Ciencia al son de rap

Antes de hacer el programa “Científico por un día”, ¿tenía algún gusto por la ciencia?

Esa misma pregunta me la hicieron cuando hice el casting para ser parte de la serie y sólo pude responder que la ciencia está al servicio del hombre y eso me generaba mucha curiosidad, entonces se me hacía interesante intentar entenderla desde la propuesta que se estaba planteando, que es desde lo cotidiano, pero más allá de eso, lo mío son las palabras.

¿Qué descubrió grabando el programa?

No estuve en todos los viajes, pero descubrí que hay cabezas colombianas increíblemente valiosas y que son personas comunes y corrientes, que intentan hacer algo bueno, que tienen preocupaciones, intereses y cierto amor, por el que siempre buscan generar un cambio desde lo que saben hacer. Hubo un profe que estaba intentando encontrar la posibilidad de que el chikunguña y el zika empezaran a desaparecer. También pensaba en quienes buscan llevar agua a lugares apartados del país sin necesidad de hacer un acueducto. Cuando fuimos a encontrarnos con ellos, nos dimos cuenta de que son gente con ideas poderosísimas y de acá, no precisamente la NASA, son colombianos.

¿Hubo algo que siempre se preguntó y pudo resolver?

Creo que la importancia de las abejas para el planeta. Nunca había pensado en la importancia de la polinización y todo lo que eso representa para la humanidad. O, por ejemplo, cómo funcionan los carros eléctricos. Siempre tuve esa curiosidad de qué era lo que estaba pasando con los combustibles, el daño que le están haciendo al planeta y todo lo que representan política y socialmente, y cómo la electricidad es una respuesta. Acá en Bogotá hay alguien que encontró la idea de tener un carro que funcione con energía eólica, la desarrolló y la trabajó, y más allá de que haya encontrado una respuesta, se está desarrollando acá, en nuestro panorama diario.

¿Estaba dentro de sus planes ser presentador?

En realidad, sabía que había un interés, pero en realidad fue la posibilidad de analizar el universo desde lo científico. Pero, en verdad, antes no tenía mucho interés. También es que el programa me invitó a ser yo, como hablo y pienso, y que opinara respecto a algunos temas, y eso creo que permitió que fluyera más el asunto.

¿En qué momento el rap comenzó a hacer parte de su vida?

Apareció en mi vida a los 14 años, en el colegio, por amigos y un primo que empezaron a mostrarme cosas que tenían bastantes contenidos y que me gustaban, y ya ha pasado más de una década, siempre con el gusto de hacerlo. El rap es el sentido de todo lo que tengo en mi vida y lo que me ha permitido ir a ciertos lugares. Lo que busco es que, más allá de ser un rapero que llega a la televisión, es que vean que puedo decir algo más que con seguridad es consecuencia de haber escuchado rap.

Antes de que fuera conocido como Pet Fella se hacía llamar Peter Ban. ¿Por qué esa alusión a Peter pan?

Era una idea que tenía desde que era muy niño y era una sensación de no ser adulto, un poco porque esas responsabilidades agobian, pero en realidad era intentando buscar un lugar y un significado.

¿Qué hizo que tardara cinco años en publicar su primer disco, “Querido Frankie”?

Eso me demoré escribiéndolo, sacando todas las ideas que puse en ese disco. Fueron unos años en los que también buscaba saber quién era yo, que música me gustaba y lo que quería, y apareció ese disco que escribí desde mis 16 hasta los 21 y que abre la puerta de lo que hoy son Los Petit Fellas y lo que representa para mí la vida.

¿Qué viene para Los Petit Fellas?

En diciembre nos despedimos e hicimos algunos shows para despedir Historias mínimas, el primer larga duración de la banda, y ahora estamos trabajando en un disco que amerita que tengamos toda la disposición para hacerlo y crearlo, y poder hallar los lugares en los que aún intentamos lograrlo. Ahora estamos trabajando mucho para mostrarlo y aportar algo desde la música y lo que somos.

¿Qué tipo de cosas lee?

Divago mucho con lo que leo, así que no me caso con ningún autor y puedo leer desde Hemingway hasta tratar de leer a Borges, intentando ver qué pasa en la novela, el cuento o la poesía.

Asegura que la respuesta a muchas cosas es el amor. ¿Cuál es para usted el significado de esa palabra?

Para mí, el amor es despojarse del ser individual para entender las necesidades del otro. El amor tiene siete estados. H indagado mucho en uno que es el romántico, pero hoy está detrás de muchos rostros y emociones. Creo que este proyecto es hecho con amor y con la intención de que algo cambie y que la gente lo comience a entender.

