Charlie Watts, con su nombre inscrito en la piedra angular del rock
El legendario baterista de The Rolling Stones murió este 24 de agosto, a los 80 años, en un hospital de Londres, Inglaterra. Un melómano de tiempo completo y el encargado de los ritmos en una de las instituciones más sólidas de la industria musical.
Charlie Watts dominó por igual el contenido y la forma. Mientras con una baqueta se encargaba de proporcionar los cimientos para que The Rolling Stones sonaran como ninguna banda en el planeta, con la otra mano sostenía un pincel para otorgarles un halo especial a las propuestas musicales del grupo.
Desde su lugar, una silla en la retaguardia de una de las agrupaciones más sólidas y estables en la industria de la música, Watts determinó cuál sería el estilo que reinaría en la banda. Por su batería desfilarían a lo largo de más de 50 años sus géneros favoritos: el R&B, el blues, el jazz y, por supuesto, Charlie Parker, entendiéndolo como la figura mayúscula que siempre representó para el rockero nacido en Londres (Inglaterra) el 2 de junio de 1941.
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A la par de músico y baterista, Charlie Watts, cuyo nombre de pila es Charles Robert Watts, siempre fue un melómano consagrado. No sufría por lo que no tenía en su colección, ni mucho menos envidiaba las joyas musicales de los demás, más bien armaba plan con los amigos para compartir con ellos algunas recientes adquisiciones y lanzar sobre la mesa sus más preciados tesoros, que iban sonando uno a uno para acabar, como era su costumbre, en una improvisación jazzística de Charlie Parker.
Durante su infancia y adolescencia cosechó un número importante de elepés y de discos de 78 revoluciones, que primero inundaron su cuarto y más adelante se apoderaron de las zonas sociales de la casa de sus padres. Con su vecino y mejor amigo de ese entonces, Dave Green, logró una complicidad especial, y fue tan importante la presencia de Green en la vida de Watts, que fue con él con quien formó su primer proyecto musical.
Además de dedicar horas enteras a la contemplación de las habilidades de Parker en el saxofón o a las destrezas de Thelonious Monk en el piano, decidieron saltar a la tarima, y lo hicieron a finales de la década del 50 con la agrupación Jo Jones All Stars, en la que Dave Green, en el bajo, y Charlie Watts, en la batería, desarrollaban el jazz, el blues e incorporaban, sin tener mucho conocimiento del género, algunos elementos del rhythm and blues.
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En el entorno habitual de Watts se decía que él era melómano de tiempo completo y que en sus ratos libres se dedicaba al diseño gráfico. Tuvo varios contratos publicitarios con impactos locales y, aunque siempre entendía la música vinculada con un desarrollo de imagen, jamás dejó de ejercitarse detrás de la batería tocando como invitado en bares y clubes británicos.
Con los años dedicados al sano ejercicio de apreciar la música, con los meses de entrenamiento como baterista y, sobre todo, con un criterio establecido desde el jazz y el blues, Charlie Watts se dedicó a participar de manera activa en charlas y conversatorios sobre el arte musical, y en una de esas jornadas conoció a quienes serían su segunda familia desde 1962: Mick Jagger, Keith Richards y Brian Jones.
Meses más tarde, estos tres personajes, al lado del desaparecido Ian Stewart (1938-1958), destacado teclista, invitaron a Charlie Watts a unirse al proyecto de The Rolling Stones en reemplazo de Tony Chapman. En 1963 empezó el baterista a ser parte de la nómina de la agrupación rodante y con su presencia el grupo se decidió a incursionar de forma decidida en sonoridades cercanas al blues.
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Jagger, el show; Richards, el talento, Jones, el carácter experimental; Ronnie Wood, la calma, y detrás de ellos estaba Charlie Watts, quien se encargaba de marcar los ritmos y de tomar algunas decisiones administrativas que los otros le confiaban a ojo cerrado, dada su sensatez y sabiduría para encabezar cualquier iniciativa vinculada con la música o alejada de ella.
Muchas veces se dijo que el verdadero líder de The Rolling Stones era Watts, quien a pesar de haber llegado de último a la formación estelar, cosechó una credibilidad dentro y fuera de la banda que lo ubicaba como un interlocutor válido cuando se trataba de desarrollar proyectos colectivos.
Charlie Watts siempre estuvo pendiente de la cotidianidad de The Rolling Stones, incluso lamentó el hecho de no ser parte de la reciente gira No Filter, de la que tuvo que ausentarse por inconvenientes en su salud que le provocaron la muerte este martes 24 de agosto en un hospital londinense.
“Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Ha fallecido en paz en un hospital de Londres, hoy mismo, rodeado de su familia. Watts era un amado marido, padre y abuelo, y también como miembro de The Rolling Stones, uno de los mejores bateristas de su generación. Pedimos que se respete la intimidad de su familia, de los miembros de la banda y de sus amigos más cercanos en este difícil momento”, manifestó el publicista Bernard Doherty.
