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Lleva tres años radicado en México. ¿Cree que ya cumplió su ciclo allí o todavía no?
La verdad es que nunca pienso en si estoy cumpliendo ciclos. Tampoco me detengo a pensar si ya es momento de esto o lo otro. Soy de las personas que viven el ahora. Me dedico a construir el presente, a tratar de sembrar buenas semillas y a agradecer profundamente por las cosas buenas que el universo me da.
¿Qué diferencias encuentra en su vida en México y en Colombia?
Son dos culturas similares. Siento que la empatía entre mexicanos y colombianos es inmediata. La manera de hablar, bromear, ver la vida, gozársela, es muy parecida. También la comida y el respeto por lo religioso. Así que desde el día cero me he sentido a gusto, como en casa.
Con personajes como Javi, ¿cree que pueden encasillarlo?
No creo que el oficio del actor consista en pensar si te vuelves leyenda o te encasillas. Ese destino no está en nuestras manos. Lo que sí creo es que cada reto de trabajo, cada personaje que interpreto, procuro llevarlo tan lejos como me lo permitan. Creo que esa es o debería ser la consigna de todos los que trabajamos en esto.
Comenzó su carrera como actor a los 30 años. ¿Qué personajes desea interpretar en su edad madura?
Más que un estereotipo de personaje, quisiera contar con la suerte de que en mis manos caigan buenos libretos, personajes con conflictos internos, como somos en la vida real. Quiero escarbar en la psique de cada personaje para lograr interpretar emociones que me sorprendan y, por ende, al público.
¿Hay diferencias en el trato profesional al actor en México y en Colombia?
En eso sí tengo que ser claro. He tenido la oportunidad de trabajar en países como Argentina, Estados Unidos, Venezuela y México. El país donde las condiciones para los actores son realmente deplorables es Colombia. El actor no es tomado con la importancia, relevancia y dignidad que merece. Allá se les olvida a los ejecutivos de los canales que gracias a nosotros y lo que le entreguemos al público se les llenan los bolsillos y es posible que la industria exista.
¿Cómo se les pueden ofrecer mejores garantías a los actores?
Todo en la vida funciona cuando hay justicia. Cuando el trato es justo y las condiciones también. Si el artista que crea e interpreta y pone la cara al público es quien hace que se vendan los contenidos, creo que lo mínimo es que ese artista viva en buenas condiciones dentro y fuera del set. Además debe estar bien alimentado para poder rendir jornadas promedio de 10 a 14 horas de trabajo, tenga en sus manos pautas de grabación con antelación para poder organizar su estudio y, por supuesto, que sus ingresos sean justos en relación con lo que reciben las empresas que nos contratan.
¿Qué le pone y qué le quita a su carrera como actor?
No le quitaría nada, porque hoy veo que el proceso del actor es como la vida misma. Cada quien va a su ritmo y a su nivel de conciencia. El talento también existe en todos nosotros, pero, así como la inteligencia, de acuerdo con el proceso que cada quien decide vivir. Más bien quisiera ponerle más... más dedicación, más conciencia, más respeto cada vez.
¿A qué cree que se debe su permanencia en la serie “El señor de los cielos”?
No soy muy bueno para hablar de mis logros. Creo que conté con la suerte o bendición de poder interpretar un personaje que pude ir amoldando a mi gusto. Le debo esto al libretista. Es una producción en la que todos los personajes son malos, y yo le aposté a hacer un malo que despertara cariño, que fuera humano, inteligente. No sólo un pistolero.
¿Qué proyectos tiene?
Por el momento estoy concentrado en lo que estoy grabando. No tengo un segundo de tiempo para mucho más, pero deseo hacer cine. Ya vendrán momentos para pensar en otras cosas. Por ahora le estoy entregando mi vida al Superjavi.