Blanca Alarcón Menjura y su lucha contra el cáncer
En el libro “Vencí una metástasis”, la nutricionista explica los cambios en su estilo de vida -nutricionales y emocionales- que implementó desde el momento en que le diagnosticaron cáncer metastásico en ganglios linfáticos y en sangre.
¿Por qué decidió escribir el libro “Vencí una metástasis”?
Después de que pasé por un proceso tan largo de tratamiento, al ver que el cáncer había desaparecido por completo, haber aprendido tanto de los errores y los éxitos, de mi maestría en nutrición y parte de mi doctorado también en nutrición, decidí que la comunidad debería conocer mi testimonio para que todas las personas que padezcan esta enfermedad puedan beneficiarse y salvar sus vidas.
¿Qué espera que las personas sientan al leer su libro?
Espero que sientan que hay esperanza, que sepan que los genes se pueden modificar con un buen estilo de vida. Mediante mi testimonio quiero que vean que, pese a que en mi familia ha habido mucho cáncer (tres hermanas, mi abuelo y primos) se puede superar. Que entienden que, aunque lo mío es genético, se supera con cambios nutricionales y un estilo de vida saludable.
Después de enterarse de que tenía cáncer metastásico en ganglios linfáticos y en sangre, ¿qué rumbo tomó su vida?
Mi vida giró 180 grados. Pasaba la mayor parte del tiempo encerrada, llorando, pero cuando comencé a sentir que el llanto hacía que la garganta se me cerrara, como si alguien tratara de asfixiarme, ahí empecé a controlar esa emoción a través de ejercicios de respiración profunda y sentía mejoría. Mi forma de pensar cambió y decidí hacer lo que no había hecho antes: descansar, viajar y pasar más tiempo con mi familia.
Durante la enfermedad llegó un momento en el que el tratamiento convencional no hizo efecto y usted se apropió de su curación diseñando un plan nutricional. ¿En qué consiste este proceso?
En medio de la investigación, y después de haber leído cientos de libros relacionados con el tema, hice mi propia guía nutricional por escrito en la que incluí los alimentos que más propiedades anticáncer tienen, reforcé la forma de filtrar el agua, implementé los ejercicios de intervalos de alta intensidad, perfeccioné mi respiración, ejercicios de estiramiento, caminar descalza en el pasto, en la arena, en la tierra, etc. Aprendí a controlar mis emociones al 100 %, siendo este un detonante para mi sanación.
¿Cómo desde la nutrición se puede ayudar a prevenir el cáncer?
Es importante tener una buena información sobre los alimentos, tener conciencia de que lo que entra a nuestro cuerpo es capaz de dañar u optimizar nuestro metabolismo. En mis redes sociales me he dado cuenta de que hay bastante desinformación y que la mayoría de las personas pecan por ignorancia o porque los condicionan algunas industrias de alimentos.
Usted venció el cáncer, ¿qué consejo les daría a las personas que están luchando contra este?
Les aconsejaría que no pierdan la esperanza, que se informen, que complementen su tratamiento con una alimentación equilibrada, con vitaminas D y C, omega 3, una excelente hidratación, ejercicio en lo posible todos los días, sin olvidarse del movimiento nutricional, que consiste en levantarse y sentarse cada 30 a 40 minutos aproximadamente para evitar episodios cardiovasculares, evitar emociones fuertes y que tengan la fuerza de voluntad para que en su mente siempre existan pensamientos sanos y positivos.
Lleva más de una década investigando sobre la forma de prevenir, controlar y combatir el cáncer y demás enfermedades utilizando la nutrición como una valiosa herramienta de curación. ¿Qué enseñanzas le ha dejado esto?
Que es mucho más fácil prevenir que curar, pero esto se queda solo en una frase, ya que la mayoría de las personas no lo ponemos en práctica y dedicamos nuestras vidas a otros aspectos que en realidad son secundarios y cuando despertamos puede ser demasiado tarde. Que una nutrición equilibrada es el mejor medicamento para prevenir y tratar las enfermedades, pero que cuando es algo crónico, como en mi caso, se deben tratar desde el comienzo con medicina integrativa para que los resultados sean más rápidos y seguros. En mi caso, fue un proceso de 10 años y pienso que si todo se hubiese aplicado desde el momento de mi diagnóstico, es posible que el éxito del tratamiento haya sido en tan solo dos o tres años.
¿Quiénes fueron sus grandes aliados en esta lucha?
En esta lucha mis aliados fueron mi hijo y mi esposo, a quienes les debo mi gratitud, por su compañía y su apoyo incondicional durante mi tratamiento. Mis hermanos y mis padres no sabían la magnitud de la enfermedad, sabían que era un cáncer, pero no una metástasis, y todavía me pregunto por qué se los oculté.