Charlie Watts murió a los 80 años con su nombre inscrito en la piedra angular del rock y con la convicción de haber liderado desde la retaguardia a The Rolling Stones.
Charlie Watts dominó por igual el contenido y la forma. Mientras con una baqueta se encargaba de proporcionar los cimientos para que The Rolling Stones sonaran como ninguna banda en el planeta, con la otra mano sostenía un pincel para otorgarles un halo especial a las propuestas musicales del grupo.
Desde su lugar, una silla en la retaguardia de una de las agrupaciones más sólidas y estables en la industria de la música, Watts determinó cuál sería el estilo que reinaría en la banda. Por su batería desfilarían a lo largo de más de 50 años sus géneros favoritos: el R&B, el blues, el jazz y, por supuesto, Charlie Parker, entendiéndolo como la figura mayúscula que siempre representó para el rockero nacido en Londres (Inglaterra) el 2 de junio de 1941.
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A la par de músico y baterista, Charlie Watts, cuyo nombre de pila es Charles Robert Watts, siempre fue un melómano consagrado. No sufría por lo que no tenía en su colección, ni mucho menos envidiaba las joyas musicales de los demás, más bien armaba plan con los amigos para compartir con ellos algunas recientes adquisiciones y lanzar sobre la mesa sus más preciados tesoros, que iban sonando uno a uno para acabar, como era su costumbre, en una improvisación jazzística de Charlie Parker.
Durante su infancia y adolescencia cosechó un número importante de elepés y de discos de 78 revoluciones, que primero inundaron su cuarto y más adelante se apoderaron de las zonas sociales de la casa de sus padres. Con su vecino y mejor amigo de ese entonces, Dave Green, logró una complicidad especial, y fue tan importante la presencia de Green en la vida de Watts, que fue con él con quien formó su primer proyecto musical.
Además de dedicar horas enteras a la contemplación de las habilidades de Parker en el saxofón o a las destrezas de Thelonious Monk en el piano, decidieron saltar a la tarima, y lo hicieron a finales de la década del 50 con la agrupación Jo Jones All Stars, en la que Dave Green, en el bajo, y Charlie Watts, en la batería, desarrollaban el jazz, el blues e incorporaban, sin tener mucho conocimiento del género, algunos elementos del rhythm and blues.
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Con los años dedicados al sano ejercicio de apreciar la música, con los meses de entrenamiento como baterista y, sobre todo, con un criterio establecido desde el jazz y el blues, Charlie Watts se dedicó a participar de manera activa en charlas y conversatorios sobre el arte musical, y en una de esas jornadas conoció a quienes serían su segunda familia desde 1962: Mick Jagger, Keith Richards y Brian Jones.
Meses más tarde, estos tres personajes, al lado del desaparecido Ian Stewart (1938-1958), destacado teclista, invitaron a Charlie Watts a unirse al proyecto de The Rolling Stones en reemplazo de Tony Chapman. En 1963 empezó el baterista a ser parte de la nómina de la agrupación rodante y con su presencia el grupo se decidió a incursionar de forma decidida en sonoridades cercanas al blues.
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Jagger, el show; Richards, el talento, Jones, el carácter experimental; Ronnie Wood, la calma, y detrás de ellos estaba Charlie Watts, quien se encargaba de marcar los ritmos y de tomar algunas decisiones administrativas que los otros le confiaban a ojo cerrado, dada su sensatez y sabiduría para encabezar cualquier iniciativa vinculada con la música o alejada de ella.
Muchas veces se dijo que el verdadero líder de The Rolling Stones era Watts, quien a pesar de haber llegado de último a la formación estelar, cosechó una credibilidad dentro y fuera de la banda que lo ubicaba como un interlocutor válido cuando se trataba de desarrollar proyectos colectivos.
Charlie Watts siempre estuvo pendiente de la cotidianidad de The Rolling Stones, incluso lamentó el hecho de no ser parte de la reciente gira No Filter, de la que tuvo que ausentarse por inconvenientes en su salud que le provocaron la muerte este martes 24 de agosto en un hospital londinense.
“Es con inmensa tristeza que anunciamos la muerte de nuestro querido Charlie Watts. Ha fallecido en paz en un hospital de Londres, hoy mismo, rodeado de su familia. Watts era un amado marido, padre y abuelo, y también como miembro de The Rolling Stones, uno de los mejores bateristas de su generación. Pedimos que se respete la intimidad de su familia, de los miembros de la banda y de sus amigos más cercanos en este difícil momento”, manifestó el publicista Bernard Doherty.
Charlie Watts murió a los 80 años con su nombre inscrito en la piedra angular del rock y con la convicción de haber liderado desde la retaguardia a The Rolling Stones.