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El actor Johnny Depp se encargó personalmente de protagonizar una nueva polémica para añadir a su largo historial de escándalos y salidas de tono a su paso el jueves por el festival de Glastonbury (Inglaterra), donde acabó especulando con la posibilidad de que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, corra un destino similar al de uno de sus antecesores más ilustres, Abraham Lincoln, durante una breve presentación que en principio solo debía servirle para hablar de algunas de las películas más destacadas de su filmografía.
El intérprete, que había sido invitado para abrir la jornada inaugural de uno de los escenarios del evento, llamado Cineramageddon y dedicado exclusivamente a las películas, empezó reflexionando sobre una de sus cintas más aclamadas, The Libertine (2004), antes de su proyección para terminar divagando sobre las consecuencias que podrían derivarse de un magnicidio en Estados Unidos en pleno siglo XXI.
"¿Podemos traer a Trump aquí? Creo que necesita ayuda y existen un montón de lugares maravillosos y oscuros a los que podría ir", bromeó ante el entregado público antes de hacer referencia al hecho de que fue un actor como él, John Wilkes Booth, el que acabó con la vida de uno de los mandatarios de mayor prestigio en la historia norteamericana. "¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente? Es solo una pregunta, no estoy insinuando nada, pero ya sé que esto va a acabar en la prensa. Será horrible, no lo dudo, y me encanta que ustedes sean parte de todo ello", afirmó a continuación.
En su intento por arreglar la situación y rebajar la repercusión futura que puedan tener sus palabras, el irreverente artista no dudó en evitar cualquier tipo de comparación con el colega de profesión que pasó a los libros de historia por acabar con la vida de Lincoln, desligándose incluso de su propia vocación interpretativa.
"Tengo algo más que aclarar, ni siquiera soy un actor. Simplemente miento para ganarme la vida. En cualquier caso, llevo mucho tiempo haciendo esto y creo que ya es momento de irme. Muchas gracias a todos por tenerme hoy aquí", finalizó su alocución entre risas y aplausos.
A diferencia de las acusaciones de malos tratos a su exmujer Amber Heard y del litigio que mantiene actualmente con sus contables por culpa de una cuantiosa deuda contraída con ellos tras varios años dilapidando su patrimonio económico en inversiones millonarias y superfluas, Johnny Depp parece haberse propuesto ahora seguir cultivando su lado más transgresor en el terreno de la política.
Como bien sabe la humorista Kathy Griffin, quien recibió críticas unánimes y perdió varios contratos por simular la decapitación de Trump en una sesión de fotos, o la cantante Madonna, quien llegó a ser investigada por los servicios secretos tras asegurar que soñaba con hacer explotar la Casa Blanca, una estrategia de este tipo puede generar tanta atención mediática como graves riesgos para la imagen pública.