Amalia Andrade, de los libros al teatro
La escritora colombiana nunca había pisado un escenario para actuar. Con “Todas las cosas maravillosas”, una adaptación del monólogo “Every Brilliant Thing”, debutó en las tablas y logró hacer dos temporadas de esta obra que alzó la voz ante la depresión, la ansiedad y el suicidio.
Daniela Suárez Zuluaga
Se acercaba la hora de inicio de la obra. Lo primero que vi al llegar al Estudio de la Piña fue un montón de post-it pegados en todas las paredes. “Bañarse con agua caliente”, “El olor a recién horneado”, “La sensación de paz y satisfacción al final de un día productivo” y “El poder sanador del tiempo” eran algunas de las frases que podían leerse en esos pedacitos de papel. Al principio no entendí exactamente de qué se trataba, pero luego todo tendría sentido.
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Se acercaba la hora de inicio de la obra. Lo primero que vi al llegar al Estudio de la Piña fue un montón de post-it pegados en todas las paredes. “Bañarse con agua caliente”, “El olor a recién horneado”, “La sensación de paz y satisfacción al final de un día productivo” y “El poder sanador del tiempo” eran algunas de las frases que podían leerse en esos pedacitos de papel. Al principio no entendí exactamente de qué se trataba, pero luego todo tendría sentido.
Me pareció curioso el escenario, no era algo convencional. Había sillas en todos los lados, dejando un espacio en la mitad, una especie de escenario con un entorno 360 grados… suponía que en medio de todos estaría Amalia hablando, y así fue. Antes de salir al escenario para comenzar con su monólogo, Amalia repartió rápidamente unos papeles con números y frases, luego dieron las ocho en punto y ella salió. Todos comenzamos teniendo claro que Todas las cosas maravillosas se trataba de una adaptación del aclamado monólogo Every Brilliant Thing, pero con el tiempo eso se fue olvidando.
“Tienes siete años. Un día papá te recoge en el colegio para llevarte a una clínica donde está mamá. Dice que ella hizo algo estúpido. Le está costando encontrar razones para ser feliz. En un balance perfecto entre evocar lo complejo de la vida y celebrar todo lo que es hermoso de ella”, dice la sinopsis de la obra, que comenzó con Amalia en la mitad de todos los asistentes.
Se apropió de ese monólogo como si se tratara de su propia vida, hablando de temas tan difíciles de abordar, como la depresión, la ansiedad, el suicidio… incluso el desamor, pero lo más interesante fue que lo hizo desde la comedia. Mientras la historia avanzaba y hablaba desde el lugar del personaje principal, que originalmente se trata de un hombre que crece viendo cómo su madre trata de acabar con su vida, Amalia tocó el tema principal que le dio sentido a lo que vendría después: la lista.
No se trataba de una lista cualquiera, era una lista con Todas las cosas maravillosas, que ella en este caso dentro del monólogo comenzó a escribir para darle ánimos a su mamá para seguir viviendo. ¿Cuántas “cosas maravillosas” pueden existir en el mundo? Fue lo primero que me pregunté, y me di cuenta de que la lista iba desde lo que parecía ser más pequeño hasta lo más obvio, quizá cliché, como el olor de un libro nuevo, el sonido de las olas, escuchar música al máximo volumen… cosas que pasan inadvertidas casi siempre.
“Es una historia muy bonita, y como todos los grandes proyectos de los que he tenido la fortuna de participar (incluidos mis libros), sucedió como una conversación entre amigos. Hubo un momento en mi vida en el que quise trascender más allá de los libros para seguir hablando de los temas que amo, porque soy consciente de que hay otras expresiones artísticas que tocan de manera diferente a los demás... Vi esta obra, que es una adaptación del aclamado monólogo Every Brilliant Thing, y un día fui a tomarme un café con Juancho Muñoz, que está a la cabeza de Moon Enterntainment, y le dije que quería hacer el monólogo. Él aceptó sin pensarlo”, dijo Amalia en entrevista con El Espectador.
Con Todas las cosas maravillosas Amalia quiso dar otro formato a un discurso que ha sido parte de su trabajo en los libros Uno siempre cambia al amor de su vida (por otro amor o por otra vida) o Cosas que piensas mientras te muerdes las uñas. Para ella siempre ha sido fundamental hablar sobre depresión y ansiedad, poner estos temas sobre la mesa a través de lo que más le gusta hacer. Todas las cosas maravillosas fue el espacio perfecto para llevar el mensaje a más personas, algunas que quizá no hayan leído sus libros y la conocieron gracias a esta obra.
“Creo que sigue habiendo mucho tabú y demasiada desinformación sobre estos temas, sobre todo cuando se habla del suicidio. Me parece que son temas fundamentales, porque el acceso al tratamiento y la información debería dejar de ser un privilegio, no se nos puede olvidar que la salud mental es un tema de salud pública, y al mismo tiempo debería ser un tema en el que seamos educados todos como sociedad. El arte es un espacio maravilloso para quitarles la máscara a temas que pueden ser muy difíciles, y que no se tocan... La manera en la que se abordan estos temas en la obra es con mucho corazón y humor a la vez. Es una genialidad la forma en la que está escrita. A través del humor es más fácil, bonito y directo hablar sobre estos temas que traen tanto dolor”.
El monólogo continuó, pero esta vez con el público participando… Mientras Amalia repasaba varias etapas de la vida de su personaje, salieron a flote los papelitos que ella había entregado al principio. “1010: La sensación satisfactoria que te produce escuchar una canción con la que te sientes completamente identificada”, ese fue el papel que me tocó a mí, y me quedé pensando en la cantidad de cosas maravillosas que pasamos por alto, o que damos por sentado. Así la lista fue creciendo, hasta llegar casi al millón.
Al final se me olvidó por completo que esto se trataba de un monólogo y pensaba que Amalia estaba hablando de su vida, sus experiencias, sus amores, sus desamores, su propia madre, pero no… Ella era la voz de miles de personas que han atravesado situaciones difíciles, que han visto cómo sus seres amados pierden las ganas de vivir poco a poco, y que por más que traten de convencerlos de que irse de este mundo no es la mejor manera, cualquier cosa que hagan no es suficiente. Ni siquiera una lista con un millón de cosas maravillosas.
“Fue un proceso increíble, y una de las razones por las cuales todos accedimos a hacer esto es porque la obra es muy generosa con el sentir de las personas, ni siquiera importó que no tuviera una experiencia actoral previa, simplemente buscábamos contar la historia de una forma verídica, y creo que Esteban fue una parte fundamental para que esto pasara. Es un reto que me da pánico y ha sido muy miedoso, porque es algo nuevo para mí, y al mismo tiempo esta obra tiene tantos paralelos por mi propia obra, que me siento un poco en casa, sostenida por una red segura”, concluyó Amalia.