que la cumbia es el aporte más grande que Colombia hizo musicalmente al mundo. Argentina, Ecuador, Perú y México hacen cumbia, pero Colombia produce menos cumbia cada día. Creo que nos toca ponernos esa camiseta, literalmente vemos la camiseta (señalando la camiseta que lleva puesta), y hablar más de la cumbia.
La cumbia tiene muchos momentos, por eso yo hablo de que de que es un paso al futuro. La cumbia nace de manera tradicional con gaitas y tambores, con flautas de millos, pero luego este que es el momento de la cumbia de mi inspiración, que es con acordeón. Es la cumbia de Andrés Landero y Lisandro Meza. Es la cumbia que enamoró a México. Es una cumbia sabanera, que obviamente también me pertenece por mi región. Bueno, le pertenece al que la quiera tocar, pero es de mi región. Sin embargo, yo nunca había explorado por este lado, entonces me quise meter en los Montes de María, traer estas sonoridades.
Tuve la dicha de invitar a Yeison Landero, que es el nieto de Landero. Grabar las percusiones con las personas que tocaban con Landero y ponerle obviamente mi parte moderna; los teclados, las baterías y hacer una negociación entre la batería y los beats sin dañar. Es el pasado, porque son mis raíces, es lo que me sostiene, y el futuro porque es mi visión y sueño en la música, que, no solamente sembremos la semilla de la cumbia, sino que recojamos los frutos de la cumbia, porque ya muchas personas la sembraron antes.
¿En qué está el género de la cumbia?
Creo que hay un movimiento de cumbia, que hay gente más consciente. Está el movimiento de Chapinero, donde es muy fuerte la cumbia. Hay sectores de Bucaramanga que tienen su propia cumbia. No es la cumbia que suena en San Jacinto. Los festivales son el epicentro para salvaguardar todo eso. Es súper importante apoyar el Festicumbia, estar con la gente en el Carnaval de Barranquilla, el Banco Magdalena y apoyar todos estos movimientos. Todo esto que se hace también a nivel mainstream y comercial. Hay mucha gente intentando, proponiendo y haciendo cumbia.
¿Cómo fue su inicio en la música donde el vallenato fue protagonista? (Pregunta Flypass)
Yo no tenía ni idea que iba a cantar vallenato. Llegué por accidente. Yo cantaba porro, cumbias y baladas en esa época. Cuando era niña en todos los concursos que participé cantaba baladas, yo era la chica de la romántica balada. La primera canción que me aprendí fue “Yo me llamo cumbia”. Mi papá, que era la persona que estaba conmigo noche y día, me dijo ‘vamos a Valledupar para que las disqueras te vean. Te tienes que aprender un vallenato’ y yo le dije ‘no, yo no me voy a aprender ningún vallenato. Eso no es para mujeres’. Y mi papá me dijo ‘ah, te quedó grande entonces’. A mí me dio una rabia y yo me aprendí el vallenato por llevarle la contraria a mi papá. Me la aprendí y solo me sabía un Vallenato, “El jerre jerre” de Escalona. En ese momento estaban emitiendo la novela “Escalona” entonces me parecía particular aprenderme.
Entro al mundo del vallenato, me ven cantando vallenato y dicen ‘la niña que canta vallenato’, pero yo en verdad en ese momento conocí el vallenato, ahí me tocó al revés. Era llegar a grabar un álbum, de un género que no me pertenecía, que no me había criado en él, que obviamente como una persona Caribe que soy, como colombiana, porque en todo Colombia suena un vallenato. No sabía, no tenía ese conocimiento como si lo tenía de los ritmos de mi tierra de Córdoba, entonces me tocó adentrarme y conocí los grandes juglares. Me hice muy amiga de Leandro Díaz, del maestro Escalona, de todas las personas que además me dieron canciones. Era un género que me iba a encontrar con el machismo, que en la industria es reinante, pero el vallenato todavía es mucho más exclusivo. Yo misma había dicho ‘eso no es de mujeres’ y me tocó quitarme eso de la cabeza y seguí. Además, no solamente era mujer, era una niña, fue muy difícil, pero también fue muy bello. Hoy soy consciente que, en ese momento, sin proponérmelo, abrí muchos espacios para otras mujeres. Hoy veo, no tantas como debería, pero veo varias mujeres. Cantan mis canciones y están ahí.
¿Cómo fue su experiencia con Omar Geles?
