David de Pablos: la evolución del swing
El cantante venezolano, que se dio a conocer por ser parte de la agrupación Salserin, lanza el tema “Hasta el amanecer”, con el que empieza a darle forma a su nuevo álbum, “Con otro swing”. Además, recuerda a sus compañeros Servando y Florentino, y revela sus proyectos como actor.
Tatiana Gómez Fuentes
El venezolano se lanzó al estrellato cuando era un niño y participaba en la icónica orquesta Salserín, al lado de artistas como Servando, Florentino, René, Renny, Jonathan Melo y Omar Acedo, entre otros. David de Pablos pondrá a su público a bailar y cantar, con una fusión perfecta entre la salsa y el género urbano. Hablamos con él en El Espectador y esto fue lo que nos contó:
¿Cómo fueron sus inicios en la música siendo parte de la orquesta Salserín?
Fue muy bonito porque la música para mí siempre ha sido una afición. En ese descubrimiento, cuando uno empieza a profesionalizarse en esta carrera, se da cuenta de todo lo que envuelve el arte de cantar y sobre todo disfrutar con conciencia. Siempre fui muy observador y eso me permitió vivir una etapa maravillosa. Cada país que visito es un viaje al pasado, la gente sigue teniendo mucho cariño por Salserín, por sus temas, y es maravilloso ver cómo las generaciones siguen cantando esa música que hoy en día ya es un clásico y sigue latente en públicos de todas las edades.
“Hasta el amanecer” es su más reciente entrega musical. ¿Cómo fue el regreso a su origen salsero?
Este es el nuevo proyecto que estoy presentando como solista. Hacía dos años que no estaba haciendo música a nivel público, por la pandemia; sin embargo, con mi equipo intentamos rediseñar el proyecto, haciendo propuestas nuevas y ahí es donde nace “Hasta el amanecer”, una fusión entre lo urbano y la salsa cuya composición es de Gianco Gómez —que también ha sido coproductor de artistas como Marc Anthony—, obteniendo un concepto bien definido y una aceptación del público que me parece muy interesante, además de sentirme muy agradecido y bendecido.
Esta es una canción enfocada hacia la rumba y las ganas de bailar. ¿Ese fue el propósito desde el comienzo con esta propuesta?
Desde siempre. Yo me visualizo cuando inicio el proceso creativo de un proyecto imaginándome un concierto lleno, conectándome con la gente, puede ser desde lo romántico, con un piano o desde la salsa, donde la gente la pueda bailar y disfrutar. Si dentro del concepto y el proceso creativo encaja eso, la tarea está hecha. “Hasta el amanecer” encajó perfectamente, porque, dentro de la ecuación de producción, queríamos que tuviera coherencia desde lo urbano hasta lo latino, pero sin dejar de ser bailable. Ese es el concepto y lo tenemos muy claro, desde lo visual, lo musical hasta con el impacto que tenga en la gente, la idea es que se identifiquen con lo que está sonando, pero sin descuidar lo que soy por esencia, que es la salsa, el género del que vengo.
“Con otro swing” es el nombre de su nuevo trabajo musical. ¿Qué significa para usted esa palabra, ese concepto que se desprende del swing?
Para mi el swing es la cadencia con la que se interviene la salsa. Uno puede tener un color de voz agradable, afinación, muchas cualidades vocales, pero el swing lo da la calle. Eso no se aprende en un estudio. Esto siempre ha estado latente en mí y ese concepto también se traduce en un reto, porque cuando logré entrar a Salserín la salsa no era un género que estaba predominando en la juventud y en los niños; entonces, es muy curioso, porque eso lo siento en este momento de mi vida y en esta etapa musical. Quizá la salsa no es el primer género favorito del público, pero los números nos están diciendo que es el camino correcto en el que hay que seguir trabajando.
¿Han surgido nuevos proyectos a partir de este?
Claro. Una película que acabo de terminar y se estrena en 2023, dirigida por Harold Trompetero, que está protagonizada por Jessica Cediel y Diego Camargo. Entonces, empezamos a hacer un trabajo bien estructurado y se empieza a desarrollar todo con números positivos. Me gusta organizar mucho las cosas y tener el control; sin embargo, con esta nueva entrega musical han surgido nuevas dinámicas en mi carrera que se traducen en bendiciones que me sacan de mi zona de confort y puedo resumir en: música, actuación y vida, ese es mi swing.
¿Cuáles son esas raíces heredadas de Salserín que lo traen de nuevo a la escena musical?
Salserín me dejó algo muy claro y es entender los procesos de todo. Cuando empiezo a pasar de lo que hacía como hobby a convertirlo en una profesión, se empieza a desarrollar una evolución como cantante, para desenvolverme en una entrevista, relacionarme mejor, ser más abierto, porque tiendo a ser una persona muy introvertida, pero cuando estoy en mi arte, haciendo música, me transformo y cambio mucho. Entonces, para uno lograr todo ese equilibro y ser coherente con un concepto musical, tiene que existir un proceso.
