Carolina Montoya lanza un “S.O.S.” por el planeta
La periodista, presentadora y conferencista, que lidera una campaña de conciencia ambiental y sostenibilidad, dice que la clave está en compartir desde conocimientos hasta el carro.
Cambio climático, conciencia ambiental, y la voz de S.O.S por este planeta, ¿Qué tan mal estamos?
Según el panel intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, el IPPC, las consecuencias del calentamiento global son irreversibles. Y lo comprobamos a diario cuando recibimos noticias sobre fenómenos climáticos extremos, en todas partes del mundo. Las sequías son más largas y profundas, así mismo las temporadas de lluvias; si hablamos del Caribe los huracanes tienden, por lo menos, a ser más estacionarios y por consiguiente causar mayores daños en tierra; pero si hablamos de Australia o California (EE.UU.), cada año la temporada seca está superando a la anterior, los incendios en estas regiones del mundo cada año son peores que los del año anterior, de hecho, ya reciben nombres, como los tifones. Es decir, sí estamos mal.
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¿Y todo el panorama es así de oscuro?
La primera buena noticia es que el negacionismo climático también está desapareciendo, ya ese no es un enemigo poderoso como lo fue en los 80 y 90, y el reconocimiento de que la acción humana nos tiene ad portas de una tragedia global, finalmente nos tiene tomando acción en todos los niveles, a mí me gusta ponerlo en tres dimensiones, la de los individuos, la del mundo empresarial y la gubernamental y a decir verdad en las tres vemos no solo debate, sino cambios reales, y todo suma.
¿Qué es lo más perjudicial para el nuestro planeta?
La inacción. Uno podría decir que la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, pero el gran problema es la parálisis. Y esa parálisis hoy en día no obedece a falta de información, porque creo que estamos bombardeados de datos y cifras sobre el problema del cambio climático, obedece en parte al pensamiento catastrofista, el que dice: “el mundo igual se va acabar, así que mi botella no hace la diferencia, que limpien otros”. Ese pensamiento se popularizó en los 90, cuando los reportes sobre el calentamiento global no ofrecían alternativas para frenarlo. Ese es el enfoque que hay que cambiar ahora en la divulgación de estos temas.
¿Cómo generar esa conciencia ambiental en el ciudadano?
Mostrando ejemplos de lo que muchos están haciendo y que está funcionando; ofreciendo alternativas para vincularse a todas las iniciativas posibles y haciéndole ver que no solo es parte del problema, es parte de la solución. El día a día de cada uno determina el futuro de todos y eso es un hecho. El mundo ya se ha enfrentado antes a desafíos similares, en términos de adopción de nuevas tecnologías en corto tiempo, que es una de las acciones que podemos tomar ahora al mudarnos a la energía limpia; pero hay que hacerlo, no solo hablarlo.
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¿Qué es “No hay planeta B”?
Stephen Hawking, que en una época de su gran desarrollo investigativo, buscó sin éxito un planeta similar al nuestro en el universo, decía que los seres humanos tenemos la tecnología suficiente para destruir la tierra, pero no para repararla... Si Hawking no pudo encontrar el planeta B y si aún no tenemos la tecnología para repararlo, tendremos que hacerlo con conciencia. Lo único cierto es que hay que hacerlo, porque no podemos irnos a vivir a otro lado, como no podemos mudarnos de cuerpo cuando nos enfermamos, sencillamente #NoHayPlanetaB. En mi vida es un mantra y en mi carrera profesional una herramienta para hacer divulgación sobre el calentamiento global y el cambio climático invitando a la acción.
¿El gran problema radica en los seres humanos?
Sí, de hecho, la principal causa del calentamiento global es la acción humana. Eso fue parte de un largo debate científico que no hace muchos años quedó saldado. Sí fuimos y somos nosotros, pero podemos frenarlo.
Cambio climático y calentamiento global, ¿hay manera de frenar ese impacto?
Sí, según expertos de todo el mundo, no podemos revertir lo que ya causamos, pero podemos frenar el aumento de las temperaturas y con ello sus efectos negativos por ejemplo en la aparición de fenómenos climáticos extremos.
¿Hay un compromiso real en políticas ambientales en Colombia?
Hay planes contundentes para avanzar en el uso de energías limpias y hemos tomado el liderazgo en la región en ese sentido junto a países como Chile o Costa Rica. Hay iniciativas recuperando el coral en San Andrés, reforestando bosques en el Amazonas, preservando la biodiversidad que es nuestra gran riqueza, hay gente emprendiendo todo tipo de negocios verdes, hay un espectro enorme de posibilidades.
¿Por dónde comenzar?
Por compartir. Para mí, de los cambios que podemos hacer como individuos para aportarle al planeta, ese es el más valioso. Compartir todo, compartir desde conocimiento hasta el carro. Todo lo que donamos, regalamos, es una compra que estamos evitando y con eso una carga que le estamos quitando al mundo, al que a propósito mantenemos en sobregiro, necesitaríamos casi 2 planetas para producir lo que consumimos en un solo año. Economía colaborativa, gratificante. Empecemos por ahí.