Omar Geles fue el productor de mi primer álbum. No sabía que iba a cantar vallenato. Cuando llego ahí al estudio, A&R, que es el director de artistas y repertorio, me dijo ‘ya tenemos tu productor y es Omar Geles. Tú tienes que viajar a Valledupar y encontrarte con él, para que se pongan de acuerdo’. Llegamos a la casa de Omar Geles, él vio una niña, además yo siempre he sido menudita. Me veía hasta menor de la edad. Tenía unos 13 años. Llegué con mi papá y mi acordeonero, que era dos años menor que yo. Éramos unos niños. Yo siento que él fue muy amable, pero dijo como ‘¿y está si cantara?’. Y me dijo, ‘quiero que cantes una canción que yo te pueda acompañar’. Sacó el acordeón y empezó a acompañarme. Fue alucinante, la conexión. Él creyó en mí, en mi talento.
Recuerdo que una vez hicimos el álbum, él llamó al director de artistas y repertorio le entregó el álbum, lo terminamos y no lo sacaban. Él le dijo ‘hermano, ¿a usted qué le pasa? ¿cómo no ha sacado esto? Va a ser una locura, una niña cantando vallenatos. Recuerdo eso, una persona haciéndome barra, creyendo en mí evidentemente, pues “Enamórate como yo# fue un éxito rotundo en esa época.
Lea: Los caminos de Omar Geles, un juglar de nuestro tiempo
¿Dónde estaba cuándo se enteró de la muerte de Geles?
Curiosamente yo conocí a toda su familia, ellos son unas personas muy unidas. Su hermana es una diseñadora y yo la llamé el día antes de la muerte de Omar, porque sentí ganas de retomar relaciones con ellos. Una cosa muy particular. Mi mejor amiga del colegio, que hoy en día es muy amiga de esa familia. Empecé a hablar con ellos y le dije, ‘oye, que chévere verte, saludarte’. Wilfran (Castillo), su sobrino, es el autor de “Enamórate como yo”, o sea, nosotros digamos que teníamos una relación que tú sabes la vida nos lleva por otros lados, pero habíamos retomado hablar un poquito y le dije ‘oye, quiero ir allá a saludarlos’. Tal vez fue el día antes de su muerte. Es que no me cabe en la cabeza en la mañana, pues cuando oigo la muerte de él, yo ni siquiera sabía si llamar si escribir como que no entendía nada. Yo decía, pero qué casualidad que yo ayer llamé, o sea, no lo podía creer. Revisé el chat, lo último que habíamos hablado, era un favor que él me pidió, que afortunadamente lo hice. Fue que le grabará una canción que él quería grabar que le hiciera un videito como para las redes, recuerdo que fue lo último que hablamos.
Él es el alma de esa familia. A parte del compositor y todo, es una persona súper familiar y él es el padre de esa familia. Él crio a sus hermanos con su mamá, el crio a sus sobrinos con sus tías. Él es la figura paterna, la figura masculina más importante. Yo sé que esa familia quedó completamente rota, devastada. Su mamá, pues imagínate yo me acuerdo cuando yo empecé a cantar la señora Hilda iba con él a los shows y él la subía a la tarima y le cantaba “Los caminos de la vida”, eso era un espectáculo. Creo que debe ser muy difícil, sobre todo una muerte inesperada. Nadie está preparado para la muerte, pero tú no crees que una persona va a estar jugando un partido de tenis y se va a morir. No lo crees. Además, muy joven.
Hablemos del Porrock. ¿Cómo llegó a ese estilo único?
Porrock era una palabra que usábamos para mamar gallo. Porque cada vez que me preguntaban que género es eso. Ayer mismo decía ‘bueno, y si a mí me preguntan “Quiero que te quedes” qué es, yo qué digo. Nosotros tenemos los riffs de guitarras como muy de funk, las bases, pues obviamente es rock and rollera en las guitarras eléctricas, en los patrones rítmicos el funk conecta muchísimo, el reggae evidentemente, el alma el pop, pero siempre está como el poquito de vallenato, un poquito de porro y muy bullerengue. Entonces mi bajista echa un cuento que le decían bueno y eso que generó es, y él decía esto es ‘porropopopo’. Nosotros nos reíamos, pero hay que encontrarle un nombre. Carlos Vives fue la primera persona que dijo, es que lo que hacen es porrock y a mí me pareció genial. Empezamos a referirnos así, pero yo estoy hablando de muchísimos años atrás, antes de que sacáramos el álbum “Porrock”.