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¿Cómo vivió esas etapas musicales teniendo como cimiento la salsa desde niño hasta hoy?
Todo se resume en dos momentos. El primero es cuando salgo de la banda y empiezo a desarrollar un proyecto como solista, a pesar de que tenía un concepto claro, porque sabía que había muchas cosas que rodeaban la música, no había podido ejercerlas porque, aunque en Salserín yo era la cara y la voz como parte de un grupo, no tomaba ningún tipo de decisión. Cuando empiezo como solista, me doy cuenta de que hay muchas cosas detrás y empiezo realmente a ser consciente de que la voz es simplemente parte de un proyecto musical.
Luego viene la etapa de la pandemia, donde me cuestiono el porqué quiero seguir haciendo música, cuál es el sentido para seguir adelante en la industria y ahí es cuando empieza intervenir mi vida emocional y mi relación con Dios… la conexión conmigo mismo, así que considero que así se define por completo mi evolución desde el niño de Salserín hasta lo que en día es David de Pablos como solista.
¿David de Pablos hizo amigos al lado de Servando, Florentino y demás compañeros de Salserín, o existe más rivalidad que amistad allí?
Considero que es parte de la madurez también, así como una evoluciona como artista, uno también empieza a evolucionar como persona y se empieza a dar cuenta de que el ego no abre ninguna puerta, que el orgullo tampoco y que creerse mejor que alguien no tiene ningún sentido. Al principio, cuando salimos de la banda ninguno se hablaba con ninguno, incluso en los reencuentros con la banda, los proyectos se quedaban vacíos porque dentro de esa ecuación de relación había muchas circunstancias que no solo se desprendían de parte de ellos, sino también de parte mía. He llegado a la conclusión de que perdimos muchas oportunidades por ego y la pandemia fue una oportunidad para dejar todo atrás. Retomar o mejor aprovechar el tiempo para reactivar relaciones; al final, todos éramos familia y hay que recordar lo bueno, lo enriquecedor y cultivar de nuevo relaciones bonitas. Ahorita considero que todos estamos sintonizados en el mismo canal y eso se llama madurez.
¿Qué se siente regresar a la salsa?
Es regresar a mi esencia, a escuchar clásicos y empezar a buscar elementos que pudieran conectarse con este proyecto nuevo que estoy haciendo. Regreso también a los escenarios. Soy salsero de nacimiento y dentro de ese espacio como solista se han dado muchas propuestas para hacer otro tipo de género, cosas que aunque uno como artista sabe que le pueden convenir de alguna forma, he echado para atrás. Realmente, hay contratos que se han caído porque simplemente he dicho que no me veo haciendo otra cosa. Al final tengo una relación muy estable con mi género y eso no lo cambio por nada en el mundo.
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El venezolano se lanzó al estrellato cuando era un niño y participaba en la icónica orquesta Salserín, al lado de artistas como Servando, Florentino, René, Renny, Jonathan Melo y Omar Acedo, entre otros. David de Pablos pondrá a su público a bailar y cantar, con una fusión perfecta entre la salsa y el género urbano. Hablamos con él en El Espectador y esto fue lo que nos contó:
¿Cómo fueron sus inicios en la música siendo parte de la orquesta Salserín?
Fue muy bonito porque la música para mí siempre ha sido una afición. En ese descubrimiento, cuando uno empieza a profesionalizarse en esta carrera, se da cuenta de todo lo que envuelve el arte de cantar y sobre todo disfrutar con conciencia. Siempre fui muy observador y eso me permitió vivir una etapa maravillosa. Cada país que visito es un viaje al pasado, la gente sigue teniendo mucho cariño por Salserín, por sus temas, y es maravilloso ver cómo las generaciones siguen cantando esa música que hoy en día ya es un clásico y sigue latente en públicos de todas las edades.
“Hasta el amanecer” es su más reciente entrega musical. ¿Cómo fue el regreso a su origen salsero?
Este es el nuevo proyecto que estoy presentando como solista. Hacía dos años que no estaba haciendo música a nivel público, por la pandemia; sin embargo, con mi equipo intentamos rediseñar el proyecto, haciendo propuestas nuevas y ahí es donde nace “Hasta el amanecer”, una fusión entre lo urbano y la salsa cuya composición es de Gianco Gómez —que también ha sido coproductor de artistas como Marc Anthony—, obteniendo un concepto bien definido y una aceptación del público que me parece muy interesante, además de sentirme muy agradecido y bendecido.
Esta es una canción enfocada hacia la rumba y las ganas de bailar. ¿Ese fue el propósito desde el comienzo con esta propuesta?
Desde siempre. Yo me visualizo cuando inicio el proceso creativo de un proyecto imaginándome un concierto lleno, conectándome con la gente, puede ser desde lo romántico, con un piano o desde la salsa, donde la gente la pueda bailar y disfrutar. Si dentro del concepto y el proceso creativo encaja eso, la tarea está hecha. “Hasta el amanecer” encajó perfectamente, porque, dentro de la ecuación de producción, queríamos que tuviera coherencia desde lo urbano hasta lo latino, pero sin dejar de ser bailable. Ese es el concepto y lo tenemos muy claro, desde lo visual, lo musical hasta con el impacto que tenga en la gente, la idea es que se identifiquen con lo que está sonando, pero sin descuidar lo que soy por esencia, que es la salsa, el género del que vengo.
