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Carolina Ramírez: el teatro para entender lo que pasa

La productora del Festival Mujeres en Escena por la Paz, que desarrolla su edición 30, reflexiona sobre el rol femenino en las artes escénicas y dice que siempre han sido creadoras de pensamiento.

11 de agosto de 2021 - 02:00 a. m.
Carolina Ramírez Muñoz es la productora general del Festival Mujeres en Escena por la Paz, que se extiende hasta el 15 de agosto.   / Archivo particular
Carolina Ramírez Muñoz es la productora general del Festival Mujeres en Escena por la Paz, que se extiende hasta el 15 de agosto. / Archivo particular

Carolina Ramírez Muñoz es socióloga, gestora cultural y productora con más de quince años de experiencia en la elaboración, implementación, circulación y evaluación de proyectos en el área artística, cultural y del patrimonio.

Lleva ocho ediciones liderando el proceso de realización del Festival Mujeres en Escena por la Paz al lado de Patricia Ariza y asegura que este es su evento favorito por tratarse de una actividad con un alto grado de inclusión.

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Este festival, que en 2021 llegó a su edición 30, representa una reflexión social para Carolina Ramírez, quien asegura que le encantaría quitarle la expresión “por la paz”, porque la idea es que en algún momento la paz sea una realidad y no un anhelo.

Llega la edición 30 del Festival Mujeres en Escena por la Paz. ¿Qué la inspira cada día para iniciar esta labor que puede ser titánica?

Son ocho años… Siempre he estado ligada en realidad a las artes, la literatura, las artes plásticas y los trayectos me llevaron a las escénicas, entonces mi inspiración principalmente es el amor a las artes. Si bien mi formación es en sociología, creo que el amor a las artes y a la sociología es lo que me han llevado a seguir en este camino titánico, pues las dos tienen mucho en común, tienen un ejercicio de cohesión social, reconocer los fenómenos sociales y ponerlos en un lenguaje en el que podamos generar unas reflexiones particulares, tratar de entender a la sociedad, y el teatro lo logra desde su lenguaje. El Festival Mujeres en Escena por la Paz para mí, es el encontrarnos con esos lenguajes nuevos, con esas miradas y, sobre todo, creo que es un trabajo arduo por las luchas que hemos emprendido históricamente.

¿Cuál es la magia que tiene este festival de mujeres, qué lo hace único?

Cada festival tiene su magia particular y el de mujeres es el festival que más quiero, que más me gusta hacer por lo que representa para las mujeres, para el movimiento social de mujeres, para la paz. Es el espacio de nosotras, que en realidad no es un espacio excluyente; al contrario, es incluyente, es escuchar los lenguajes de nosotras, no solamente para nosotras, sino para toda la sociedad. El festival nos permite posicionar más nuestro discurso, ser más sororas, más fuertes en el ejercicio de la creación, en nuestro pensamiento, en nuestro hacer, en abrir caminos para otras.

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¿Se puede decir que este estival siempre ha estado en la primera línea por la paz?

Nunca me había hecho esa pregunta. Pienso que el Festival de Mujeres en Escena por la Paz ha estado en primera línea desde hace treinta años y creo que eso definitivamente es gracias a Patricia Ariza, creo que es una mujer que le ha apostado a la paz desde hace más de cincuenta años y el festival, si lo vemos como testigo, lleva treinta años en primera línea por la paz. El ideal es que en algún momento sea solamente Festival de Mujeres en Escena y no por la Paz, esperamos que en algún momento no sea necesario anhelar la paz, porque la estamos viviendo.

¿Festivales como este cambian la perspectiva de género y la inclusión de la mujer en la sociedad?

Reconocer el trabajo de las mujeres en todo el contexto de las artes escénicas y en sus relatos es también un ejercicio de sensibilización, que de alguna manera tiene que incluir a los hombres, a esa interlocución respetuosa entre los géneros, a la concientización sobre una sociedad incluyente, en donde se edifiquen relaciones de equidad, se valore la participación y se construya sobre todo conocimiento de manera conjunta. No es solo reconocer a las mujeres, sino entender que los relatos de las mujeres evidencian un anhelo por recuperar la paz, las raíces desde sus miradas, por recuperar sus territorios ancestrales y fortalecer, sobre todo, sus comunidades, sus ciudades, sus países.

¿En qué radica la diferencia estética en la mirada de las realidades humanas a partir de un planteamiento masculino o femenino?

Históricamente, ha predominado la estética masculina, siempre ha sido dada por los hombres y desde esa premisa se han construido los relatos y la memoria. Incluso en la estética femenina en muchos ámbitos, ha sido sesgada y se ha invisibilizado, se ha estigmatizado y juzgado a las mujeres cuando empezaron a generar su propia estética; entonces, creo que las directoras, dramaturgas y los grupos de teatro están generando sus propias estéticas, sus propios contenidos sus propios imaginarios, su propio lenguaje. La diferencia está en la creación propia. Hemos logrado unas conquistas históricas, hoy podemos decir hay un relato femenino desde diferentes escenarios.

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¿Cuál es la apuesta del evento este año?

La apuesta es volver a los teatros, es volver a vernos con el público, con los artistas, con los grupos. Si bien está la programación virtual, que es el reconocimiento del trabajo que se hizo durante la cuarentena y una oportunidad para aquellos colectivos que no pueden asistir de manera presencial, la apuesta fundamental es regresar al encuentro, volver a habitar la ciudad y sus teatros.

¿Qué tanto han influido en las nuevas narrativas la pandemia y la situación social que atraviesa Colombia?

Sí ha influido, porque varias obras del festival hablan de esos fenómenos sociales presentes en Latinoamérica. La movilización social está y hace parte de las nuevas narrativas, porque las artes escénicas son un espejo social, una forma de catarsis y resistencia. Desde el teatro se ha trabajado el tema de memoria histórica y esas posturas se reflejan en las creaciones y narrativas de muchas directoras y dramaturgas.

Son varios días respirando con las artes vivas. ¿Qué se puede hacer desde lo presencial y virtual?

El festival termina el 15 de agosto; durante estos días, vamos a tener más de 55 funciones de teatro presenciales en los diferentes espacios, más de cincuenta funciones en formato virtual. Danza, performance, teatro, cine, encuentros académicos presenciales en la biblioteca del teatro La Candelaria, talleres y el decimoprimer Encuentro Polifónico, que es el encuentro con las organizaciones sociales de mujeres con los artistas. Será una asamblea de mujeres diversas, del arte, la cultura y el movimiento social. Un encuentro de mujeres y narrativas de la resistencia. Un espacio para el homenaje a las mujeres víctimas desde lo ritual y lo simbólico.

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