Cuando ya llega el álbum, que digamos es una reafirmación, porque porro nuevo es como una búsqueda, es un experimento donde está “Quiero que te quedes”, “Champeta rosa”, “Porro bonito”. Ya cuando llegamos a “Porrock”, que es una reafirmación, yo escucho en el equipo de trabajo alguien que dice pues pongámosle y yo ‘cómo si te ocurre, si porrock es una mamadera de gallo’. Para mí el porro son los sonidos tradicionales, pero lo relaciono con el pueblo y para mí el rock lo relaciono con Bogotá, que es tan importante para mí. Creo que uno de mis sueños o de mis trabajos como artista siempre ha sido construir un puente entre el campo y la ciudad, porque yo soy una mujer de campo, que nací en la zona rural de este país, que amo lo que soy. Mis padres viven allá, mi cordón umbilical está ahí, pero yo amo Bogotá y me gusta el caos. Esa mezcla me parece que en el porrock estaba representado.
Entonces creo que esa visión les pasa a los colombianos cuando se van de Colombia y anhelamos eso que veíamos todos los días. Creo que eso sucede con la música. Ese es uno de mis sueños, también que anteriormente había una idea tal vez por las telenovelas y eso mexicanos que el futuro se hallaba en la mujer que salía del campo y encontraba su felicidad en la capital. Creo que nosotros nos falta más bien tener una mirada más hacia el campo, una mirada más respetuosa, más amable. No solamente vienen los alimentos, los sonidos también, las sonoridades nuestras también brotan del campo. Hay una cantidad de cosas que se gestan en el campo en la zona rural de este país.
¿Qué piensa de los puristas de los géneros?
Los primeros intérpretes tocaban valses, por eso los primeros porros, que tienen diferentes aires, pero uno de los primeros, que es el porro palitiao empieza con una danza introductoria que no se baila y es muy parecido a la contradanza, al vals. Entonces creo que siempre lo hemos hecho naturalmente. Me dice un amigo estudioso que dice que los músicos se iban acompañando la banda de guerra y se regresaban tocando porro. Creo que ahí nos habla y nos cuenta historias. Eso es lo que hace, que, por lo menos en mi campo de mi tierra, yo no sienta absolutamente ningún purismo, que sí lo sentí en el vallenato. ‘Que se está tirando el vallenato, que es una balato, que una mujer cantando vallenato’, de eso si recibí un montón. En el en el porro, en la cumbia, en el bullerengue especialmente, la mujer es la columna vertebral. Venimos de la escuela de las cantadoras, la mujer es la que forma, la que cría la que canta, la que mantiene viva la tradición. Entonces ahí también encuentro como un poder bien grande.
¿Cómo fue abrirse el camino en la industria?
Es una industria cruel y dura, ya he contado todo lo lindo, la conexión, la rapidez de conexión con la gente, porque yo soy una artista que nació en la industria. Yo no nací independiente y luego seguí, no. Mi primer álbum salió de disquera. La rapidez de la comunicación, que yo tenía una disquera, que podía exponer mi música y llevarme a los grandes medios de comunicación. Desde mi primer álbum yo tenía comercial de televisión de “Enamorate como yo” y de “Llegaste tú”. Ee me brindó la oportunidad de llegar a mucha gente, de ser mucho más masiva, de poder viajar a muchos países, de hacer giras promocionales, precioso. Pero yo viví el paso de niña a mujer y eso es muy doloroso frente a cámara. También cuando son artistas como yo que llevamos muchos años en esta industria, pues vemos el cambio de la industria. Mi primer álbum salió en LP, hoy es vintage, aunque está de moda nuevamente. También la crueldad con la mujer, que no se le perdona crecer, envejecer, engordar. Al hombre si, dicen ‘tan lindo el viejito ya barrigoncito, lindo’. La vieja es como ‘qué te pasa, envejeciste cómo vas a seguir saliendo como si no hubieras envejecido’, es muy cruel.
Es una industria dominada por hombres plenamente, con una visión masculina de todo. Sentí que en un momento de mi vida esto no era lo que yo quería, por eso yo me voy de la industria, porque no estaba contenta con la música que estaba haciendo y no era el futuro que yo quería para mí. Voy a hablar con la disquera, nadie me cree, porque todo el mundo cree que es un cuarto de hora, que hay que aprovechar como sea y sacarle el juguito. Yo me imaginaba una carrera larga, no momentánea, pero todos te dicen es que es un cuarto de hora. Yo les decía ‘no, el reloj es completo’. Me fui siete años de la industria y volví después de un caminar muy largo, de entender la música para servir, que representaba un grupo de gente, que si bien yo quiero pegar y quiero sonar. Es un negocio, pero no es un negocio de champús, es un negocio con alma entonces. Creo que a partir de ese momento es que tomo las riendas. Llego al mundo de la Independencia y ahora nuevamente retomó con Sony Music, creo que he pasado un largo camino, son más de 25 años dando.