“Con otro swing” es el nombre de su nuevo trabajo musical. ¿Qué significa para usted esa palabra, ese concepto que se desprende del swing?
Para mi el swing es la cadencia con la que se interviene la salsa. Uno puede tener un color de voz agradable, afinación, muchas cualidades vocales, pero el swing lo da la calle. Eso no se aprende en un estudio. Esto siempre ha estado latente en mí y ese concepto también se traduce en un reto, porque cuando logré entrar a Salserín la salsa no era un género que estaba predominando en la juventud y en los niños; entonces, es muy curioso, porque eso lo siento en este momento de mi vida y en esta etapa musical. Quizá la salsa no es el primer género favorito del público, pero los números nos están diciendo que es el camino correcto en el que hay que seguir trabajando.
¿Han surgido nuevos proyectos a partir de este?
Claro. Una película que acabo de terminar y se estrena en 2023, dirigida por Harold Trompetero, que está protagonizada por Jessica Cediel y Diego Camargo. Entonces, empezamos a hacer un trabajo bien estructurado y se empieza a desarrollar todo con números positivos. Me gusta organizar mucho las cosas y tener el control; sin embargo, con esta nueva entrega musical han surgido nuevas dinámicas en mi carrera que se traducen en bendiciones que me sacan de mi zona de confort y puedo resumir en: música, actuación y vida, ese es mi swing.
¿Cuáles son esas raíces heredadas de Salserín que lo traen de nuevo a la escena musical?
Salserín me dejó algo muy claro y es entender los procesos de todo. Cuando empiezo a pasar de lo que hacía como hobby a convertirlo en una profesión, se empieza a desarrollar una evolución como cantante, para desenvolverme en una entrevista, relacionarme mejor, ser más abierto, porque tiendo a ser una persona muy introvertida, pero cuando estoy en mi arte, haciendo música, me transformo y cambio mucho. Entonces, para uno lograr todo ese equilibro y ser coherente con un concepto musical, tiene que existir un proceso.
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¿Cómo vivió esas etapas musicales teniendo como cimiento la salsa desde niño hasta hoy?
Todo se resume en dos momentos. El primero es cuando salgo de la banda y empiezo a desarrollar un proyecto como solista, a pesar de que tenía un concepto claro, porque sabía que había muchas cosas que rodeaban la música, no había podido ejercerlas porque, aunque en Salserín yo era la cara y la voz como parte de un grupo, no tomaba ningún tipo de decisión. Cuando empiezo como solista, me doy cuenta de que hay muchas cosas detrás y empiezo realmente a ser consciente de que la voz es simplemente parte de un proyecto musical.
Luego viene la etapa de la pandemia, donde me cuestiono el porqué quiero seguir haciendo música, cuál es el sentido para seguir adelante en la industria y ahí es cuando empieza intervenir mi vida emocional y mi relación con Dios… la conexión conmigo mismo, así que considero que así se define por completo mi evolución desde el niño de Salserín hasta lo que en día es David de Pablos como solista.
¿David de Pablos hizo amigos al lado de Servando, Florentino y demás compañeros de Salserín, o existe más rivalidad que amistad allí?
Considero que es parte de la madurez también, así como una evoluciona como artista, uno también empieza a evolucionar como persona y se empieza a dar cuenta de que el ego no abre ninguna puerta, que el orgullo tampoco y que creerse mejor que alguien no tiene ningún sentido. Al principio, cuando salimos de la banda ninguno se hablaba con ninguno, incluso en los reencuentros con la banda, los proyectos se quedaban vacíos porque dentro de esa ecuación de relación había muchas circunstancias que no solo se desprendían de parte de ellos, sino también de parte mía. He llegado a la conclusión de que perdimos muchas oportunidades por ego y la pandemia fue una oportunidad para dejar todo atrás. Retomar o mejor aprovechar el tiempo para reactivar relaciones; al final, todos éramos familia y hay que recordar lo bueno, lo enriquecedor y cultivar de nuevo relaciones bonitas. Ahorita considero que todos estamos sintonizados en el mismo canal y eso se llama madurez.
¿Qué se siente regresar a la salsa?
Es regresar a mi esencia, a escuchar clásicos y empezar a buscar elementos que pudieran conectarse con este proyecto nuevo que estoy haciendo. Regreso también a los escenarios. Soy salsero de nacimiento y dentro de ese espacio como solista se han dado muchas propuestas para hacer otro tipo de género, cosas que aunque uno como artista sabe que le pueden convenir de alguna forma, he echado para atrás. Realmente, hay contratos que se han caído porque simplemente he dicho que no me veo haciendo otra cosa. Al final tengo una relación muy estable con mi género y eso no lo cambio por nada en el mundo.
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