El día del regreso de Iron Maiden
Una de las bandas insignes del heavy metal vuelve a Colombia en su gira Somewhere Back in Time. Los siguientes destinos de la agrupación en Latinoamérica serán Ecuador, Brasil, Chile, Perú y Argentina.
Santiago La Rotta
En un momento determinado, el instante preciso, como lo llamó un fotógrafo, todo será silencio y oscuridad, expectativa pura. En un momento la ansiedad será tan grande que se podrá escuchar flotando en el ambiente, como la energía que pasa por los cables de alta tensión. En un momento Dickinson, Harris, Murray, Gers, Smith y McBrain emergerán de la penumbra como dioses de la noche y todo estará bien, la espera habrá terminado.
Entonces, a los gritos de Dickinson y los solos inclementes del trío de guitarras, todos gritarán, como si sus vidas dependieran de ellos: gritarán para espantarse el frío, gritarán para que aquella noche nunca acabe, pero, sobre todo, gritarán para que vuelvan. Hace un año, después de las últimas notas, luego de haber repasado concienzudamente varios de sus “cañonazos”, como los llamó un fanático, muchos lloraron por la partida de Iron Maiden. La gran mayoría recordaba la llegada del avión blanco salpicado con las palabras Iron Maiden en los costados, y con Eddie (una suerte de emblema de la banda) en la cola de la aeronave, que volaba Bruce Dickinson: piloto de día, estrella de rock por la noche.
“We love you Colombia, see you soon” (Los queremos, Colombia, nos veremos pronto), dijeron los irons el 28 de febrero del año pasado. Los cerca de 40.000 fanáticos que respiraban hondo en el Parque Simón Bolívar quisieron creer que sería verdad, pero, a ciencia cierta, todos suelen decir lo mismo. Algunos, frustrados por perderse una presentación que se consideraba única, un dorado en el anaquel de los recuerdos, la emprendieron contra las rejas del parque para protestar contra el destino que los privó de ver un concierto esperado desde que el metal se hizo culto.
Para todos ellos, hijos frustrados de la bestia inglesa y afortunados repitentes, la vida ha sonreído una vez más. Hoy en la noche Iron Maiden se subirá a la tarima en el Simón Bolívar para irradiar grandeza, buena música y agradecimiento con un público que hace un año respondió con todo el aire de los pulmones al soberbio espectáculo de los irons.
De nuevo se vieron las filas a lo largo de esta semana. Ante los medios apareció de nuevo un ejército de mechudos dispuestos a aguantar frío, a que la Policía les levantara las carpas, a que los transeúntes los vieran como una especie de dementes sin oficio ni rumbo; nadie tiene idea quiénes son los señores ya mayores, y con ropa varias tallas más pequeña, que aparecían en afiches y páginas de periódicos. Nada importa, la legión bien lo sabe. Cuando la banda inglesa esté en la cima del escenario, cuando vuelva a sonar Aces High o Hallowed be thy name, cuando Eddie se presente con su gesto macabro, todo habrá valido: los días de campamento, las filas, las requisas y la angustia serán eventos del pasado, pruebas para el penitente que se rinde ante los pies de la doncella.
Al final de la noche, después de haber evacuado varios kilos de aire y sudor, la legión de fanáticos se irá a la casa con el cuerpo deshecho por completo, como si acaso acabara de pasar por una prueba de vida o muerte, aún con los oídos pitando por la sobrecarga de decibeles, oirá una y otra vez la voz atronadora de Dickinson diciendo “Scream for me Colombia”. Para la memoria, para el resto de los días plagados de monotonía, quedarán algunas pocas escenas. Las imágenes certeras, los cuadros precisos, se irán diluyendo en el tiempo hasta ser no más que un puñado de sonidos, un par de luces sobre la oscuridad del olvido capaces, eso sí, de alargar la dicha, de prolongar una felicidad pequeña, pero duradera: la noche en que vi a Iron Maiden.
Anthrax acompañará a Iron Maiden
Los asistentes al concierto de este sábado en el Parque Simón Bolívar saldrán premiados: dos grupos en un solo espectáculo. Junto con Iron Maiden, la gran atracción de la noche y que repiten toque en nuestro país, se presenta Anthrax, la banda estadounidense con más de 20 años de trayectoria, quienes aterrizan en Colombia por primera vez.
La agrupación, conformada por el vocalista Dan Nelson, el bajista Frank Bello, el baterista Charlie Benante y los guitarristas Scott Ian y Rob Caggiano, es reconocida por sus mezclas de thrash metal con rap, que comenzaron con los acercamientos a Public Enemy, pioneros del hip hop, a finales de los ochenta.