Cambio climático, conciencia ambiental, y la voz de S.O.S por este planeta, ¿Qué tan mal estamos?
Según el panel intergubernamental de expertos sobre el cambio climático, el IPPC, las consecuencias del calentamiento global son irreversibles. Y lo comprobamos a diario cuando recibimos noticias sobre fenómenos climáticos extremos, en todas partes del mundo. Las sequías son más largas y profundas, así mismo las temporadas de lluvias; si hablamos del Caribe los huracanes tienden, por lo menos, a ser más estacionarios y por consiguiente causar mayores daños en tierra; pero si hablamos de Australia o California (EE.UU.), cada año la temporada seca está superando a la anterior, los incendios en estas regiones del mundo cada año son peores que los del año anterior, de hecho, ya reciben nombres, como los tifones. Es decir, sí estamos mal.
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¿Y todo el panorama es así de oscuro?
La primera buena noticia es que el negacionismo climático también está desapareciendo, ya ese no es un enemigo poderoso como lo fue en los 80 y 90, y el reconocimiento de que la acción humana nos tiene ad portas de una tragedia global, finalmente nos tiene tomando acción en todos los niveles, a mí me gusta ponerlo en tres dimensiones, la de los individuos, la del mundo empresarial y la gubernamental y a decir verdad en las tres vemos no solo debate, sino cambios reales, y todo suma.
¿Qué es lo más perjudicial para el nuestro planeta?
La inacción. Uno podría decir que la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, pero el gran problema es la parálisis. Y esa parálisis hoy en día no obedece a falta de información, porque creo que estamos bombardeados de datos y cifras sobre el problema del cambio climático, obedece en parte al pensamiento catastrofista, el que dice: “el mundo igual se va acabar, así que mi botella no hace la diferencia, que limpien otros”. Ese pensamiento se popularizó en los 90, cuando los reportes sobre el calentamiento global no ofrecían alternativas para frenarlo. Ese es el enfoque que hay que cambiar ahora en la divulgación de estos temas.
¿Cómo generar esa conciencia ambiental en el ciudadano?
Mostrando ejemplos de lo que muchos están haciendo y que está funcionando; ofreciendo alternativas para vincularse a todas las iniciativas posibles y haciéndole ver que no solo es parte del problema, es parte de la solución. El día a día de cada uno determina el futuro de todos y eso es un hecho. El mundo ya se ha enfrentado antes a desafíos similares, en términos de adopción de nuevas tecnologías en corto tiempo, que es una de las acciones que podemos tomar ahora al mudarnos a la energía limpia; pero hay que hacerlo, no solo hablarlo.
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¿Qué es “No hay planeta B”?
Stephen Hawking, que en una época de su gran desarrollo investigativo, buscó sin éxito un planeta similar al nuestro en el universo, decía que los seres humanos tenemos la tecnología suficiente para destruir la tierra, pero no para repararla... Si Hawking no pudo encontrar el planeta B y si aún no tenemos la tecnología para repararlo, tendremos que hacerlo con conciencia. Lo único cierto es que hay que hacerlo, porque no podemos irnos a vivir a otro lado, como no podemos mudarnos de cuerpo cuando nos enfermamos, sencillamente #NoHayPlanetaB. En mi vida es un mantra y en mi carrera profesional una herramienta para hacer divulgación sobre el calentamiento global y el cambio climático invitando a la acción.
¿El gran problema radica en los seres humanos?
Sí, de hecho, la principal causa del calentamiento global es la acción humana. Eso fue parte de un largo debate científico que no hace muchos años quedó saldado. Sí fuimos y somos nosotros, pero podemos frenarlo.
Cambio climático y calentamiento global, ¿hay manera de frenar ese impacto?
Sí, según expertos de todo el mundo, no podemos revertir lo que ya causamos, pero podemos frenar el aumento de las temperaturas y con ello sus efectos negativos por ejemplo en la aparición de fenómenos climáticos extremos.
¿Hay un compromiso real en políticas ambientales en Colombia?
Hay planes contundentes para avanzar en el uso de energías limpias y hemos tomado el liderazgo en la región en ese sentido junto a países como Chile o Costa Rica. Hay iniciativas recuperando el coral en San Andrés, reforestando bosques en el Amazonas, preservando la biodiversidad que es nuestra gran riqueza, hay gente emprendiendo todo tipo de negocios verdes, hay un espectro enorme de posibilidades.
¿Por dónde comenzar?
Por compartir. Para mí, de los cambios que podemos hacer como individuos para aportarle al planeta, ese es el más valioso. Compartir todo, compartir desde conocimiento hasta el carro. Todo lo que donamos, regalamos, es una compra que estamos evitando y con eso una carga que le estamos quitando al mundo, al que a propósito mantenemos en sobregiro, necesitaríamos casi 2 planetas para producir lo que consumimos en un solo año. Economía colaborativa, gratificante. Empecemos por ahí.