Antes de hacer el programa “Científico por un día”, ¿tenía algún gusto por la ciencia?

Esa misma pregunta me la hicieron cuando hice el casting para ser parte de la serie y sólo pude responder que la ciencia está al servicio del hombre y eso me generaba mucha curiosidad, entonces se me hacía interesante intentar entenderla desde la propuesta que se estaba planteando, que es desde lo cotidiano, pero más allá de eso, lo mío son las palabras.

¿Qué descubrió grabando el programa?

No estuve en todos los viajes, pero descubrí que hay cabezas colombianas increíblemente valiosas y que son personas comunes y corrientes, que intentan hacer algo bueno, que tienen preocupaciones, intereses y cierto amor, por el que siempre buscan generar un cambio desde lo que saben hacer. Hubo un profe que estaba intentando encontrar la posibilidad de que el chikunguña y el zika empezaran a desaparecer. También pensaba en quienes buscan llevar agua a lugares apartados del país sin necesidad de hacer un acueducto. Cuando fuimos a encontrarnos con ellos, nos dimos cuenta de que son gente con ideas poderosísimas y de acá, no precisamente la NASA, son colombianos.

¿Hubo algo que siempre se preguntó y pudo resolver?

Creo que la importancia de las abejas para el planeta. Nunca había pensado en la importancia de la polinización y todo lo que eso representa para la humanidad. O, por ejemplo, cómo funcionan los carros eléctricos. Siempre tuve esa curiosidad de qué era lo que estaba pasando con los combustibles, el daño que le están haciendo al planeta y todo lo que representan política y socialmente, y cómo la electricidad es una respuesta. Acá en Bogotá hay alguien que encontró la idea de tener un carro que funcione con energía eólica, la desarrolló y la trabajó, y más allá de que haya encontrado una respuesta, se está desarrollando acá, en nuestro panorama diario.

¿Estaba dentro de sus planes ser presentador?

En realidad, sabía que había un interés, pero en realidad fue la posibilidad de analizar el universo desde lo científico. Pero, en verdad, antes no tenía mucho interés. También es que el programa me invitó a ser yo, como hablo y pienso, y que opinara respecto a algunos temas, y eso creo que permitió que fluyera más el asunto.

¿En qué momento el rap comenzó a hacer parte de su vida?

Apareció en mi vida a los 14 años, en el colegio, por amigos y un primo que empezaron a mostrarme cosas que tenían bastantes contenidos y que me gustaban, y ya ha pasado más de una década, siempre con el gusto de hacerlo. El rap es el sentido de todo lo que tengo en mi vida y lo que me ha permitido ir a ciertos lugares. Lo que busco es que, más allá de ser un rapero que llega a la televisión, es que vean que puedo decir algo más que con seguridad es consecuencia de haber escuchado rap.

Antes de que fuera conocido como Pet Fella se hacía llamar Peter Ban. ¿Por qué esa alusión a Peter pan?

Era una idea que tenía desde que era muy niño y era una sensación de no ser adulto, un poco porque esas responsabilidades agobian, pero en realidad era intentando buscar un lugar y un significado.

¿Qué hizo que tardara cinco años en publicar su primer disco, “Querido Frankie”?

Eso me demoré escribiéndolo, sacando todas las ideas que puse en ese disco. Fueron unos años en los que también buscaba saber quién era yo, que música me gustaba y lo que quería, y apareció ese disco que escribí desde mis 16 hasta los 21 y que abre la puerta de lo que hoy son Los Petit Fellas y lo que representa para mí la vida.

¿Qué viene para Los Petit Fellas?

En diciembre nos despedimos e hicimos algunos shows para despedir Historias mínimas, el primer larga duración de la banda, y ahora estamos trabajando en un disco que amerita que tengamos toda la disposición para hacerlo y crearlo, y poder hallar los lugares en los que aún intentamos lograrlo. Ahora estamos trabajando mucho para mostrarlo y aportar algo desde la música y lo que somos.

¿Qué tipo de cosas lee?

Divago mucho con lo que leo, así que no me caso con ningún autor y puedo leer desde Hemingway hasta tratar de leer a Borges, intentando ver qué pasa en la novela, el cuento o la poesía.

Asegura que la respuesta a muchas cosas es el amor. ¿Cuál es para usted el significado de esa palabra?

Para mí, el amor es despojarse del ser individual para entender las necesidades del otro. El amor tiene siete estados. H indagado mucho en uno que es el romántico, pero hoy está detrás de muchos rostros y emociones. Creo que este proyecto es hecho con amor y con la intención de que algo cambie y que la gente lo comience a entender.