En un momento determinado, el instante preciso, como lo llamó un fotógrafo, todo será silencio y oscuridad, expectativa pura. En un momento la ansiedad será tan grande que se podrá escuchar flotando en el ambiente, como la energía que pasa por los cables de alta tensión. En un momento Dickinson, Harris, Murray, Gers, Smith y McBrain emergerán de la penumbra como dioses de la noche y todo estará bien, la espera habrá terminado.
Entonces, a los gritos de Dickinson y los solos inclementes del trío de guitarras, todos gritarán, como si sus vidas dependieran de ellos: gritarán para espantarse el frío, gritarán para que aquella noche nunca acabe, pero, sobre todo, gritarán para que vuelvan. Hace un año, después de las últimas notas, luego de haber repasado concienzudamente varios de sus “cañonazos”, como los llamó un fanático, muchos lloraron por la partida de Iron Maiden. La gran mayoría recordaba la llegada del avión blanco salpicado con las palabras Iron Maiden en los costados, y con Eddie (una suerte de emblema de la banda) en la cola de la aeronave, que volaba Bruce Dickinson: piloto de día, estrella de rock por la noche.
“We love you Colombia, see you soon” (Los queremos, Colombia, nos veremos pronto), dijeron los irons el 28 de febrero del año pasado. Los cerca de 40.000 fanáticos que respiraban hondo en el Parque Simón Bolívar quisieron creer que sería verdad, pero, a ciencia cierta, todos suelen decir lo mismo. Algunos, frustrados por perderse una presentación que se consideraba única, un dorado en el anaquel de los recuerdos, la emprendieron contra las rejas del parque para protestar contra el destino que los privó de ver un concierto esperado desde que el metal se hizo culto.
Para todos ellos, hijos frustrados de la bestia inglesa y afortunados repitentes, la vida ha sonreído una vez más. Hoy en la noche Iron Maiden se subirá a la tarima en el Simón Bolívar para irradiar grandeza, buena música y agradecimiento con un público que hace un año respondió con todo el aire de los pulmones al soberbio espectáculo de los irons.
De nuevo se vieron las filas a lo largo de esta semana. Ante los medios apareció de nuevo un ejército de mechudos dispuestos a aguantar frío, a que la Policía les levantara las carpas, a que los transeúntes los vieran como una especie de dementes sin oficio ni rumbo; nadie tiene idea quiénes son los señores ya mayores, y con ropa varias tallas más pequeña, que aparecían en afiches y páginas de periódicos. Nada importa, la legión bien lo sabe. Cuando la banda inglesa esté en la cima del escenario, cuando vuelva a sonar Aces High o Hallowed be thy name, cuando Eddie se presente con su gesto macabro, todo habrá valido: los días de campamento, las filas, las requisas y la angustia serán eventos del pasado, pruebas para el penitente que se rinde ante los pies de la doncella.
Al final de la noche, después de haber evacuado varios kilos de aire y sudor, la legión de fanáticos se irá a la casa con el cuerpo deshecho por completo, como si acaso acabara de pasar por una prueba de vida o muerte, aún con los oídos pitando por la sobrecarga de decibeles, oirá una y otra vez la voz atronadora de Dickinson diciendo “Scream for me Colombia”. Para la memoria, para el resto de los días plagados de monotonía, quedarán algunas pocas escenas. Las imágenes certeras, los cuadros precisos, se irán diluyendo en el tiempo hasta ser no más que un puñado de sonidos, un par de luces sobre la oscuridad del olvido capaces, eso sí, de alargar la dicha, de prolongar una felicidad pequeña, pero duradera: la noche en que vi a Iron Maiden.
Anthrax acompañará a Iron Maiden
Los asistentes al concierto de este sábado en el Parque Simón Bolívar saldrán premiados: dos grupos en un solo espectáculo. Junto con Iron Maiden, la gran atracción de la noche y que repiten toque en nuestro país, se presenta Anthrax, la banda estadounidense con más de 20 años de trayectoria, quienes aterrizan en Colombia por primera vez.
La agrupación, conformada por el vocalista Dan Nelson, el bajista Frank Bello, el baterista Charlie Benante y los guitarristas Scott Ian y Rob Caggiano, es reconocida por sus mezclas de thrash metal con rap, que comenzaron con los acercamientos a Public Enemy, pioneros del hip hop, a finales de los ochenta.