Amber Heard recibió amenazas de muerte tras separarse de Johnny Depp
La actriz habla en un nuevo artículo del calvario que vivió tras acusar al actor de malos tratos en medio de su divorcio. Además, tuvo que cambiar su número de teléfono cada semana y vio cómo sus proyectos profesionales se cancelaban uno tras otro.
BANG Showbiz
El acuerdo de divorcio que Amber Heard firmó en 2016 para poner fin legalmente a su matrimonio con Johnny Depp especificaba que la actriz recibiría siete millones de dólares -que donó a organizaciones benéficas- por el tiempo que había durado su unión y, a cambio, se comprometía a retirar las acusaciones de malos tratos que había realizado contra su expareja y a no discutir su relación en público, a riesgo de sufrir una dura sanción económica. (Leer Exesposa de Johnny Depp lidera campaña contra violencia de género).
En vista de que esa última cláusula también se aplicaba al actor, aunque sin la amenaza de ser multado en caso de romperla, a Amber no le hizo ninguna gracia que en octubre él ofreciera una entrevista a la revista GQ en la que hablaba largo y tendido de su separación y de la manera en que ella habría manipulado supuestamente las pruebas que presentó en su contra para demostrar el comportamiento violento que Depp habría desplegado mientras estaban juntos.
Quizá por esa razón a la intérprete no le ha temblado el pulso ahora para escribir un artículo para el periódico Washington Post relatando su experiencia como víctima de la violencia doméstica y el calvario que tuvo que afrontar una vez decidió denunciar las agresiones de las que había sido víctima. Aunque en ningún momento mencione a su exmarido por su nombre, la protagonista de Aquaman se explaya acerca de la indignante desconfianza con que fue recibido su testimonio y la campaña que se puso en marcha de manera automática para retratarla como una especie de cazafortunas sin escrúpulos. (Leer Amber Heard dice que su vida cambió cuando hizo pública su bisexualidad).
"Escribo estas líneas como una mujer más que se vio obligada a cambiar semanalmente de número porque no paraba de recibir amenazas de muerte. Durante meses apenas salí de mi apartamento y, cuando lo hacía, me perseguían drones con cámaras o paparazzi a pie, en motos o coches. Cada fotografía mía que se publicaba en los tabloides lo hacía bajo una imagen negativa. Sentía que estaba siendo juzgada en el tribunal de la opinión pública, y que mi vida y toda mi existencia dependían de un puñado de opiniones que escapaban a mi control", afirma en el texto.
"Me convertí en la figura pública que representaba el abuso doméstico, y experimenté con toda su fuerza la ira que nuestra cultura despliega contra las mujeres que se atreven a alzar la voz. Amigos y asesores me dijeron que jamás volvería a trabajar como actriz, que me habían puesto en la lista negra. Una película para la que ya me habían contratado buscó una sustituta. Acababa de realizar una campaña de dos años de duración como imagen de una marca de moda internacional, y la compañía decidió prescindir de mí. Incluso surgieron dudas acerca de si podría mantener el papel de Mera en 'Aquaman' y 'La liga de la justicia'".
Amber no duda en poner un ejemplo para tratar de explicar por qué ciertos sectores de la industria en que Johnny Depp y ella trabajan trataron de salvar a toda costa la reputación del intérprete, con un dudoso éxito, mientras su prometedora carrera se desmoronaba ante sus ojos: "Imagina que ese hombre poderoso es un barco, como el 'Titanic'. Ese barco es un negocio. Cuando choca contra un iceberg, hay muchos pasajeros a bordo desesperados por tapar las vías de agua, no porque les importe el barco, sino porque sus propios destinos y vidas dependen de esa entidad".
El objetivo de la actriz al hablar de una etapa tan complicada de su vida ha sido, tal y como explica en el artículo, intentar contribuir a que todas las personas que, como ella, se atreven a hablar de los malos tratos que han sufrido reciban más apoyo y fomentar al mismo tiempo los cambios legales y de mentalidad que garanticen el bienestar y la seguridad de las víctimas.
El acuerdo de divorcio que Amber Heard firmó en 2016 para poner fin legalmente a su matrimonio con Johnny Depp especificaba que la actriz recibiría siete millones de dólares -que donó a organizaciones benéficas- por el tiempo que había durado su unión y, a cambio, se comprometía a retirar las acusaciones de malos tratos que había realizado contra su expareja y a no discutir su relación en público, a riesgo de sufrir una dura sanción económica. (Leer Exesposa de Johnny Depp lidera campaña contra violencia de género).
En vista de que esa última cláusula también se aplicaba al actor, aunque sin la amenaza de ser multado en caso de romperla, a Amber no le hizo ninguna gracia que en octubre él ofreciera una entrevista a la revista GQ en la que hablaba largo y tendido de su separación y de la manera en que ella habría manipulado supuestamente las pruebas que presentó en su contra para demostrar el comportamiento violento que Depp habría desplegado mientras estaban juntos.
Quizá por esa razón a la intérprete no le ha temblado el pulso ahora para escribir un artículo para el periódico Washington Post relatando su experiencia como víctima de la violencia doméstica y el calvario que tuvo que afrontar una vez decidió denunciar las agresiones de las que había sido víctima. Aunque en ningún momento mencione a su exmarido por su nombre, la protagonista de Aquaman se explaya acerca de la indignante desconfianza con que fue recibido su testimonio y la campaña que se puso en marcha de manera automática para retratarla como una especie de cazafortunas sin escrúpulos. (Leer Amber Heard dice que su vida cambió cuando hizo pública su bisexualidad).
"Escribo estas líneas como una mujer más que se vio obligada a cambiar semanalmente de número porque no paraba de recibir amenazas de muerte. Durante meses apenas salí de mi apartamento y, cuando lo hacía, me perseguían drones con cámaras o paparazzi a pie, en motos o coches. Cada fotografía mía que se publicaba en los tabloides lo hacía bajo una imagen negativa. Sentía que estaba siendo juzgada en el tribunal de la opinión pública, y que mi vida y toda mi existencia dependían de un puñado de opiniones que escapaban a mi control", afirma en el texto.
"Me convertí en la figura pública que representaba el abuso doméstico, y experimenté con toda su fuerza la ira que nuestra cultura despliega contra las mujeres que se atreven a alzar la voz. Amigos y asesores me dijeron que jamás volvería a trabajar como actriz, que me habían puesto en la lista negra. Una película para la que ya me habían contratado buscó una sustituta. Acababa de realizar una campaña de dos años de duración como imagen de una marca de moda internacional, y la compañía decidió prescindir de mí. Incluso surgieron dudas acerca de si podría mantener el papel de Mera en 'Aquaman' y 'La liga de la justicia'".
Amber no duda en poner un ejemplo para tratar de explicar por qué ciertos sectores de la industria en que Johnny Depp y ella trabajan trataron de salvar a toda costa la reputación del intérprete, con un dudoso éxito, mientras su prometedora carrera se desmoronaba ante sus ojos: "Imagina que ese hombre poderoso es un barco, como el 'Titanic'. Ese barco es un negocio. Cuando choca contra un iceberg, hay muchos pasajeros a bordo desesperados por tapar las vías de agua, no porque les importe el barco, sino porque sus propios destinos y vidas dependen de esa entidad".
El objetivo de la actriz al hablar de una etapa tan complicada de su vida ha sido, tal y como explica en el artículo, intentar contribuir a que todas las personas que, como ella, se atreven a hablar de los malos tratos que han sufrido reciban más apoyo y fomentar al mismo tiempo los cambios legales y de mentalidad que garanticen el bienestar y la seguridad de las víctimas.