Amalia Andrade se ha convertido en una destacada voz en el ámbito de la salud mental. / Cortesía
Se acercaba la hora de inicio de la obra. Lo primero que vi al llegar al Estudio de la Piña fue un montón de post-it pegados en todas las paredes. “Bañarse con agua caliente”, “El olor a recién horneado”, “La sensación de paz y satisfacción al final de un día productivo” y “El poder sanador del tiempo” eran algunas de las frases que podían leerse en esos pedacitos de papel. Al principio no entendí exactamente de qué se trataba, pero luego todo tendría sentido.
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