Álvaro Vargas Llosa habla de populismo
Para el peruano el populismo es uno de los problemas que tiene el mundo ahora, por ese motivo publicó un libro con otros ensayistas sobre el tema.
El Espectador
¿Cuál es su definición de populismo?
No existe una definición, es justamente una de sus características: ser una materia maleable, proteica, cambiante, según el líder, las circunstancias y el contexto. Pero todos tienen en común la tendencia de sustituir a las instituciones por la comunicación directa con la masa, instalar mitos colectivistas que justifican una intervención autoritaria en la vida de la gente y proteger al pueblo, la nación o los pobres -según el caso- con medidas de fuerte concentración del poder político y económico.
¿Qué lo llevó a publicar el libro “El estallido del populismo” con otros ensayistas?
La convicción de que se ha convertido en uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. Desde la izquierda y desde la derecha, el populismo ha mordido carne en América Latina, Europa y Estados Unidos, e incluso en Asia (Filipinas es el perfecto ejemplo).
¿Considera que el populismo es “el mal endémico” de América Latina?
Sí, por la debilidad histórica de nuestras instituciones, que facilita la idea de que se puede alcanzar más rápido los resultados deseados aboliéndolas o sustituyéndolas por los importantes abismos sociales, que facilitan el discurso demagógico contra la riqueza, y porque la economía de mercado en muchos de nuestros países no ha funcionado dentro del marco de la igualdad ante la ley, sino en un marco de privilegios y prebendas.
¿A qué se debe el rebote populista en el mundo?
A varias causas. La crisis financiera global de 2008, la inmigración y la dislocación que ha provocado la globalización en ciertas comunidades que estaban muy apegadas a viejas industrias que han ido siendo desplazadas o que han emigrado (esto es clave en el populismo estadounidense, por ejemplo). Otro factor es que la revolución de la información ha facilitado que la gente crea que ya no hacen falta intermediarios, como los partidos y los medios de comunicación tradicionales. Además, está el desprestigio universal de la política.
¿Por qué es tan fácil que surjan figuras populistas en América Latina?
Porque todavía las instituciones son débiles y los partidos, salvo en algunos países, no tienen la solvencia y el arraigo necesarios. La clave para marginar al populismo está en el crecimiento de la clase media. Gracias a la clase media chilena, Bachelet, en cuyo segundo gobierno trató de hacer reformas populistas, ha recibido una fuerte contestación ciudadana.
¿Por qué los personajes populistas están ganando las elecciones en América Latina?
Porque el caudillismo, el clientelismo y el mito de la solución rápida siguen muy vivos y viceversa, porque todavía no tenemos una cultura democrática e institucional fuertemente arraigada. Eso hace que cuando hay gobiernos que no son populistas los resultados sean inferiores a los deseados y la frustración lleve a tener gobiernos populistas otra vez.
¿Qué caracteriza al populismo latinoamericano?
El mito y la utopía. El mito inventa un pasado que nunca existió y la utopía inventa un futuro que nunca existirá. El (o la) caudillo utiliza el mito y la utopía con mucha eficacia y nuestra cultura política es receptiva a ese discurso. El Socialismo del Siglo XXI es una inmensa estafa intelectual basada en ambas cosas. El Bolívar del chavismo es inventado y el Socialismo del Siglo XXI es un lugar que no existe. Lo que existe es el desastre.
¿Quiénes son los personajes populistas del mundo de hoy más peligrosos?
En Asia, Duterte; en Europa, Marine Le Pen (porque es la más inteligente), y los gobiernos de Hungría y Polonia, porque han avanzado mucho en la erosión de la democracia. En América Latina, el chavismo, porque pretende morir matando.
¿Cuál es su definición de populismo?
No existe una definición, es justamente una de sus características: ser una materia maleable, proteica, cambiante, según el líder, las circunstancias y el contexto. Pero todos tienen en común la tendencia de sustituir a las instituciones por la comunicación directa con la masa, instalar mitos colectivistas que justifican una intervención autoritaria en la vida de la gente y proteger al pueblo, la nación o los pobres -según el caso- con medidas de fuerte concentración del poder político y económico.
¿Qué lo llevó a publicar el libro “El estallido del populismo” con otros ensayistas?
La convicción de que se ha convertido en uno de los grandes problemas de nuestro tiempo. Desde la izquierda y desde la derecha, el populismo ha mordido carne en América Latina, Europa y Estados Unidos, e incluso en Asia (Filipinas es el perfecto ejemplo).
¿Considera que el populismo es “el mal endémico” de América Latina?
Sí, por la debilidad histórica de nuestras instituciones, que facilita la idea de que se puede alcanzar más rápido los resultados deseados aboliéndolas o sustituyéndolas por los importantes abismos sociales, que facilitan el discurso demagógico contra la riqueza, y porque la economía de mercado en muchos de nuestros países no ha funcionado dentro del marco de la igualdad ante la ley, sino en un marco de privilegios y prebendas.
¿A qué se debe el rebote populista en el mundo?
A varias causas. La crisis financiera global de 2008, la inmigración y la dislocación que ha provocado la globalización en ciertas comunidades que estaban muy apegadas a viejas industrias que han ido siendo desplazadas o que han emigrado (esto es clave en el populismo estadounidense, por ejemplo). Otro factor es que la revolución de la información ha facilitado que la gente crea que ya no hacen falta intermediarios, como los partidos y los medios de comunicación tradicionales. Además, está el desprestigio universal de la política.
¿Por qué es tan fácil que surjan figuras populistas en América Latina?
Porque todavía las instituciones son débiles y los partidos, salvo en algunos países, no tienen la solvencia y el arraigo necesarios. La clave para marginar al populismo está en el crecimiento de la clase media. Gracias a la clase media chilena, Bachelet, en cuyo segundo gobierno trató de hacer reformas populistas, ha recibido una fuerte contestación ciudadana.
¿Por qué los personajes populistas están ganando las elecciones en América Latina?
Porque el caudillismo, el clientelismo y el mito de la solución rápida siguen muy vivos y viceversa, porque todavía no tenemos una cultura democrática e institucional fuertemente arraigada. Eso hace que cuando hay gobiernos que no son populistas los resultados sean inferiores a los deseados y la frustración lleve a tener gobiernos populistas otra vez.
¿Qué caracteriza al populismo latinoamericano?
El mito y la utopía. El mito inventa un pasado que nunca existió y la utopía inventa un futuro que nunca existirá. El (o la) caudillo utiliza el mito y la utopía con mucha eficacia y nuestra cultura política es receptiva a ese discurso. El Socialismo del Siglo XXI es una inmensa estafa intelectual basada en ambas cosas. El Bolívar del chavismo es inventado y el Socialismo del Siglo XXI es un lugar que no existe. Lo que existe es el desastre.
¿Quiénes son los personajes populistas del mundo de hoy más peligrosos?
En Asia, Duterte; en Europa, Marine Le Pen (porque es la más inteligente), y los gobiernos de Hungría y Polonia, porque han avanzado mucho en la erosión de la democracia. En América Latina, el chavismo, porque pretende morir matando.