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Además de llenar de entusiasmo a la familia real británica, el nacimiento del príncipe Jorge el pasado mes de julio habría desencadenado una serie de cambios en la dinámica diaria que se vive en el palacio de Kensington -residencia oficial de los duques de Cambridge-, entre los que destacaría la expulsión fulminante de la popular mascota del príncipe Guillermo y Catalina: su perro Lupo.
De hecho, desde que la duquesa Catalina presentara en sociedad a su primogénito horas después de su llegada al mundo, la responsabilidad sobre la mascota habría pasado a manos de su hermano, James Middleton, quien estaría encargándose ahora del bienestar del famoso can junto a su pareja, la presentadora de televisión Donna Air.
Aunque la casa real no ha confirmado oficialmente el forzado traslado de Lupo, lo cierto es que el perro brilló por su ausencia durante la tradicional celebración del día de Navidad en el palacio de Sandringham (norte de Inglaterra), ya que Isabel II, ejerciendo de severa anfitriona, habría vetado su presencia para que no causara problemas entre sus adorados corgis.
Así, todo hace indicar que el príncipe Guillermo y la duquesa Catalina han decidido deshacerse del regalo que recibieron de la familia Middleton durante las Navidades de 2011, negando a su mascota los lujos y cuidados de palacio.