Gabriel García Márquez.
Foto: El Espectador
La imagen de García Márquez vestido todo de blanco, estrechando la mano del rey Carlos Gustavo de Suecia, todo de negro, al momento de recibir en diciembre de 1982 el Premio Nobel de Literatura, no solo simboliza el punto culminante en su trayectoria como escritor, sino también una circunstancia sin duda feliz para Colombia, “país que la mayoría de la gente instruida del mundo desarrollado –escribió el historiador Eric Hobsbawm a propósito de la aparición de Cien años de soledad– tenía problemas para ubicar en el mapa”.