¿Por qué decidió escribir el libro “Vencí una metástasis”?
Después de que pasé por un proceso tan largo de tratamiento, al ver que el cáncer había desaparecido por completo, haber aprendido tanto de los errores y los éxitos, de mi maestría en nutrición y parte de mi doctorado también en nutrición, decidí que la comunidad debería conocer mi testimonio para que todas las personas que padezcan esta enfermedad puedan beneficiarse y salvar sus vidas.
¿Qué espera que las personas sientan al leer su libro?
Espero que sientan que hay esperanza, que sepan que los genes se pueden modificar con un buen estilo de vida. Mediante mi testimonio quiero que vean que, pese a que en mi familia ha habido mucho cáncer (tres hermanas, mi abuelo y primos) se puede superar. Que entienden que, aunque lo mío es genético, se supera con cambios nutricionales y un estilo de vida saludable.
Después de enterarse de que tenía cáncer metastásico en ganglios linfáticos y en sangre, ¿qué rumbo tomó su vida?
Mi vida giró 180 grados. Pasaba la mayor parte del tiempo encerrada, llorando, pero cuando comencé a sentir que el llanto hacía que la garganta se me cerrara, como si alguien tratara de asfixiarme, ahí empecé a controlar esa emoción a través de ejercicios de respiración profunda y sentía mejoría. Mi forma de pensar cambió y decidí hacer lo que no había hecho antes: descansar, viajar y pasar más tiempo con mi familia.
Durante la enfermedad llegó un momento en el que el tratamiento convencional no hizo efecto y usted se apropió de su curación diseñando un plan nutricional. ¿En qué consiste este proceso?
En medio de la investigación, y después de haber leído cientos de libros relacionados con el tema, hice mi propia guía nutricional por escrito en la que incluí los alimentos que más propiedades anticáncer tienen, reforcé la forma de filtrar el agua, implementé los ejercicios de intervalos de alta intensidad, perfeccioné mi respiración, ejercicios de estiramiento, caminar descalza en el pasto, en la arena, en la tierra, etc. Aprendí a controlar mis emociones al 100 %, siendo este un detonante para mi sanación.
¿Cómo desde la nutrición se puede ayudar a prevenir el cáncer?
Es importante tener una buena información sobre los alimentos, tener conciencia de que lo que entra a nuestro cuerpo es capaz de dañar u optimizar nuestro metabolismo. En mis redes sociales me he dado cuenta de que hay bastante desinformación y que la mayoría de las personas pecan por ignorancia o porque los condicionan algunas industrias de alimentos.
Usted venció el cáncer, ¿qué consejo les daría a las personas que están luchando contra este?
Les aconsejaría que no pierdan la esperanza, que se informen, que complementen su tratamiento con una alimentación equilibrada, con vitaminas D y C, omega 3, una excelente hidratación, ejercicio en lo posible todos los días, sin olvidarse del movimiento nutricional, que consiste en levantarse y sentarse cada 30 a 40 minutos aproximadamente para evitar episodios cardiovasculares, evitar emociones fuertes y que tengan la fuerza de voluntad para que en su mente siempre existan pensamientos sanos y positivos.
Lleva más de una década investigando sobre la forma de prevenir, controlar y combatir el cáncer y demás enfermedades utilizando la nutrición como una valiosa herramienta de curación. ¿Qué enseñanzas le ha dejado esto?
Que es mucho más fácil prevenir que curar, pero esto se queda solo en una frase, ya que la mayoría de las personas no lo ponemos en práctica y dedicamos nuestras vidas a otros aspectos que en realidad son secundarios y cuando despertamos puede ser demasiado tarde. Que una nutrición equilibrada es el mejor medicamento para prevenir y tratar las enfermedades, pero que cuando es algo crónico, como en mi caso, se deben tratar desde el comienzo con medicina integrativa para que los resultados sean más rápidos y seguros. En mi caso, fue un proceso de 10 años y pienso que si todo se hubiese aplicado desde el momento de mi diagnóstico, es posible que el éxito del tratamiento haya sido en tan solo dos o tres años.
¿Quiénes fueron sus grandes aliados en esta lucha?
En esta lucha mis aliados fueron mi hijo y mi esposo, a quienes les debo mi gratitud, por su compañía y su apoyo incondicional durante mi tratamiento. Mis hermanos y mis padres no sabían la magnitud de la enfermedad, sabían que era un cáncer, pero no una metástasis, y todavía me pregunto por qué se los oculté.