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Anthony Hopkins, el actor y director nacido en 1937 en la ciudad galesa de Port Talbot, quien ganó el Oscar en 1992, en su primera nominación, por “El silencio de los corderos”, vuelve casi tres décadas después a alzarse con la estatuilla del Óscar por su trabajo en “The Father”.
Este domingo 25 de abril de 2021, obtuvo el galardón a mejor actor, con el que se convierte a sus 83 años en el ganador más mayor de la historia de los premios. En esta cinta Hopkins retrata el sufrimiento de un anciano que sufre demencia y siente cómo sus capacidades cognitivas empiezan a mermar.
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El papel con el que gana su segunda estatuilla dorada es opuesto a la interpretación con la que obtuvo su primer Óscar, el cual interpretó a un sádico y refinado asesino en serie Hannibal Lecter. A pesar, de que el actor de origen galés no era el favorito para llevarse el gran premio de la noche, ya que las expectativas estaban puestas en conocer si Chadwick Boseman se llevaría el Óscar póstumo.
Sin embargo, durante la ceremonia, que en esta ocasión fue celebrada en una forma poco habitual, Joaquín Phoenix, encargado de presentar la categoría anunció el gran premio para Hopkins, quien no apareció en la retransmisión.
El actor ha contado en varias ocasiones su lucha con el alcoholismo, la depresión y los ataques de ira. Y los remordimientos por abandonar a una hija recién nacida. Y su odio hacia Shakespeare y todo lo británico.
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Durante los setenta, Hopkins adquirió una cierta fama de “actor temperamental”. Incluso, durante los rodajes sufría de ira o podía desaparecer sin dar explicaciones. Luego en los años de los 90 su prestigio como actor había subido, entre eso por interpretaciones como Nixon, Picasso. Sin embargo, aseguraba que algo le hacía falta. Lo que lo llevó a buscar su ciudad natal e incluso a Shakespeare. El actor aseguró al cumplir los 75 años había comenzado a sentirse feliz.